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CUADERNOS DE VIAJE

ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA...... MOJACAR

ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA...... MOJACAR

Acercarse a Mojácar es despertar al asombro. Resulta difícil definir en que siglo estamos y sin embargo en aquellas calles indescriptibles hay una actualidad que nada tiene que ver con la modernidad.

Mojácar no puede ser contada, debe ser vivida en cada paso con el que ascendemos a lo más alto o, dejándonos despeñar por corredores y pasadizos pintados de malvones y rosales.

Dicen que aquí sobrevive, como en ningún otro sitio de Andalucía, una sugestiva fidelidad a su pasado árabe.

Mojácar está emplazada en una atalaya desde la que se domina incluso más allá de lo que ven los ojos. Cuando los griegos llegaron a estas tierras llamaron a este promontorio Atalaya Murgis Akra.

Murgis significa en la altura, de donde surge la derivación latina Moxacar que fue para los árabes la Muxacra que da origen al nombre actual.

Pero no podemos hablar de la Mojácar actual sin hacerlo antes de su localización, su memoria y su pasado morisco.

Se encuentra en una comarca donde la historia nos retrae a 2.000 años A.C.; zona de importantes yacimientos arqueológicos de la edad del Bronce, considerada cuna de la cultura Argárica; ha pertenecido sucesivamente a fenicios, cartagineses, griegos, árabes y cristianos.

La época de mayor auge de Mojácar fue durante su dependencia del Califato de Córdoba y se debe a su situación casi inexpugnable y al número cada vez más importante de habitantes. Como zona fronteriza del Sultanato Nazarí había sido reforzada con torres de vigilancia y defensa, algo muy necesario ya que, codiciada por lo mismo que resulta increíblemente bella, a sus pies se desarrollaron muchas batallas.

El 10 de junio de 1448, durante la Reconquista de todo el sur de la península por los Reyes Católicos, los alcaldes de la comarca se rindieron, acudiendo ante los monarcas. Todos a excepción del de 'Moxacra' por considerarse tan español como los mismos soberanos.

Más que una rendición, lo de Mojácar fue un histórico acuerdo celebrado en la Fuente Pública, en el que se establece un pacto de convivencia entre cristianos, árabes y judíos.

Un pueblo blanco que cae desde lo alto del cerro, desmoronándose y aferrándose al mismo tiempo a las laderas en un increíble juego de equilibrios en medio del verde de los campos y la franja oro y azul de la cercana costa.

Está situado en el sureste de la Península Ibérica, sobre el mar Mediterráneo en la provincia de Almería, a 90 kilómetros de la ciudad capital.

Hasta mediados del siglo XVIII la ciudad vivió épocas florecientes, llegando a contar con más de diez mil pobladores. En este periodo comienza el decaimiento a raíz de extensas sequías que afectan sobremanera la producción agrícola y que en buena parte son la causa de la emigración casi masiva de su gente, primero hacia América del Sur y más tarde hacia las provincias de Cataluña y los países europeos.   
 
¿Cómo podemos explicar, si quiera con un mínimo de exactitud, lo que es esta villa andaluza?

Para visitarla debemos olvidarnos de los automóviles. Apenas si pueden acercarnos a la zona más comercial pero por lo general el ascenso se hace caminando.

Y no habría otra manera de disfrutar ese entorno, tan único que parece dibujado para un cuento de hadas. La arquitectura de característica medieval árabe, no se somete a más niveles ni escuadras que las trazadas por las pendientes.

Desde lo lejos su blancura puede confundirle con las nubes. Mojácar es blanco, impactantemente níveo. En el corazón del pueblo, sólo allí encontramos un edificio de piedra marrón: la iglesia que destaca por los ángulos de sus formas austeras.

Inclinándonos para pasar bajo un arco, subiendo los escalones que nos permiten acceder a la callejuela siguiente o iniciando un descenso que terminará en una esquina que no es tal, en cualquier sitio que estemos de Mojácar, para nada nos asombraría ver saltar duendes o danzar a las hespérides.  
 
La Mojácar actual, aunque visitada por miles de turistas, no se ha dejado poseer por la materialidad de lo predecible. Seguirá siendo una fortaleza casi inaccesible, abriéndose al conquistador, seduciéndolo para poco después mostrarse intransigentemente difícil.

Mojácar tiene alma porque algo tan bello no podría existir sin un soplo celestial que le protegiera.

Y han hecho bien quienes han llevado los nuevos asentamientos a la línea de la costa. Allí están los modernos hoteles, los complejos novísimos, la oferta gastronómica y el movimiento portuario, extendiéndose a lo largo de una faja de arena que le regala una playa de primerísima calidad.

Pero Mojácar es también leyenda y es historia, o es ambas cosas, tan unidas que resultaría imposible desatar el nudo que forman.


 LA MOJAQUERA - Los que llegaban al pequeño pueblo blanco encaramado en un promontorio se vieron sorprendidos por mujeres, las mojaqueras, que cubrían sus rostros con paños cuyo borde sujetaban con los dientes; telas amarillas en la mayoría de los casos, negras cuando estaban de luto.
Mujeres huidizas que subían las empinadas calles con sus cántaros llenos de agua o metían los pies en la fuente y con las piernas al descubierto se dedicaban a lavar la ropa sobre una piedra inclinada.
Los viajeros que llegaban al lugar las bautizaron como 'las tapadas de Mojácar. Las mojaqueras de hoy se sienten orgullosas de aquellas antepasadas. 

 EL INDALO - En una cueva de la comarca, 'Cueva de los Letreros' se encontró el dibujo de un hombre con los brazos extendidos sosteniendo el arco iris. Se trata de una pintura rupestre realizada 2.500 años a.C.
Fue adoptado como tótem de la buena suerte, conocido como 'Muñeco Mojaquero'; desde tiempos inmemorables era pintado en las puertas de la casa para ahuyentar el 'mal de ojo' y preservarlas de las tormentas.
En la década de los setenta un grupo de intelectuales liderados por el consagrado pintor almeriense Jesús de Perciaval decidieron adoptarlo como su amuleto dándole al grupo el nombre de indalianos en honor a San Indalecio, patrono de Almería y al muñeco se le llamó Indalo.
En la actualidad el Indalo representa a toda la provincia de Almería y tener un Indalo en la casa o regalar uno, es regalar suerte y protección.


 
    WALT DISNEY - Nuevamente estamos ante esa línea que divide el mito de la realidad y que da razón a dos partes o les quita sentido a ambas. ¿Nació Walt Disney en Mojácar, hijo de una lavandera de nombre Isabel Zamora Ascencio?.
¿Vivió el genio del cine animado los primeros meses de su vida como José Guizao Zamora?
Quienes cuentan las historias como si fueran leyendas y hacen de las leyendas historias realistas aseguran que su verdadera madre era Isabel, apodada como 'la bicha', y que el pequeño fue el fruto una relación extramatrimonial de ésta con el doctor José Guirao y que madre e hijo emigraron hacia Chicago dónde el niño fue adoptado por los esposos Elías y Flora Disney.
En la década del 50 en una visita a Salvador Dalí el propio Disney le comentó al pintor que había nacido en Almería.
En 1967, después de su muerte llegaron a Mojácar investigadores americanos que estuvieron buscando en los archivos, o lo que queda de ellos luego de la destrucción sufrida por los documentos durante la Guerra Civil.
Desde entonces es vox pópuli que lo que realmente hicieron fue destruir la partida de nacimiento del niño. 
 
 
 LA FUENTE - EN ESTE SITIO TUVO LUGAR LA ENTREVISTA PARA LA ENTREGA DEL PUEBLO ENTRE GARCILASO ENVIADO DE LOS REYES CATÓLICOS Y ALAVEZ ÚLTIMO ALCAIDE MORO DE ESTA CIUDAD:
La contestación de éste a los Soberanos por la demora en rendirles su homenaje fue:
Cristiano. di a tus reyes que no tomen a insulto nuestro modo de proceder. Atiende a mis palabras y exponles fielmente mi pensamiento y la razón de mi conducta. Yo soy tan español como tu.
Cuando llevamos los de mi raza mas de setecientos años de vivir en España nos decis -Sois extranjeros, volved al mar. En África nos aguarda una costa inhospitalaria que de fijo nos dirá como vosotros, y por cierto con mas razón que vosotros: sois extranjeros: Cruzad el mar por donde vinisteis y regresar a vuestra tierra...
Henos aquí entre dos costas que nos niegan la vecindad y el abrigo. -¿Es esto humano?-

Playas paradisíacas que se pierden entre enormes rocas para reaparecer en un remanso de agua cristalina. Un clima envidiable y la naturaleza reinando en todo su esplendor.

Un día la ví y me enamoré de ella. Otro día la visité y me embrujó. Hubo más días y el hechizo fue creciendo ¿queréis ver por qué? Si quieres ver más fotos puedes leer este artículo en: http://www.uruguayinforme.com/news/18112005/18112005_vera_mojacar.htm

Graciela Vera

LOS REYES DE FRAN

LOS REYES DE FRAN

En su rostro Fran refleja toda la ilusión que la visión de los Magos de Oriente trae año tras año a cada niño que, como este pequeño que por pura casualidad está a mi lado mirando la Cabalgata de Reyes, tienen la suerte de mirar con los ojos más inocentes del mundo la caracterización de los legendarios personajes. 
 
Fran, o Nico, o Sergio, o Marce o Fede o Antoñito o Martita o Silvita… no importa el nombre… los niños se unifican en un solo elemento, etéreo pero real y necesario: ilusión.

La ilusión que no será extirpada por los grandes, los que ya dejamos de creer pero nos empeñamos en seguirlo haciendo porque la Cabalgata nos retrae a otros tiempos y a otros sueños. 

Personalmente yo recuerdo un 5 de enero uruguayo de hace tantos años que los detalles casi se han perdido. Un viaje con mis padres desde Carmelo a Montevideo  para ver el ‘Desfile de los Reyes’, un desfile que lamentablemente pocos años después ya no se realizaba y recuerdo otra noche de 5 de enero, años más tarde cuando mis dos hijos mayores reflejaron en sus rostros la misma emoción que hoy vi en el de Fran.
 
Hacía pocas semanas un grupo de aficionados al teatro había representado ‘Otelo’ y los mismos actores trasladaron parte de la escenografía y del vestuario a aquella Noche de Reyes haciendo el deleite de chicos y grandes.

Los pajes cruzaron el Puente sobre el Vacas alumbrando la noche con antorchas encendidas y los Tres Soberanos montados en caballos blancos representaban la confianza de todos en un mundo mejor.

Pero eso quedó en el recuerdo de un Uruguay que está lejos en distancia y en tiempo pero que espero que mis nietos puedan disfrutar.

Disfrutar tanto como Fran cuando vio llegar a los Reyes precedidos por pajes y pastores, entre malabaristas y lanzallamas, rodeados de pitufos y picapiedras; de dragones y de ángeles, al ritmo de bandas musicales, entre risas y aplausos.
 
 
De Reyes y cabalgatas
 
 
En España la víspera del Día de Reyes las horas parecen detenerse para los pequeños, ya no porque deban aguardar a la noche, que a su vez se hace la más larga del año, para recibir los regalos sino porque la hora de inicio de La Cabalgata parece no llegar nunca. 
 
La Cabalgata de Reyes es un desfile en el que son protagonistas los tres magos. Desde Madrid al más perdido pueblo español, el 5 de enero los distintos municipios compiten sanamente por brindar el espectáculo más majestuoso dentro de sus posibilidades; la cabalgata más extensa en duración, más colorida, más alegre, la que reparte más caramelos, la que crea más expectación.  
 
Miles de kilos de golosinas caen en cada ciudad, como lluvia sobre los espectadores y si los niños tratan de coger la mayor cantidad los mayores, padres, abuelos, tíos, hermanos o simplemente ‘ellos’, no se quedan a la zaga.

Para que podamos hacernos una idea digamos que tan sólo en la ciudad de Córdoba se repartieron este año diez mil kilos de caramelos y no fue de las ciudades dónde más golosinas cargaron en alforjas y cajas para arrojar sobre el público. 

En Madrid soldaditos de plomo tocando el tambor descendieron desde 40 metros de altura para anunciar el inicio de la Cabalgata y aquí, en Almería los Magos llegaron acompañados por sus pajes que representaban todas las nacionalidades que conviven en la provincia.

Melchor montando un gigantesco elefante, Gaspar a lomo de camello y, con las alforjas repletas de caramelos el negro Baltasar en su esbelta cabalgadura, llenaron de ilusión las miradas de chicos y grandes porque ¿quién no es un poco niño el 5 de enero cuando los Reyes anuncian su llegada?

Ya resulta innecesario explicar que es una Cabalgata de Reyes, simplemente faltaría aclarar que estos personajes son tan importantes este día que el mismísimo Alcalde da la bienvenida en cada sitio y hasta las Autoridades Eclesiásticas les recibieron en el balcón del Palacio Episcopal almeriense porque los Reyes Magos aúnan un festejo casi pagano de regalos y diversión con la tradición cristiana.

No conozco a Fran. Por casualidad compartimos la alegría de esta Cabalgata. Él con su inocencia de pocos años; yo con los recuerdos de caras ilusionadas dejando un poquito de pasto y agua junto a los zapatitos para que los camellos repongan fuerzas.

Seguro que esta noche soñará con elefantes y pastores, con jinetes y carrozas, con duendes y malabaristas y quizás… quizás yo también lo haga, después de todo Noche de Reyes es noche de ilusiones.
 
 
Regalos y roscones
 
 
La tradición dice que el día de Reyes se desayune el Roscón que obligará a quién encuentre el haba a pagarlo y hará acreedor de la corona de rey a quién le corresponda la otra figura.

Casi tan tradicional como el roscón para desayunar se ha hecho en Almería el chocolate con churros después de la Cabalgata y como el clima ayuda a pesar del invierno, si en el interior de las cafeterías ya no quedan mesas libres ni espacio junto al mostrador, pues las de las aceras se colman de aspirantes a saborear el espeso manjar. 
  
Algunos de los tertulianos cargan bolsas y cajas… son los que han realizado las compras de último momento y que en muchos casos debieron hacer prodigios para conseguir el regalo que faltaba en la lista.

Asombrados presenciamos el insólito espectáculo de estanterías vacías en comercios días antes repletos de juguetes y regalos y dependientes que en la misma puerta despedían a los clientes con un explicativo: ‘No se moleste, no queda nada’.

‘Ya no hay nada’ se podía leer en un escaparate, un cartel que nos hizo sonreír. ¿Fiebre compradora? Como pocos años la gente decidió regalar y por lo visto aquí, en este ‘sur del norte’ ningún niño debe haberse encontrado con los zapatitos vacíos. 

Yo diría que los catastróficos sucesos de los últimos días han hecho sentir a quienes están en esta otra parte del mundo que la vida como tal debe saborearse en el momento actual. Es como si los padres quisieran dar a los hijos más de lo que habían pensado regalarles simplemente porque esta Noche de Reyes están durmiendo junto a ellos. 

No voy a iniciar un debate sobre motivaciones, solamente quise dejar plasmada la realidad de este año en forma de anécdotas. ¡Si hasta los roscones de reyes se agotaron!
 
 
La historia y la leyenda
 
 
Festejar el Día de Reyes sin conocer al menos la historia en la que podemos, o no creer, y sin adentrarnos en la leyenda que podemos, o no disfrutar, resulta casi imposible.

¿Quiénes eran?

¿Existieron realmente?

¿Eran Magos?

¿Pueden llegar, dos mil años después, cada noche entre el 5 y el 6 de enero a millones de hogares?

Algún lector podrá sonreír y yo le pregunto ¿porqué?. No importa quién sea el portador del regalo, ni siquiera si lo deja silenciosamente en la noche sobre un par de zapatitos o si, horas antes lo entregó en mano como contribución de un organismo de caridad, para el que lo recibe es el ‘Regalo de los Reyes’, aunque la razón le diga lo contrario: es el Milagro de Reyes que se repite año tras año.

¿Qué otra cosa que un milagro puede unir en las calles a millones de personas esperando el paso de tres personajes caracterizando a tres seres que nadie puede decir como fueron salvo que la leyenda les ha hecho a uno viejo, al otro joven y al tercero negro, y a todos nosotros nos da la seguridad de que estamos  aguardando el paso de Los Reyes Magos?

La mente puede reclamar sin éxito el equilibrio de la razón. Los niños no se equivocan, y los niños creen y sólo eso basta para que también nosotros lo hagamos.

Según el evangelio de San Mateo los tres Magos de Oriente eran nobles peregrinos que poseían conocimientos astronómicos y astrológicos y que, cada uno desde su tierra, siguieron una estrella que los condujo a Belén, al sitio donde había nacido Jesús. 

En su sabiduría reconocieron a aquel niño como el Rey de todos los hombres y le ofrecieron oro, presente conferido a los reyes; incienso, empleado en el culto de los altares de Dios y mirra, un compuesto embalsamador para los muertos. 

En el siglo VI San Cesáreo de Arlés les confirió la condición de Reyes y desde entonces así se popularizaron entre los cristianos. 

Se sabe que procedían de Oriente y algunos antiguos testimonios de la Iglesia de Siria afirman que procedían de Persia donde existía una casta de magos y astrólogos pero como toda leyenda con raíces de historia se disgrega en supuestos y entonces se les dan otras procedencias como Caldea, donde surgió la astrología e incluso se juega con su número, ¿tres, cuatro, siete, acaso tan sólo dos?; hasta doce Magos se han llegado a nombrar. 

Pero fueron los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar los que desde el siglo IX se popularizaron en la Iglesia. 

Los mismos tres nombres que esta noche serán responsables de la alegría de miles de niños.

Graciela Vera

Almería, en el sur del norte, 05 01 05

Fran es un pequeñín almeriense que en la Noche de Reyes del 2005 tenía los ojos tan enormes de asombro e ilusión que no pude menos que tomarlo como representante universal de la esperanza de los niños, que es la de la humanidad toda. G.V.

CIELO Y MAR AZULES

CIELO Y MAR AZULES

    ROQUETAS DEL MAR

 En el levante almeriense Roquetas de Mar retrae su historia a la época en que los fenicios surcaban el Mediterráneo.

Fueron ellos quienes le dieron vida y los romanos los que le nombrarían, durante los años de dominio sobre la Península Ibérica, Turania. 

La primitiva Turania debió ser abandonada por sus moradores debido a una inundación; actualmente numerosos restos arqueológicos de aquella época han sido hallados en la zona conocida como 'Torrequebrada de los Bajos'. 

Los romanos trasladaron el poblado a la que sería su ubicación definitiva pero sería en el siglo XIV que Yusef I comenzó a fortificarlo para defenderlo del permanente hostigamiento de los piratas. 

Durante la época musulmana se comenzó a explotar las salinas cercanas convirtiéndose la extracción de la sal y la pesca en la principal base de su economía hasta que en épocas recientes los cultivos en invernadero y los sistemas de riego por goteo permitieron el desarrollo de una producción hortícola de primer nivel.

La bonanza que ha traído a la zona estos sistemas de plantaciones serían, no obstante su importancia, espectacularmente superados por las ganancias generadas por la industria del turismo. 

   El desarrollo de Roquetas de Mar como moderno centro turístico comenzó superada la mitad del siglo pasado. Primero fueron tímidos escarceos que con firmeza avanzaron hasta alcanzar el desarrollo urbanístico de la actualidad.

Modernísimos establecimientos hoteleros, una gastronomía que combina  la cocina típica con la mejor oferta internacional, excelentes playas y su historia presta a ser descubierta hacen de Roquetas un destino elegible y elegido durante todo el año. 

Cada vez son más los ciudadanos del norte del continente europeo  y de las Islas Británicas que eligen la provincia de Almería para vacacionar e incluso vivir y Roquetas es, precisamente uno de los sitios preferidos. En la actualidad recibe el 70 por ciento del turismo de la provincia.

   La pesca, la agricultura y el turismo generan bienestar social y económico y ésto hala tras sí,  el crecimiento espectacular de la población  en las últimas décadas.

La cercanía de Roquetas de Mar con Almería capital, menos de diez kilómetros, y la línea casi continua de urbanizaciones sobre la costa posibilita un continuo movimiento vehicular y no son pocas las familias que tienen en este enclave su casa de veraneo.  

Pocas cosas faltan en la oferta que ofrece el entorno roquetero a los visitantes: playas; torres y castillos de los siglos XIV a XVI y , la iglesia del siglo XVIII con su establo mayor, obra de Jesús de Perceval; lagunas saladas donde es posible observar una variedad de aves cuyo colorido y formas hacen las delicias de los amantes de la naturaleza.

Campos de golf de fama internacional o el pequeño puerto pesquero que resulta otro paseo imposible de obviar, como pueden ser otra opción interesante las visitas guiadas a los invernaderos.

En los últimos años se construyó una plaza de toros donde a más de las lidias se realizan conciertos y espectáculos de gran jerarquía artística. 

Roquetas de Mar es un lugar diferente en una provincia en la que la historia salta a cada paso. Un balneario moderno asentado sobre raíces entroncadas con el presente que está allí, esperando ser admirado.

No tengo más que levantar la vista y ver el tintineo de sus luces siguiendo la curvatura de la bahía del otro lado de ésta.

Una cadena de eslabones de oro resaltando en la oscuridad de la noche o una línea de edificios blancos detrás de los cuales el cielo es inmensamente azul, durante el día. 

Almería y Roquetas coquetean con sus luces y con sus playas. 

      LOS CASTILLOS de ROQUETAS 

Una serie de edificaciones con pátina de siglos se encuentran en diferentes estados de conservación. 

La Torre del Esparto, la de Cerrillos y el Castillo de Santa Ana son monumentos andalusíes en tanto que la Torre del Castillico es un claro ejemplo de defensa de la época medieval.
 

Graciela Vera

Almería, en el sur del norte, noviembre 2005

HISTORIA DE UNA SINRAZÓN

HISTORIA DE UNA SINRAZÓN

Mi marido tenía siete años,
siete años y una cesta de pescados,
yo ni siquiera había nacido
en una tierra que de tan lejana
tampoco se hubiera enterado
…………………………………
…………………………………

No es un poema, ni siquiera es prosa lo que quiero escribir, es un retazo histórico de un pueblo y de una guerra entre hermanos de la que el mundo apenas si se acuerda.

La prensa de la época se hacía eco de los sucesos(1). Una treintena de víctimas y cientos de heridos en una de las acciones más incomprensibles de una guerra: la venganza contra el más débil por un hecho, en el que el condenado que debía ser ejecutado no había siquiera intervenido.

A las 5.30 de la mañana del 31 de mayo de 1937 las bombas cayeron en Almería sobre la población desprevenida; había mujeres y niños haciendo cola frente a los puestos de racionamiento.

Tenemos el privilegio de oír la voz de los protagonistas, de los que sobrevivieron a una guerra despiadada donde el odio dividió familias, cortó amistades y dibujo heridas que aún hoy y aunque se quiere pensar que están cicatrizadas, con apenas un roce comienzan a sangrar.

Desde 1936 a 1939 España fue un enorme campo de fusilamiento, un escenario de escarnios donde los dos bandos en pugna olvidaron que todos habían nacido dentro de las mismas fronteras.

La historia, la que está escrita y la otra, la de la gente común que saca a relucir recuerdos resulta tan dolorosa que no podemos menos que estremecernos cuando alguien nos dice (2) (3) … allí, en ese farallón rocoso que lame el mar (paraje de La Garrofa) traían a los que iban a fusilar para que cayeran al agua y así… así ni siquiera había que cavar fosas comunes.

Las fosas comunes que hoy siguen gritando que hubo una época en la que la enajenación se apoderó de los hombres. Y están también los paredones, y las tapias de los cementerios, las que conservan olor a sangre aunque ya sus piedras se hayan disgregado dando paso a la España nueva.

Y están las mujeres humilladas (4) y los niños con hambre; las iglesias quemadas, las monjas violadas, y los exilados en Francia, recluidos en campos de concentración.

Y la incertidumbre, el tormento, el sufrimiento que se tendía como un manto sobre las gentes sin importar el bando. Pero no era un manto protector. No había abrigo bajo ese manto, sólo lágrimas y desesperación.

En aquella España, en aquella Almería, todos se sintieron lastimosamente vejados.

Era una España dividida y Almería había quedado del lado Republicano. La misma situación geográfica y su escasa ubicación estratégica hizo que el ejército de Los Nacionales. La obviaran casi hasta el final de la contienda. El frente de batalla estaba no estaba alejado y las ‘purgas’ eran pan de cada día.

Pero el pan de harina, alimento casi imprescindible, ese faltaba de la mesa de los ciudadanos como faltaba casi todo, o se encontraba en cantidades ridículamente escasas.

En una España empobrecida y hambrienta, Almería representaba la miseria.

Francisco Capulino (conocido artísticamente como Capuleto) renombrado pintor de prestigio internacional, actualmente residiendo en Madrid, recordaba aquel tiempo en que la comida del día consistía para él en un puñado de algarrobas molidas y un vaso de agua por la mañana y, con suerte encontrar algunas frutas silvestres, esencialmente higos, chumbos, granadas, almendras para saciar el hambre durante el resto del día.

Quizás en aquella época hasta pudiera sentirse contento de tener ese puñado de harina de algarroba porque como recuerda, había quién no lo tenía.

Capuleto me habla de aquel bombardeo del que pocos conocen la historia, cree que debería reivindicarse por parte de los almerienses, reclamando una indemnización del gobierno alemán como lo hicieron los vascos por su Guernica.

También recuerda la miseria de entonces y la de los años posteriores y el trigo que tiempo después envió Perón desde Argentina.

No importa si a cambio España pagó con su patrimonio, para los españoles hambrientos aquello fue la salvación. Mi marido me ha explicado muchas veces que hubieran muerto muchos cientos de españoles si no hubieran tenido aquella ayuda. Muertos por inanición en lo que hubiera sido una hambruna descontrolada.

Podemos entonces entender porqué los españoles se sienten identificados con Argentina. Para aquellos millones de desventurados de una España aislada internacionalmente y sin plan Marshall, los barcos cargados de trigo les devolvieron la vida.

Pero volvemos a aquella mañana de un 31 de mayo de 1937.


Mi marido tenía siete años,
siete años y una cesta de pescados,
yo ni siquiera había nacido
en una tierra que de tan lejana
tampoco se hubiera enterado
…………………………………


El acorazado de bolsillo Admiral Scheer y los destructores Albatros, Leopard, Seeadler y Lluchs de la marina alemana se acercaron al puerto de Almería y desde una distancia de doce kilómetros abrieron fuego sobre la ciudad desprevenida. Los proyectiles llovieron sobre la ciudad durante más de media hora destrozando edificios y sembrando muerte.

Treinta y un muertos y cientos de heridos y el recuerdo imborrable en la mente de un niño de siete años.

Enrique había acompañado a ‘la Chacha’ para, mientras la una hacía una cola con la cartilla de racionamiento en la mano, el niño iba ‘a la cola del pescado’. Ya había recibido la ración correspondiente, cuatro pescados medianos que llevaba en un cesto de esparto, dirigiéndose hacia donde estaba la mujer.

Una de las bombas cayó no muy lejos suyo y la onda expansiva le quitó el cesto de las manos. A su corta edad no alcanzaba a comprender lo que ocurría aunque ya sabía lo que era huir a los refugios cuando sonaban las sirenas antiaéreas.

Enrique no podía pensar que estaba viviendo uno de los demenciales insucesos de la guerra civil y después de aquella explosión que por la cercanía le había parecido la mayor, se preocupó de recoger los cuatro pescados caídos en la calle. En esa tarea estaba cuando al levantar la vista vió rodar delante suyo la cabeza de un guardia municipal aún con la gorra puesta.



La historia vista por ojos infantiles, nunca olvidada y recordada por un adulto que como muchos otros que vivieron aquella época, siente la necesidad de olvidar rencores que lamentablemente, España parece encaprichada en no olvidar a pesar de que se niega a recordar la historia que pocos parece, recuerdan.

La comunidad internacional condenó el ataque. En Almería eran sepultados los muertos. Hoy rescatamos un poema del poeta chileno Pablo Neruda queriendo creer que la palabra ‘siempre’ conque lo finaliza tiene el real significado que encontramos en los diccionarios: “en todo y en cualquier tiempo” el recuerdo siempre presente y el olvido latente.

Graciela Vera

Almería, en el sur del norte, 26 de julio 2004

• Foto de la época tomadas por el fotógrafo almeriense Ruiz Marín y publicada en el libro ‘Mujeres en Guerra, 1936-1939’
• Bombardeo alemán de Almería el 31 de mayo de 1937

 

 

(1)

Tercera Resistencia. España en el corazón

El 5 de julio, podíamos leer este poema que Neruda dedica a la ciudad de Almería, tras el terrible suceso ocurrido en la madrugada del 30 de Mayo de 1.937, en el que la ciudad fue bombardeada por un barco alemán)

Un plato para el obispo, un plato triturado y amargo,
un plato con restos de hierro, con cenizas, con lágrimas,
un plato sumergido, con sollozos y paredes caídas,
un plato para el obispo, un plato de sangre de Almería.

Un plato para el banquero, un plato con mejillas
de niños del Sur feliz, un plato
con detonaciones, con aguas locas y ruinas y espanto,
un plato con ejes partidos y cabezas pisadas,
un plato negro, un plato de sangre de Almería.
Cada mañana, cada mañana turbia de vuestra vida
lo tendréis humeante y ardiente en vuestra mesa:
lo apartaréis un poco con vuestras suaves manos
para no verlo, para no digerirlo tantas veces:
lo apartaréis un poco entre el pan y las uvas,
a ese plato de sangre silenciosa
que estará cada mañana, cada mañana.

Un plato para el coronel y la esposa del coronel,
en una fiesta de la guarnición, en cada fiesta,
sobre los juramentos y los escupos, con la luz de vino de la madrugada
para que lo veáis temblando y frío sobre el mundo.

Sí, un plato para todos vosotros, ricos de aquí y de allá,
embajadores, ministros, comensales atroces,
señoras de confortable té y asiento:
un plato destrozado, desbordado, sucio de sangre pobre,
para cada mañana, para cada semana, para siempre jamás,
un plato de sangre de Almería, ante vosotros, siempre.

Pablo Neruda

(2)

En el libro “Mujeres en Guerra. Almería, 1936-1939” la escritora e investigadora Sofía Rodríguez López escribe:

Pese a la pasividad, en todo caso, del “Comité de No Intervención”, la noticia adquiría relieve internacional gracias, entre otros medios, a las informantes rusas que llegaron hasta Almería junto a brigadistas soviéticos, asistiendo al panorama desolador de la “desbandada”, como popularmente se la conoce. Así lo retransmitía la traductora M.Levina:


“¡Cuántas muertes, niños, ancianos y personas inocentes fueron muertas en este éxodo!. Tras la caída de Málaga, el Cuartel General del Frente Sur se estableció en Almería. Aquí V.I.Kiselev ayudó a la organización de las tropas replegadas. En esta importante plaza portuaria, rica en tradiciones revolucionarias, se concentraron varios miles de refugiados, la mayor parte permanecía a la intemperie, pues las autoridades de la ciudad se encontraban desbordadas, incapaces de proporcional techo a una masa tan grande d personas. A pesar de todo ello, se observó en todo momento un gran orden en la ciudad. Los comités de los partidos se encargaban de la evacuación de los huidos. Había que hacerlo lo más rápidamente posible, a fin de evitar más víctimas. La ciudad estaba sometida a bombardeos diarios desde el mar y desde el aire. Fue particularmente cruel el bombardeo del 31 de mayo de 1937, efectuado por buques militares alemanes, y eso que en Almería no existían objetivos militares”.

El bombardeo alemán al que hacen referencia las traductoras rusas, con énfasis y cierta exageración por su parte (ni los bombardeos eran diarios ni se aniquiló a la población), sería el otro gran hito que jalona el triste devenir de la guerra en Almería. El 31 de mayo de 1937, cuando la ciudad empezaba a acomodar a los refugiados malagueños, dispersos por todo el arco mediterráneo, la población se despertaba con los ataques de la escuadra teutona. La causa argumentada: venganza por el bombardeo del acorazado de bolsillo “Deutschland” en aguas de Ibiza, por los aviones republicanos.

A las doce del mediodía, se contabilizaban ya 19 muertes, entre ellas 5 mujeres y un niño, 55 heridos y una cuarentena de casas destruidas. Así lo rememoran ellas.

Dolores Bueso: “Nosotros nos fuimos a un cortijo que teníamos ahí, en Sierra Alhamilla, y allí terminamos de pasar la guerra, y entonces,… el bombardeo alemán. Vimos los siete barcos que bombardearon Almería, que estuvimos viendo el bombardeo desde allí. La primera bomba nos pilló en la cama, pero la segunda nos pilló en el porche del cortijo… allí mirando…”

A Pilar Cassinello le sorprendió el bombardeo cuando estaba trabajando en “Villa María”, donde se había instalado el hospital inglés de Huercal: “Entonces fue el destructor alemán el que vino y ése sí arreó y mató a mucha gente. Pues eché a andar para ver a mi madre, a ver qué es lo que pasaba en Almería. Y mira, fui pisando cristales desde el cementerio hasta aquí al centro, y no me encontré con casi nadie. Es decir, que estaba Almería solitaria, solitaria, solitaria, de cómo estaba la gente de asustada”.
(3)

Sofía Rodríguez López, autora del libro “Mujeres en Guerra, Almería, 1936-1939” nos permite tener una visión de aquellos años. Transcribimos diversos párrafos:

Además, es muy destacable la relación familiar existente entre las reas (madres, hijas, hermanas), que serían sorprendidas en sus domicilios por sus “actividades desleales” en colaboración la “quinta columna” o, simplemente, por ser esposas e hijas de miembros de los partidos de la derecha y “agentes subversivos”. (Pág. 164)


Por último, respecto a la peor de las represiones, la que conllevaba la muerte, hemos consultado un informe emitido de 1943, en el que aparecen tres mujeres y tres menores, entre el total de 716 víctimas de la represión republicana alegadas durante el franquismo.


Por su parte, en la “Relación numérica de asesinados con ocasión de la rebelión marxista, en Almería y su provincia, con separación de sexos, edad y profesiones, de octubre de 1945, firmada por el fiscal instructor, junto a los 686 varones que se enumeraban, entre 16 y 83 años, se adjuntaban 5 mujeres, que, a tenor de la clasificación laboral realizada, debieron ser dos adoratrices y tres amas de casa. (Pág. 166)


Desde el campamento de Jubiles, el 31 de octubre del 36t, un miliciano narraba como llegaron hasta su avanzadilla, unos vecinos de Pórtugos. Ana López García, de 25 años, respondía con timidez y angustia a sus preguntas sobre la represión protagonizada en la Alpujarra por el ensañamiento de los seguidores de Acción Popular:

“Primero mataron a mi padre por el terrible delito de ser socio del Centro Obrero. A mi, por ser hija, me cortaron el pelo a rape y me prohibieron bajo pena de muerte que saliera a la calle. Lo mismo hicieron con todas las hijas, madres, hermanas, compañeras de los trabajadores del pueblo”. (Pág. 158)


Sofía Rodríguez López nació en Alhama, provincia de Almería en 1977. Es licenciada en Humanidades por la Universidad de Almería y becaria del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. Cursó estudios de doctorado en el Programa “Poder y Sociedad en la España Moderna y Contemporánea” realizando su trabajo de investigación sobre el papel de las mujeres en Almería durante la Guerra Civil, dirigida por el profesor Rafael Quiroga-Cheyrouze.

Por el libro que consultamos y del que tomamos párrafos para ilustrar la historia que pretendemos contar, Sofía obtuvo el Diploma de Estudios Avanzados y el Premio Memorial Blas Infante.

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Cuando escuchamos hablar a los de izquierda sobre lo que fue la guerra civil podríamos pensar que todas las atrocidades se cometieron por parte de los Nacionales pero si el recuerdo viene de la otra acera, de la de los derechistas, el horror parecería haber sido implantado por los Republicanos.

¿Cuál fue el primero que tomó venganza sobre la población civil?
¿Qué bando fue el que primero consideró a la mujer como el instrumento para, a través de su humillación, destruir la moral del bando contrario?
¿Porqué en toda guerra la violencia sexual se convierte en un arma?

Los testimonios son aberrantes.

Sofía Rodríguez, utilizando importantes fuentes de investigación, tarea a la que se dedicó exhaustivamente para documentarse con datos fidedignos extraídos de archivos, periódicos y el más importante, el testimonio de las protagonistas, escribe en “Mujeres en Guerra. Almería, 1936-1939”.

Ayer de mañana llegaron a nuestras posiciones varias obreras evadidas de Frente Carretero en unión de sus hijos (…) Una jovencita de 17 años se acerca al grupo y afirma que ella también viene de Córdoba y que si la han pelado no le importa, pues su novio que es miliciano, ha de vengar ese acto salvaje de los rebeldes. Continúan exponiendo algunos hechos y dicen que a los niños por el sólo motivo de levantar el puño les cortaban los brazos” 86

Profundizando en la cuestión, el 6 de octubre se publicaba en portada una entrevista con una de esas mujeres que consiguieron escapar de la muerte, Adoración Vázquez Moya, de 30 años, quien repetía la crónica de los hechos:

Como medida general a las mujeres las conducen a la barbería de “el niño muerto” y las hacen pelar. A otras les hacen beber medio litro de aceite de ricino, y cuando no hay, éste es suplido por gran cantidad de agua caliente (…). No se conforman con cometer el atropello sino que éste es exhibido “para que sirva de ejemplo”. Cuando han cometido un canallesco acto de violación hacen que todas las mujeres, al son de la música vayan a presenciarlo. No respetan edades ni sexos” 87

Finalmente, en otro relato de un evadido de Gibraltar, se describía el crudo retrato de una mujer, apenas salida del parto, a la que asesinaron con el bebé sujeto a su pecho:

La fusilaron en un paredón inmediato a la cárcel, después de haberse mofado de ella, después de escarnecerla. La mujer, fuerte y heroica, lanzó toda clase de maldiciones sobre sus ejecutores y dio vivas a la República antes de caer, atravesadas sus carnes y la carne de su hijito, por el plomo fascista” 89

….. La represión contra las mujeres, constituía un agravio no sólo para su persona, sino también para su familia y los miembros de su clase.

La mutilación de los genitales y los pechos, como símbolos de su potencial capacidad creadora, venía a vulnerar lo más preciado del cuerpo de las mujeres. La privación de libertad, al no poder salir de sus propias casas, reincidía en la esclavitud del espacio privado y del silencio. Por último, los “rapados” y los purgantes, se unían al escarnio de los paseos públicos restándole todos los atributos de su “feminidad” e hiriéndolas en lo más hondo de su ser. 90

3. b. La venganza sobre las derechistas
en la retaguardia republicana.

Como indican estas últimas palabras, no obstante, la represión fue repetida e imitada en los dos bandos porque, a pesar de las diferencias ideológicas, todos combatían por un mismo suelo. Las mujeres, conceptuadas de la misma forma, como objeto sobre el que expiar los delitos del enemigo, sufrirían así también del lado republicano, condiciones terribles que la prensa almeriense nunca plasmó en sus páginas. Muchas de ellas, madres con hijos pequeños como las obreras, fueron encarceladas por los tribunales populares, en los que tampoco parece que hubiera representantes femeninas. Así lo atestiguan los testimonios de algunas vecinas de Almería, defensoras de los rebeldes y su “moralidad cristiana”.

María Cassinello: “Mi abuela fue juzgada y estuvo presa en “Gachas Colorás” por “fanática religiosa y beata civil”. ¿Por qué?, por repartir propaganda fascista que eran los bonos de la tienda-asilo, para que fueran a comer la gente de las cuevas. Bueno, y el día del juicio, cuando terminó dijo “quédense ustedes con Dios”, y mi madre dijo: “la fusilan”. “Gachas Colorás” era la cárcel de mujeres de la barriada de “Los Molinos”. 92

No obstante, las colaboradoras de la sublevación de los nacionales, atestiguaron tormentos horrorosos como apaleamientos, amenazas, reclusiones por espacio de un mes totalmente incomunicadas, vigilancia permanente, registros con los cuerpos desnudos, proposiciones deshonestas, etc.; incluso aparecen varios testigos que llegaron a presenciar como se colgaba a una mujer de una baranda en la presencia de su marido, para golpearla brutalmente 103. En otros casos, la represión de los cuerpos femeninos era doblemente amarga, al sorprender a mujeres embarazadas y hacerlas abortar o, en el caso de los testificantes varones, sobornarles con el propósito de “abrir las barrigas de sus mujeres” para matar a los hijos que estaban engendrando 104.

En relación a estas informaciones, sabemos que las dos religiosas procedentes de Almería murieron en Madrid y que otra de las víctimas era una mujer llamada Catalina Pardo, perteneciente a la Izquierda Republicana y que fue asesinada en los primeros meses del conflicto junto a su marido, por criterios dudosos. También se cita a Amalia Heredia, mujer gitana de Paterna del Río, a la que los vecinos mataron junto a su familia por racismo y no por su implicación política en los acontecimientos de la guerra civil.

Por otra parte, aunque ya hemos advertido la crítica a la que debe someterse tanto la documentación de la Causa General como la información aportada por la prensa republicana o las fuentes orales, totalmente tendenciosos, no podemos dejar de consignar las declaraciones de que disponemos. Tal es el caso de los informes sobre Carmen Godoy Calvache, vecina de Adra y que, hoy por hoy, es la única víctima mortal “probable” de la represión en la retaguardia republicana almeriense. Este es uno de los testimonios:

Entre todos los asesinatos perpetrados por los rojos merece destacarse el de Doña Carmen Godoy Calvache cuya señora se encontraba residiendo en Madrid a cuya capital fueron en su busca los elementos rojos de Adra por orden del ya citado Comité revolucionario y trasladada a este pueblo desde aquella capital; siendo encerrada en calidad de presa en la casa de su propiedad que había sido incautada por el repetido comité y era el local donde éste se había instalado. Que en una de las dependencias de la citada casa y en lugar visible para el público se instaló una jaula en la cual fue encerrada la Doña Carmen Godoy Calvache completamente desnuda, siendo constantemente víctima del escarnio y el ultraje no sólo de los miembros del Comité, siendo también de cuantos elementos rojos acudían al citado lugar. Que no contentos con ello la perversidad de los elementos marxistas antes citados llegó al extremo de encerrar en la citada jaula juntamente con la referida señora y también desnudo, a un imbécil del lugar, ya fallecido, apellidado Checa (…).

Que como persona más directamente encargada de la vigilancia de la referida señora doña Carmen, figuraba una miliciana afiliada a la CNT de la que sólo sabe que se llama Adelina y de la que tiene noticias que ha sido condenada por los Consejos de Guerra Y que en la actualidad se encuentra cumpliendo condena en una prisión de mujeres.

Que la referida doña Carmen Godoy permaneció en tan triste situación, víctima de constantes ultrajes y malos tratos hasta que por orden del repetido Comité revolucionario de Adra fue asesinada en el mes de Diciembre del año mil novecientos treinta y seis, diciéndose en el pueblo que la crueldad de los asesinos llegó al extremo de enterrar viva a la referida señora. Que la Doña Carmen Godoy Calvache era una señora dignísima y bondadosa que hacía mucha caridad a los necesitados, creyendo el que relata que el encono que los marxistas le tenían era debido a la acentuada religiosidad de la doña Carmen Godoy, persona muy afecta a la Causa”.110

3. c. El final de la guerra y “la gran represión”

Al finalizar la guerra, la represión se generalizaría en el “otro bando”, convirtiéndose en la más dura de las venganzas. Sin guardar contemplaciones sobre las tradicionales fronteras impuestas por la edad y el género de las “esencialmente madres” 112, la prensa nos va dejando el rumor de la violencia desaprensiva de los rebeldes y el odio “incivil” de la resistencia antifascista. Estas son las palabras de un vecino de Vélez Rubio, que sin duda debemos considerar con cierta reticencia, al menos en cuanto a sus estimaciones estadísticas:

“De dominar este pueblo los fascistas hubieran asesinado a mil quinientas personas (según la población), entre hombres, mujeres y niños. Eso lo afirmo yo que lo se por dolorosa experiencia. ¿Qué exagero? Eso creía yo, que era una exageración; pero la realidad me hizo comprender hasta el grado de criminalidad que llegan esos malvados, asesinando a cuanto cogen a mano, sa anciano, inválido, “significado” o por “significar”; violando mujeres y escarneciéndolas, pelándolas y dándoles un purgante que consiste en medio litro de aceite ricino con pan. Luego les ponen “UHP” en la frente con un hierro candente y se mofan de ellas paseándolas por las plazas y calles más importantes de la población” 113.

Muchas de estas mujeres serían las responsables de partidos políticos de izquierda de toda la provincia ……………………………………………………… ……………………… ………………

En el archivo del Juzgado Militar de Almería se encuentran informes completos sobre varios centenares de mujeres almerienses condenadas desde tres a doce años de prisión, algunas de las cuales consiguieron conmutar las penas de muerte que se imputaron a las políticas más destacadas o a familiares de los representantes de la autoridad republicana…………………..

86 BROTONS, Joaquín, “Hablando con unas mujeres evadidas de Córdoba”, en ¡ADELANTE!, 4-x-1936.
87 AGUILERA. A., “La bestialidad fascista. Charla con una mujer evadida de los dominios facciosos”, en ¡ADELANTE!, 6-x-1936
89 “Un sargento de la Guardia Civil pone fin a la despedida con una brutal bofetada”, Emancipación, 16-VII-38.
90 Diario de Almería, 23-I-1937: “A las mujeres les cortan el pelo a rape, dejándole un moñito en la coronilla, en donde le ponen un lazo rojo y las pasean por las calles de la ciudad”.
92 Entrevista con María Cassinello (8-I-2001)
103 Ibid. Declaraciones de los Fol.. 41, 232 y 233. “Ultrajando a las mujeres se puede quebrantar y desmoralizar
a los hombres. La violación a menudo ocurre ante los ojos de la familia y de la comunidad. En este sentido es un ataque contra todos, aunque son las mujeres las que sufren físicamente y llevan el peso de la vergüenza y el ostracismo social” (PANOS INSTITUTE, Armas para luchar, brazos… Op., Cit.; p.16)
104 AHN.: Causa General de Almería, Pieza Cuarta -4- Checas, Caja 1161-I (Folios 106, 195 y 193).
110 Declaración del testigo: Antonio ortiga Hita, Director de la Azucarera de Adra y condenado por alta traición a la República y espionaje (Almería, 11-12-1940).AHN, Causa General. Tomo I, Nº 172. EL presunto autor del crimen, por su parte, confesaba que después de matar a Ramón Godoy, “dieron muerte a una señora de esta, llamada Doña Carmen Godoy Calvache, a la que después de toda clase de vejaciones y violarla, en su presencia hicieron la zanja para enterrarla y con una pala dieron varios golpes y la lanzaron dentro, enterrándola sin saber si era viva o muerta”. Nos reservamos su identidad por respetar la privacidad del que fue concejal y dirigente de la CNT de esa localidad (Adra, 23-1-2940. AHN, Causa General de Almería. Tomo I. Folio 1283.)
112- Diario de Almería: 6 y 7-1-1939. NADAL, Antonio, (“Experiencias psíquicas sobre mujeres marxistas
malagueñas. Málaga, 1939”, en Las mujeres y… Op., Cit; p.344) ha estudiado los expedientes médicos de las cárceles donde fueron encarceladas las mujeres cuya lealtad a la República fue calificada de patología. Su edad era “15 a 20 años de edad: 6 (12%; 21 a

113 GARCIA PARTIDA, J., “Por Vélez Rubio no pasó la revolución”, en Juventud Consciente (27-III-1937) Más información en “Relato de unos evadidos. Un monstruo fascista”. Emancipación (14-1-1938)


Podríamos seguir ¿para qué?, los dos bandos son culpables y juzgarlos quizás vaya más allá de los hombres.

 

G.V.

(Con el horror y el temor ante un odio que aún hoy, se percibe latente entre los españoles)

 

EL PRENDIMIENTO

EL PRENDIMIENTO


Seis horas después de la salida; muchas más tarde si tomamos en cuenta los preparativos, los podemos reconocer por los rostros fatigados, el caminar cansino o su descuidado descanso sentados en el borde de la acera.

Es la madrugada del Jueves Santo. Hoy saldrán a la calle el Encuentro, el Silencio que nos estremece, precisamente con su silencio y las Angustias, una de las más esperadas para ver su Paso del Cristo de la Buena Muerte acompañado por la Banda de Guerra  del Tercio Duque de Alba II de la Legión de Ceuta; mañana, viernes, Viernes Santo para los católicos, el Cristo de la Escucha, la Soledad y el Santo Entierro.

Almería escenifica con pasión, la Pasión de Cristo.

Las Hermandades y Cofradías salen a las calles en reverente sacrificio. Dieciocho Hermandades  y otras tantas no agrupadas saldrán a la calle y recorrerán los barrios entre la expectación de la gente.

Fe y curiosidad; convencimiento e incredulidad; ¿quién fue el que hoy reúne muchedumbres como lo hizo hace dos mil años?

El Domingo de Ramos, la Borriquita fue un común en Andalucía. Hay nombres que se repiten, otros que identifican sin equívocos a un lugar.

Santa Cena, Estrella, los Ángeles, la Caridad, Gran Poder, Macarena, Pasión, El Amor, Coronación, Perdón....,  cada primavera en el hemisferio norte, la ciudad que supo llamarse Urci, Porto Magnus, Bayanna, Almirilla, que cobija 130 nacionalidades y es una telaraña de razas, etnias e idiomas, se viste con túnicas nazarenas, se calza sus capirotes y enciende sus cirios.

Cada marzo o abril Almería olvida su pasado cartaginés, fenicio, romano o árabe y saca a la calle las imágenes de la Virgen doliente, de rostro bellísimo bañado en lágrimas y la lleva en andas siguiendo a su hijo condenado el jueves,  muerto el viernes y resucitado el domingo.

La gente apura el paso para ver una y luego otra procesión.  Aplaude el esfuerzo que supone a los costaleros las mecidas de las imágenes, ese peculiar movimiento conque impulsan con renovado brío los pesados tronos.

Se arremolinan para acompañar los Pasos procesionales y alientan en silencio a los penitentes, que con cirios en las manos o cargando cruces simbólicas avanzan calle tras calle.

El perfume de las flores y del incienso se levanta como una tela que cubre el recorrido de los nazarenos; no tienen edades, los hay muy pequeños y los hay ya entrados en años; pocos llevan el rostro descubierto pero muchos llevan descubiertos los pies.

¿Promesa?, ¿sacrificio?, ¿desafío?, ¿o tiene todo ello una explicación más compleja?

Tan compleja como sencillamente difícil es la explicación del significado del vocablo Fe.

ACOMPAÑANDO A LA HERMANDAD
DEL ‘PRENDIMIENTO’

La Cofradía de la Hermandad del Prendimiento fue fundada en 1948. Se la reconoce por  sus túnicas del color del marfil con escapularios y capirotes azules. Lleva tres Pasos, el primero es una representación del Prendimiento de Jesús; el segundo, Jesús cautivo de Medinacelli y el tercero Nuestra Señora de la Merced, magníficas obras de Antonio Joaquín Dubé de Luque de los años 1990, 1997 y 1996 respectivamente.


Mirando pasar el Prendimiento no pude menos que reconocer mi incapacidad de mostrar, con simples palabras, la emoción de presenciar una procesión de Semana Santa.

Emoción o también agitación, turbación, curiosidad, interés, o simplemente insensibilidad. No importa qué, pero su paso dejará alguna huella.

Podemos acompañarla, sin importar el lugar físico donde nos encontremos, a través de unas sencillas, nada profesionales fotografías, que son los ojos con los que este miércoles la vi pasear por las calles viejas de Almería.


  El documento con fotografías y comentarios de los distintos Pasos puede verse en

http://www.uruguayinforme.com/news/14042006/14042006_gravera.htm


Graciela Vera

Almería, en el sur del norte, Semana Santa del 2006.

LOS PREGONES, LAS FIESTAS Y OTRA SEMANA SANTA

LOS PREGONES, LAS FIESTAS Y OTRA SEMANA SANTA

 

Los pregones y por ende los pregoneros tienen una antigua historia en las fiestas de España.

Ya en los siglos XVI y XVII los pregoneros daban la nueva de todas las fiestas de los pueblos. La costumbre quedó relegada al olvido hasta que en las últimas décadas se ha buscado su reinserción en el folclore  español.

En la antigüedad el pregonero daba a conocer con pocas palabras un decreto de la autoridad anunciando y organizando determinados festejos.

Hoy día el pregón se asemeja más a una pieza literaria donde el pregonero de turno deja escapar sin sonrojos sus sentimientos en relación al evento que anuncia.

Ha dejado de ser una reunión casual en una esquina al llamado del pregonero, para convertirse en un acto artístico en el que el pregonero es el eje, pero no monopoliza todo  el centro del acto en el que intervienen diferentes modalidades artísticas.

Muchos pregones se conservan  como verdaderas piezas literarias. Ser pregonero (o pregonera) es un honor pero también una responsabilidad.

Al leer un pregón se está representando a muchas personas en sus sentimientos, deseos y esperanzas y en ese momento el pregonero, sin perder su identidad y sus inquietudes, se hace eco de los reconcomios de otros y los amalgama con los suyos.

El pregón es un razonamiento en voz alta realizado en un sitio público en el que se elogia y anuncia una celebración animando al público a participar de ella. Es un discurso con determinado protocolo que queda liberado al pensamiento del pregonero de turno.

Por eso toda fiesta que se precie, en España, tiene su pregón y en cada región éste tiene su propia idiosincrasia.

Deportes, campeonatos,  arte,  eventos religiosos, cine, carnaval,  Ferias regionales, nada escapa a esta ancestral-nueva tradición. 


          LOS PREGONES DE SEMANA SANTA


Se anuncia la Semana con un pregón y cada Cofradía hace saber su participación a través de su propio pregonero.

Es como la puerta de entrada a la Semana Santa.

En Almería hoy es el domingo anterior al Domingo de Ramos y desde la mañana el movimiento alrededor de las sedes de las Hermandades ha sido intenso.

Para ser leales con la verdad, ese movimiento se ha venido acrecentando desde hace ya varias semanas en las que hemos oído los ensayos de las bandas; visto a los costaleros ensayar los pasos bajo armazones de madera que portarán los Tronos en los que se pasearán las imágenes religiosas.

Hemos observado como el acostumbramiento al peso, que oscilará entre los quinientos y los novecientos kilos, se hace gradualmente cargando sobre las armazones bolsas de material y comprobamos también que el sacrificio, porque de otra forma no podemos concebir el día que les aguarda cuando su Cofradía salga a la calle, se espera como todo lo que se hace en Andalucía con todo acontecimiento que tenga visos de celebración: con una copa llena, una buena tapa, la música y el canto a flor de piel.

Hoy los cofrades pasan con sus túnicas dobladas con cuidado y los capirotes a los que seguramente faltará un último ajuste. Los Hermanos Mayores ponen a punto todos los detalles para evitar los imprevistos y la atención se centra en los comunicados meteorológicos.

Si llueve habrá mucho llanto por la impotencia de no poder pasear sus santos. Nadie en su sano juicio sacaría bajo la lluvia imágenes de una belleza y un valor incuestionables.


         EL PREGÓN DE REBECA


La Iglesia de San Sebastián, en Almería, fue el lugar elegido por la Cofradía del Buen Amor para hacer público su pregón.

Es una Iglesia señorial, muy hermosa, de arquitectura neoclásica; las imágenes que la Hermandad de Cofrades sacará a la calle el Martes Santo, estaban a un costado del Altar Mayor.

El Santísimo Cristo del Amor, obra de Jesús de Perceval y la Virgen del Primer Dolor de José Hervás Benet. Dos bellísimas esculturas de tamaño natural. El Cristo yacente que procesionará erguido a hombros de los costaleros; la imagen de la Madre de Dios ricamente vestida, recibieron las letras cantadas de las saetas y las notas de la música que dio marco al texto del pregón.

Piezas acertadamente elegidas para que guitarra y flauta destacaran en y por su lectura.

La Banda finalizó el acto con un concierto interpretando en primer lugar saetas portuguesas para ejecutar luego un adelanto de las marchas procesionales que retumbarán a lo largo y ancho de las calles que recorrerá también este año.

Rebeca Gómez, la pregonera,  lucía el tradicional peinetón sobre el que caía una mantilla descuidada ¿o artísticamente? colocada.

Vestida totalmente de negro como lo hacen ‘las camareras’ matronas que cuidan del arreglo de las imágenes y participan de las procesiones, Rebeca comenzó la lectura agradeciendo a aquellas personas que sentía más cerca suyo; señaló el honor que representaba para ella ser la pregonera del año 2006 y se emocionó y nos emocionó.

Rebeca Gómez es la Concejala del Área de Recursos Humanos del Ayuntamiento de Almería, es también profesora en la Universidad local, su currículo es extenso y brillante y siempre se olvida agregar, que es además escritora de bellísimos cuentos.

Pero sobre todo es una persona encantadora. Con sus treinta años ha sabido forjar un presente y un futuro también brillantes. Profesional y amiga que me hizo comprender como hasta ahora no lo había logrado, el significado de ser Cofrade.

Con Rebeca dejamos la Iglesia donde se realizaba el acto quedando físicamente en ella. Nos tomó a cada uno de los presentes y nos llevó en alas de sus palabras a un increíble recorrido acompañando en el tiempo al Cristo del Amor y a la Virgen del Primer Dolor.

La vimos niña, asomándose al misterio de la Semana Santa. La sentimos adolescente pidiendo respuestas a esa imagen de rostro bello en su tristeza y la comprendimos hoy, emocionada al relatar el recorrido por las calles de esta Almería que le es tan querida.

Sentimos el dolor, ese dolor que ella describió tan bien. El dolor provocado por horas de marcha, horas acompañando la Fe, porque sólo con Fe se participa del sacrificio de acompañar una procesión de Semana Santa.

Creí descubrir una lágrima más a su emoción cuando sus palabras nos hicieron ver el paso de la Hermandad frente a la Iglesia de la Patrona, como dijo, la Virgen morenita, la virgen que llegó a las costas almerienses para quedarse y porque la trajo el mar se llamó Virgen del Mar.

Yo he visto a Rebeca acompañando también su paseo triunfal por nuestras calles y ahora.... ahora entiendo un poco más el significado de la palabra Fe.

 


Graciela Vera

Almería, en el Sur del Norte, abril 2006

FUEGO Y LUNA

FUEGO Y LUNA


Fuego y luna, gala sin igual que juega este año con la magistral interpretación de un astro espectacularmente cercano.

El 21 de junio*el hemisferio norte celebra el día más largo del año y lo hace de diferentes maneras pero siempre cortejando divinidades y seduciendo fantasías. *Esta fecha es la típica pero algún año el solsticio puede caer un día antes o después, cosa que ocurre por las variaciones de los calendarios.


En las regiones septentrionales del planeta quienes tienen la dicha de estar allí en esta fecha, pueden presenciar un cuadro de increíble belleza: el sol de media noche.

En España la llegada del verano se celebra en la Noche de San Juan, otro ejemplo de esa mixtura tan común en el pueblo español entre lo cristiano y lo pagano.

Se conmemora el nacimiento de San Juan Bautista obsequiando a las hadas y deidades de la naturaleza, con el fuego de la vida.

La fiesta del solsticio de verano tiene tantos años como la misma curiosidad de la humanidad.

Los antiguos llegaron a creer que el sol terminaría por extinguirse ya  que a partir de esta fecha los días comienzan a ser más cortos.

De esta creencia emanan ritos de fuego, de toda clase, con los que ofrendaban sacrificios al sol pidiéndole que no les abandonara.

Se pretendía representar el poder del astro rey y ayudarle a recuperar sus fuerzas.

Con el tiempo comenzaron a encenderse fogatas en las cimas de las montañas y en todo lugar poblado y más tarde empezaron a realizarse procesiones con antorchas.

En algunos lugares se arrojaban ruedas ardiendo, atravesando los campos, desde lo alto de las colinas. Se creía que así se obtendrían mejores cosechas.

Era común que se bailara y saltara alrededor del fuego como forma de purificación y protección contra las influencias del demonio.

También se creía que era una forma de asegurar que el sol renacería.

Científicamente estamos hablando de uno de los dos momentos  del año en el que la distancia angular del Sol al ecuador de la Tierra es máxima. Es el de verano para el hemisferio norte,  cuando el eje de la tierra se inclina 23,5 grados hacia el astro.

Para el hombre, que siempre encontró misterios desentrañables -por imposibles de descifrar o porque no deseaba romper la magia al hacerlo-,  ésta era la noche en la que los dioses estaban prestos a oír sus voces pidiendo por la fecundidad de la madre tierra y de los propios hombres; el momento en el que se debía comenzar a guardar alimentos para soportar el largo invierno que se avecinaba.


  LA NOCHE DE SAN JUAN

Una noche de leyendas fantásticas, cuando las puertas de un mundo encantado se abren para permitir que los privilegiados visiten castillos, grutas y palacios, con el poder de liberar de sus prisiones a las reinas y princesas cautivas por el poder de un embrujo.

La noche en la que nos visitan los duendes; los tesoros se renuevan en las entrañas de la tierra, las plantas medicinales recogidas en el día anterior duplican sus propiedades curativas; el rocío cura ciento y una enfermedades y  los helechos florecen al sonar las doce campanadas.

Noche de leyendas y de desafíos…

si entierras un haba y la vas a ver a la medianoche de San Juan, ésta florecerá;
… el Bautista ha bendecido esta noche las aguas y si te lavas en una  vertiente rostro y cabello te mantendrás joven y bello.
… si a las doce miras la luna y luego la higuera, la verás florecer.
… si en la noche de San Juan miras el espejo verás al diablo.

Miles de leyendas se superponen.

Las jóvenes abrazaban a quién querían por esposo porque se decía que el primero al que rodearan con sus brazos pasada la medianoche las desposaría. No sabemos cuantas quedaron solteras.

Si alguien pretendía aprender a interpretar la guitarra, nada mejor que llevarla esa noche debajo de la higuera o a un cruce de caminos y con seguridad el diablo en persona sería su maestro y el alumno alcanzaría maestría

Mitos que ahora nos arrancan una sonrisa… recelosa, porque en lo profundo de nuestro pensamiento seguro que estamos deseando que los seres etéreos nos concedan los deseos que estamos pidiendo.

Inconscientemente los reclamamos al acercarnos a las hogueras encendidas en esta Noche de San Juan.

El fuego nos predispone para que dejemos de  ser racionales y comencemos a creer en fantasías disfrutando el  gozo de lo irreal.

Fuego y agua… contrasentidos aunados en tradición.

Lavarse la cara enseguida de medianoche, coger flores en la tarde para hacer una corona que llevemos a la fuente cuando sea la medianoche… cada pueblo, cada región tiene su tradición.

Celtas, druidas, griegos, romanos lo hicieron antes que nosotros, por eso esta noche pediré  suerte y salud y saltaré las fogatas por tres veces… cuando sean las doce correré al Mediterráneo e introduciré mis pies en sus aguas y miraré esa luna que este año es tan especial.


LA NOCHE ALMERIENSE  DE SAN JUAN


Es similar a la celebración de otros puntos de España pero no es igual.

Este año tendrá en su haber la vigilia del inicio de los XV Juegos Mediterráneos.

Pero tendrá, compartida con el resto del hemisferio, una luna insólitamente cercana. Fenómeno ¿óptico? que hace 18 años que no se produce y que coloca en el cielo un enorme balón que suaviza su blancura con un reflejo ocre.

Es San Juan y quizás hasta esta luna sea parte del embrujo.

En la mañana se comenzaron a armar las primeras hogueras a lo largo de las playas.

Todo sirve para rendir tributo al fuego… maderos, palos, cartones, muebles en desuso…, no es de extrañar ver un sofá o una mesa coronando alguna de estas altas estructuras que comenzarán a arden antes de medianoche, para estar en su apogeo cuando en el Espolón de la Térmica comience el espectáculo pirocténico que en un principio pocos admirarán, porque la mayoría estará corriendo hacia el agua.

Las tradiciones no esperan… purificar para recibir… la sonrisa es más amplia porque no disimula la esperanza de que la ilusión se haga cierta.

Cuando aún no haya entrado el sol de la tarde del 23 el aroma a sardinas asadas invadirá cada espacio sobre el Paseo Marítimo escapando de las parrillas instaladas sobre la arena… mañana será tiempo de limpieza para las cuadrillas municipales; hoy es hora de deleite para familias, amigos, desconocidos que en el brindis y la invitación de una sardinilla como bocado de bienvenida hacen posible la continuidad de una tradición, fiesta aguardada año a año con real interés.

Almería es así…, España es tal…, la noche de San Juan y el solsticio de verano

Graciela Vera
Junio 23 a 24 de 2005

ENTRE LOS FANTASMAS Y LA FERIA

ENTRE LOS FANTASMAS Y LA FERIA

 Si los fantasmas existen (¿viven acaso los fantasmas?),  no podrían elegir un sitio más hermoso para vivir que ese pueblo abandonado, y por lo mismo,  pueblo fantasma, con el que nos dimos de bruces en pleno corazón de la Sierra de los Filabres. 

Los paisajes almerienses nos ofrecen solamente una opción: el asombro ante la majestuosidad del espectáculo, ya sea en el paisaje casi lunar del Desierto de Tabernas; en las laderas forestadas de pinos  o en la inmensidad árida que parece querer llegar al cielo.  

Filabres, Nevada, Gádor, Alhamilla, Estancias, Almagrera, Oria, Gata…. cada sierra que conforma el paisaje montañoso de la provincia tiene la suficiencia de subyugar, intentando que las retinas se conviertan en cámaras fotográficas, aunque sean incapaces de guardar tanto esplendor. 

Verdes arrancados a la roca y ocres magnificándola bajo el más límpido cielo español.  

 Los ojos impregnados de belleza y de fiesta; porque en la capital se vive el ritmo frenético de  la Feria de Almería  y la ciudad que enraíza nueve siglos cimentados en la topografía cambiante que gestó  esta Almería nueva,  se extiende reclamando su lugar.  

Sabe que dónde hubo mar penetró el valle  y donde hubo ríos los cauces murieron en la voraginosa sed de la tierra seca.  

Y conoce su historia que en siglos de vivencias asimiló las culturas que hoy le dan esta idiosincrasia tan especial que le identifica; humildad y coraje que ha sabido extraer el fruto de la cuna de piedra y arena que hizo simiente.   

Almería es así: contrastes de formas y colores; hoy, aquí, el rojo de los claveles al pelo de las mujeres, las risas y la música estridente; días atrás, allá, el silencio despertado apenas por el roce del viento en las briznas del esparto y las retamas, cuando busca un despeñadero por el que dejarse deslizar en majestuoso silbo.

 Las piedras negras y planas, de origen bituminoso  con las que se construyeron sus muros semi derruidos, surgieron en una de las innumerables vueltas de un camino forestal sin asfaltar,  que bordeando precipicios nos imponía respeto y admiración.  

Enfrente, a la altura de nuestros ojos otros picos tan altos como éstos, entre cumbres alguna nube despistada y sobre nuestros hombros el calor de los rayos de un sol de verano, que en el mes de agosto se hace despótico dictador.  

Tanto Enrique como yo quedamos sin aliento ante el espectáculo. Descendí del coche y seguí caminando, tomando fotos de aquellos  precipicios que se abrían a mis pies y por los que en un increíble equilibrio se sostenían esas arcaicas viviendas que seguramente no merecen perderse en la inexorable ley del tiempo.  

Últimos diez días de agosto, Feria en honor de la Patrona, la Virgen del Mar. 

La fiesta se extiende en dos dimensiones: tiempo y espacio. 

Comienza la Feria del Mediodía con su bullicio en el casco antiguo de la ciudad, las mesas bajo los toldos que cubren las calles por decenas de cuadras tratando de mitigar los casi treinta y cinco grados, que alcanzó el termómetro en estos días, son ocupadas en un santiamén.  

La gente empieza a reunirse sobre el mediodía. Es la hora de los rayos de sol cayendo perpendiculares y es el tiempo de los vestidos de faralaes y los abanicos multicolores.  

Junto a los chiringuitos los porrones de vino y cerveza fresca se alzan para permitir beber sin que los labios los rocen. Una forma tan peculiar de beber de los españoles, originada en principio en la Cataluña payesa, que aprender su técnica a los neófitos nos  lleva tiempo y paciencia y nos obliga a soportar más de un chorreón. 

En el Centro se extienden los toldos con una estructura que pretende asemejarse a las jaimas de los beduinos y que sirven de refugio a la muestra ya tradicional de los alfareros. 

La fiesta no decae; cuando el sol comienza a descender en el horizonte Almería revive con una brisa de mar que distrae al público, que busca ahora la bebida refrescante y estimulante y en los lugares donde se concentran las discotecas, la juventud inicia más temprano un recorrido que saca el ambiente a la calle: por algo es Feria.  

En las cercanías de la Plaza de Toro la gente, la que no ha concurrido al espectáculo, se acerca para ver si esta tarde también los toreros son sacados a hombros por ‘los capitalistas’ que vienen a ser los desheredados de la fortuna, duchos en la técnica del paseillo.     

Habíamos subido hasta las cercanías de  Calar Alto a 2.170 metros de altura. Cerca de mediodía los pinos daban una sensación de frescor en la soledad del lugar y su sombra tornaba umbría la senda, cuando el pie de mi marido oprimió el freno del coche para dar paso a dos majestuosos ejemplares de ciervos ¡Qué cornamentas!; si hubiera tenido el don de San Francisco hubiera bajado para alertarles del peligro, porque por allí, y por kilómetros más, aparecían como único testigo de la presencia del más depredador de los seres del planeta, decenas de carteles: ‘Coto privado de caza’. 

Nos detuvimos ante el refugio de montaña y nos asombró encontrarlo cerrado ¿Tan mal uso habrá hecho la gente de un sitio de necesidad,  como para que sean imprescindibles las llaves?  

En el cartel identificador leímos ‘Refugio Arroyo Berruga – Altitud 1750 m’. Allí, en el primer alto del viaje pudimos contemplar la tozudez de aquellos pinos empeñados en crecer donde la tierra no se sostiene.

 Decir que no había tierra resulta aventurado porque el dedo de polvo sobre el capó del coche conque terminamos el viaje, nos demostró lo contrario y en aquel camino de cornisa, de pocos kilómetros,  que se dilató en horas ante la dificultad del recorrido, con curvas inverosímiles en ángulos cóncavos y convexos, de más de sesenta grados y cientos de metros de caída casi vertical a nuestra derecha, nuestra presencia quedaba señalada por una nube grisácea.  

Allá abajo, del otro lado del agreste valle, a mil seiscientos metros  sobre el nivel del mar un pequeño poblado era nuestro próximo destino. Llegar, casi una hazaña, tanto por la dificultad del trayecto como por la escasa, casi nula señalización.  
 

Para los más pequeños la fiesta comienza más temprano. Concursos para elegir la mascota más simpática o el más representativo dibujo de la Feria; concursos de gastronomía, de cantes, concursos caninos, exposiciones, arte, curiosidades, humor y la Feria que se traslada a los barrios. 

 Para jugar con espuma no se necesita ser pequeño; para participar de la Batalla de Flores tampoco. Este año se cambió el papel picado  por claveles y el nombre de la batalla se hizo realidad. 

Por la mañana, mucho más temprano aún, los cohetes pueden obligarnos a abrir los ojos recién cerrados. Es el día que la  Diana Floreada pasa por el frente de nuestra casa ¡vaya escándalo con que anuncian otro día de Feria! 

 Los Santos, ese es el nombre del caserío. Algo menos de cien habitantes ocasionales; algunos privilegiados que pasan sus vacaciones en el lugar. 

Las viviendas reconstruidas sin cuidar la arquitectura lugareña y una pequeña capilla que invita a la oración conforman un lugar tranquilo, quizás demasiado, tanto que aquí no llegan algunas ventajas del mundo moderno que por rutinarias solemos desdeñar. Hábitos como poder elegir sin restricciones un canal de televisión; la belleza de las montañas se detiene cuando se transforma en aislamiento y vuelve a hacerse ostensible cuando la tecnología da solución a los inconvenientes que en Los Santos, están representados por la falta de un repetidor televisión.  

Aquí también vemos construcciones abandonadas, en ruinas. Muy similares a las que encontraremos más adelante. Pero aquí no hay lugar para los fantasmas; en el poblado hay movimiento y a pesar de ser la hora de la siesta vemos gente en busca de un resquicio de sombra. 

Y también hay una fuente con agua que brota de la roca y hay una niña que caza ranas, y hay  árboles de morera con sus frutos rojos que a Enrique le transportaron a los años de la niñez y a mi me estimularon las papilas gustativas del paladar, y a ambos nos marcaron con el deleite rojo de su jugosa pulpa.       

    
 El largo atardecer almeriense nos introduce en la otra Feria, la de la Noche que no es más que continuación de la del Medio Día.  

Entre ambas hay tiempo para quien gusta del circo que desde este año tendrá un nexo nuevo con Almería: Indalito, el camello que acaba de nacer durante la estancia en la ciudad.  

Miles de bombillas multicolores alumbran el recinto ferial. Las casetas institucionales y particulares tienen un común: baile, canto y el brindis presto para disfrutar con los amigos.  

Y en una esquina, siempre en el mismo sitio una caseta que me sedujo desde el primer año que comencé a disfrutar de la Feria de Almería. Primero fue su identificación: ‘Diario La Voz de Almería’, porque aquel año, recién estrenado el siglo y sintiéndome aún extranjera en esta tierra que ya es mía, el ambiente rezumaba ese olor tan peculiar para los periodistas, de la tinta de las linotipias.  

Que ello es una utopía de los sentidos es posible, más cuando la tecnología ha aseado los talleres gráficos pero,  quienes recordamos una época de antiguas máquinas de escribir y colages en hojas de papel basto para armar los artículos que se pasarían al taller, no podemos olvidar aromas de increíble atracción.

 Después vi las cámaras de Localia y los micrófonos de la Cadena Ser… y no tuve dudas: allí me sentía  en mi salsa y desde entonces el paseo por el lugar se ha hecho obligado cada noche de Feria.  

 El camino continúa un marcado descenso. Arriba, por sobre nuestras cabezas Los Santos se quedan como lo encontramos, quieto, somnoliento entre los troncos rectos que sostienen las ramas de las que cada tanto cae una piña. 

Las piñas secas pueden ser un adorno y como tal en nuestra casa se han convertido en el recuerdo de un día de sensaciones gustadas con los cinco sentidos.  

Respiramos el aroma del bosque, vimos y admiramos  la majestosa tortuosidad de la cadena montañosa, gustamos el sinsabor del agua de fuente natural, oímos los silencios y sentimos la caricia de la brisa.  

También aquella belleza puede ser la antesala del averno; la ausencia casi total de humedad representa un peligro latente: el fuego y en el fuero interno damos gracias porque seamos tan pocos los afortunados que podemos dejar correr el tiempo, sentados sobre una roca estratégicamente ubicada en un improvisado balcón al más agreste cuadro de la naturaleza.  

A lo largo de mil quinientos veinticinco metros se extiende el Real del Ferial y a ambos lados los chiringuitos nos ofrecen los productos mas variados. Ropa, carteras,  bijuterie, artísticos tallados africanos en madera, peluches, herramientas y mucho más se intercalan con la oferta comestible; en determinado sitio el recinto se ensancha en laterales donde se extienden atractivos juegos mecánicos, y la música más estridente, la de las casetas bailables.  

De la semipenumbra de un casi pub pasamos a la estridente iluminación de las calesitas, los autos chocadores, la noria, y esas otras atracciones que de tan solo mirarlas hacen que el corazón se nos escape hacia los pies.  

Vértigo, alborozo, humor, estruendo y una fe religiosa que ensalza y engrandece a la Virgen, soberana de Almería que lleva el nombre del elemento que un día la regaló a este pueblo: Mar.

 Vamos camino de Aldeire, tomando fotos sin saber bien cual paisaje captar y cual, lamentablemente debíamos dejar impoluto. Y allí están. 

Los muros nos atrapan con invisibles brazos y nos atraen, quizás se deba a una fuerza extrasensorial o tal vez, simplemente a la curiosidad tan humana como atrevida.

 Quiero atisbar el interior de una de las pocas viviendas que conservan algo de su techado pero no tengo presente a los habitantes naturales de estos sitos.  

Se trata de dos habitaciones, cada una con su ventana. En la primera no queda nada del techo pero en la segunda está intacto. Al entrar los murciélagos comienzan a revolotear y mi intención es escapar del lugar, pero mi marido desde afuera de la ventana, me insta a no desfallecer.

 Después de un primer, natural rechazo, penetro en un lugar pequeño en el que  una suave penumbra  no impide distinguir restos del blanqueado que ya dejó de ser blanco.  

Si aún quedaba algún animalillo colgando del techo, el flash de la cámara fotográfica sorprendió su tranquilidad. Y si yo di un respingo cuando los vi, imagino el susto que se llevaron los pobres quirópteros cuando sintieron invadido su habitat.

 Tan grande que no dudaron en abandonar las tinieblas protectoras y lanzarse hacia el exterior donde continuaron revoloteando algunos minutos  bajo el incandescente resplandor del sol,  hasta que se perdieron entre otros muros algo más abajo. 

Las piedras se sostienen una sobre otra sin ningún tipo de argamasa, las rocas calzan perfectamente y la solidez de la construcción pudiera haber sido perfecta de no quedar librada a su propia suerte.  

Los caminos hasta las puertas de las casas, intuidos, porque no existentes, nos dejan turbados. Es como seguir una senda urdida por seres que la utilizan sin rozar las piedrecillas y las matas que marcan borrando su trazado. 

Algunas de las viviendas forman un conglomerado pero a otras, distantes entre sí, no resulta nada fácil llegar por la inclinación de la montaña que se empeña en guardar sus secretos.  

Mirando hacia arriba vemos las piedras en las que se asienta una construcción y desde la misma ubicación, girando apenas nuestra cabeza, estamos observando el techo con su chimenea baja de otra casa; ésta que parece ser la más entera, está a menos de cinco metros de distancia.  

Del otro lado del camino que venimos siguiendo hay dos construcciones más. Semi derruidas pero algo más grandes y a ellas ya entro con más seguridad.  

Puedo observar, mirando el suelo, que deben ser utilizadas con frecuencia como redil para rebaños de cabras.  

Vuelvo a cruzar la senda porque aquí no hay fantasmas; seguro que están mirándonos desde aquellas otras, las que desafían el viento con su obscura presencia.

El sábado el pueblo agasaja a la Virgen con ofrendas florales. Las Hermandades de Semana Santa se visten ahora de colores y llevan sus ramos al pie de la imagen.  

Las Camareras de la Patrona ya la han acicalado para la procesión del domingo. La Reina de Almería recorrerá un año más las calles, ahora reverencialmente silenciosas, y si hasta ayer eran las jóvenes las que recibían los piropos, hoy es ella: ¡Guapa!, ¡Virgen bonita!  

Cuando regrese al interior de su templo los fuegos artificiales nos dirán que la fiesta está llegando a su ocaso.  

Aún resta la última noche de orquestas y solaz, y cuando a la una de la noche la traca final estruende en el Paseo Marítimo, el final oficial de la Feria no detendrá el bullicio y otra madrugada desayunando chocolate con churros en los puestos del Real, recién nos harán murmurar, bien quedo porque no quisiéramos que termine: ‘Hasta la próxima Feria de Almería.”

No podemos quedarnos pero sabemos que vamos a regresar.  

Nuestra ruta nos lleva hacia el norte y es otro recodo del camino el que despliega ante nuestra vista la belleza de Aldeire, otro de los pueblos blancos de la provincia.

Graciela Vera 

Almería, en el sur del norte,  28 de agosto de 2004

POR LOS PUEBLOS DE ALMERÍA

POR LOS PUEBLOS DE ALMERÍA

        UNA VISITA A DALÍAS Y SU ENTORNO

Dejamos atrás un mar del color del acero. Un mar seco donde las olas son los desniveles de altura de los plásticos que cubren, hectárea tras hectárea, el poniente almeriense.

Los invernaderos, fuente de riquezas, con suficiencia para transformar en pocas décadas la economía y la forma de vida de la provincia, parecen abrazar cada uno de los pueblos que van surgiendo ante nuestra vista. 

El viajero desprevenido puede ser sorprendido por lo que, a primera vista puede considerarse un caos, propio de la lucha por la supervivencia de las poblaciones ante el empuje del nailon que parece querer engullirlas.

Sin embargo, a poco de observar el paisaje encontramos al hombre atrayendo, ofreciendo, no permitiendo el espacio abierto entre su hábitat y los invernaderos para los que, como en ofrenda, busca más suelo, más roca donde crear vergeles. Son las ciudades como El Ejido, como Dalías o Berja, los núcleos poblados como La Puebla de Vicar, La Mojonera…, los que no dejan que los plásticos se alejen de ellos.

Pasamos por la ciudad de El Ejido, pujante y moderna, y si no nos detenemos en comentarios es porque para ella seleccionamos un espacio aparte. El Ejido requiere conocer la historia, haber visto la comarca pocos años atrás para entender toda la magnitud de lo que se presenta ante nuestros ojos.

Si hasta ayer fue la grandeza de la naturaleza en su más pura expresión, de las sierras ofreciendo sus cumbres y de las rocas en toda la agreste expresión de una tierra sedienta, la que atrapó nuestros sentidos, ahora es la mano del hombre la que nos sobrecoge al conseguir de esa misma sed de agua, un vergel que hace que la región sea conocida como ‘la huerta de Europa’.


EN EL COMIENZO DE LA ALPUJARRA: DALÍAS


La Alpujarra almeriense se extiende en una continuidad de pueblos que iremos visitando para recrearnos en las peculiaridades de cada uno, se nos ocurren los nombres más cercanos a Dalías que es nuestro próximo destino: Pampanito, Balanegra, Santa María del Águila, Celín, Vacía Costales, Alcaudique, Pared de Fuente Nueva, Tarambana…, nombres pintorescos que en muchos casos reafirman la toponímia morisca de los lugares.

Descubrimos a Dalías al dejar un recodo del camino, entre los mismos mares, de hiriente brillo bajo el sol, que veníamos surcando y un verde de frutales y vides que emergen de tierras fértiles que supieron dar sus frutos en toda época.

Es una ciudad pequeña, la primera impresión al verla es la de una forma de pera de la que sobresalen la torre del Ayuntamiento y el edificio de la Iglesia.

Una iglesia que parece antigua pero que es nueva aunque podríamos decir que también parece nueva pero que se pierde en el tiempo.

Ambas expresiones estarían bien porque la iglesia es vieja pero está reconstruida tal como era la que hace casi una década sufrió los efectos devastadores del fuego.

Dijimos que cada pueblo tiene sus peculiaridades y en Dalías nos sorprende la separación edilicia que existe entre la iglesia, el amplio espacio convertido en calles para la circulación de su frente y la plaza del pueblo.

Los espacios libres que se cierran en pasajes, las calles que mantienen una contienda entre la tradición de vías angostas y modernas dobles vías.

Dalías es diferente y decirlo se nos ocurre casi un absurdo porque cada uno de los ciento dos pueblos de la provincia de Almería es diferente a los otros ciento un núcleos poblados donde la tradición se mantiene encerrada en la idiosincrasia de sus pobladores o se abre, sin perderse, a un turismo creciente.

Aquí tenemos la parte nueva, de espacios abiertos que conviven con el trazado irregular de las calles de una ciudad típicamente musulmana. Sus caserones de principios del siglo pasado y finales del anterior que pertenecieron a una burguesía agraria de gustos decimonónicos cuyos huertos dan un aroma especial al aire. Un ejemplo de esas construcciones es el Casino a pocos metros de la Iglesia.

Conocida como ‘el balcón de la Alpujarra al mar’, Dalías se encuentra a escasos doce kilómetros de la costa; concentra en torno a sí, tanta historia que sería imposible reseñarla en pocas líneas. Sus entrañas guardan indicios de la presencia del hombre desde el Neolítico; mucho después serían los iberos, después los romanos y posteriormente los árabes quienes hollarían su tierra.

En el siglo XIX, Dalías alcanzó un gran desarrollo gracias a las minas de galena argentífera y obtuvo por entonces el título de ciudad. Actualmente el bienestar de su gente se bifurca entre los invernaderos y el cultivo de la uva de mesa.


LA FIESTA


Pero el día grande de Dalías, ese en el que pierde la tranquilidad propia de su entorno y hasta el perfume que se aspira en sus calles huye y se difumina bajo el olor a pólvora, es el tercer domingo de septiembre.

Es el día en el que el pueblo procesiona al Santo Cristo de la Luz; las fiestas patronales se han desarrollado durante días pero en esta fecha la ciudad entera parece explosionar en medio del estruendo de miles de cohetes.

La plaza se acondiciona desde temprano con ramilletes de cohetes prontos para hacerlos estallar. Primero serán los globos de colores los que escaparan hacia lo alto pero cuando el Cristo de la Luz asoma a la puerta principal de la iglesia el estruendo se torna ensordecedor.

Acompañará a la imagen que es llevada en andas por sus devotos por las calles dalienses y a su regreso, cuando se acerque nuevamente al templo, entonces parecerá que las entrañas mismas de la tierra estallan. El ocre del humo y el rojo de las detonaciones forman una cortina casi imposible de traspasar. En ese momento Dalías parece estar viviendo su propio cataclismo.


EL MILAGRO DEL CRISTO DE LA LUZ

Nos detuvimos a almorzar en la Fonda Amalia y mientras degustábamos unas sabrosas migas y una ‘fritá’ de pimientos, Rosalía Fernández Gómez dejó por un momento su trabajo como anfitriona, para contarnos sobre aquella fiesta trágica.

No se supo, nos dice, si fueron las tantísimas velas encendidas que sofocaban el ambiente al cerrarse las puertas del templo o si uno de los muchos cohetes tuvo la culpa de lo sucedido.

Y Rosalía recuerda aquella trágica noche en la que la iglesia quedó destruida por el fuego. La gente ya descansaba después de la fiesta cuando unos jóvenes que pasaban por allí vieron que la iglesia estaba en llamas.

Llamaron al sacerdote que por la ventana, mientras se vestía y bajaba, les tiró las llaves de la puerta por donde los jóvenes entraron para tratar de salvar su tesoro más preciado: la talla del Cristo de la Luz.

El altar ya había comenzado a arder y, quemándose las manos, aquellos dalienses se esforzaban por descolgar la pesada imagen. Cuando lo lograron fue cuando ocurrió el milagro, porque no de otra forma podemos entender lo que sucedió.

Los jóvenes, llevando al Cristo de la Luz en vilo llegaron a la puerta del templo y estaban saliendo del mismo cuando se desplomó el techo en llamas.

Todo el pueblo estábamos allí, yo como la mayoría en ropa de dormir… vinieron los bomberos, la gente ayudaba a apagar el fuego… Rosalía se emociona al contarnos los detalles pero sonríe cuando le pedimos que pose junto a la imagen del Cristo que ocupa un lugar importante en el comedor.


CELÍN, EL CORTIJO DE DALÍAS

De Dalías, casi sin dejar una llegamos a la otra, estamos en Celín.

La población de Celín es pequeña, una cortijada de Dalías y así como en la primera destacamos entre los sitios para no omitir en una visita la iglesia parroquial en ésta, no podemos dejar de acercarnos al Templo Parroquial de San Miguel, construido en el siglo XVIII.

Las pocas cuadras que concentran a la población parecen desaparecer entre plantaciones, unas al aire libre, otras bajo plástico. Por calles angostas y desparejas subimos en busca del agua. Esa agua que en esta zona se deja canalizar y cae, corre con fuerza y se desliza en acequias de regadío.

Aquí, el agua tan deseada a pocos kilómetros canta una canción de vida.

Desandamos el camino y, ya de regreso, al pasar por Dalías nos detenemos frente a la Fuente de los Deseos. ¿El nuestro?, regresar, vivir su fiesta, disfrutar de su gastronomía y de la sencilla afabilidad de su gente.

Graciela Vera

Almería, el sur del norte, 26 septiembre 2004


                     

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CIELO ESTRELLADO

CIELO ESTRELLADO

Cada vez que miro el cielo nocturno me estremezco ante la belleza que se presenta a mis ojos.

 La majestuosidad de la luna en cada una de sus fases ha inspirado versos magistrales de poetas geniales. Es hermosa,  sin embargo, a mi me ha atraído siempre, en forma especial, el misterioso lucir de las estrellas.

 ¿Qué puede ser más placentero y producir mayor relax que, tumbada de espaldas, lejos de la luz de las ciudades, mirar esa manta de puntitos tintineantes?

 Cuando vine a España me asombré de su cielo porque es diferente al que yo estaba acostumbrada a contemplar, y no solo porque son otras estrellas.

Yo encuentro en el cielo del hemisferio norte una profundidad mayor, como si la vista viera lo que no se ve, mucho más allá, pero en contrapartida disfruto de muchas menos estrellas que las que brillantes, guardaban mis recuerdos del cielo del Uruguay.

 Muchas noches en las que  busqué la Estrella Polar sin encontrarla, no hacía más que añorar la belleza incuestionable de la Cruz del Sur y deseé explicaciones, temiendo también que la única forma de aprender sobre astronomía fuera enfrascarme en pesados tratados sobre el tema.

 Hace poco, entre los cientos de libros que se dispersan y esconden en los sitios más insólitos de nuestra casa–que pretendemos sean de privilegio para ellos- , encontré  un tratado de “Astronomía Sencilla” escrito por Agustín Melero y firmado por él, en Almería, en el año 1979.

 Confieso que comencé a leerlo con cierta precaución. No era cosa de dejarme apabullar por terminología y frases incomprensibles para el común de los mortales (entre los que me cuento), sin embargo hubieron tres cosas que me alentaron a retirarlo del estante y dejarlo, como quién dice, a tiro de cañón.

Una: la dedicatoria especial y cariñosa a mi esposo y a “su transparente hombría de bien”, lo cual, puesto en boca (o pluma) del autor me dio pauta de que le conocía y quería como amigo.

Dos: El primer párrafo de Melero que parece dedicado a mi y a mis inquietudes: “Muchas personas al contemplar la noche estrellada, se sienten fascinadas por el gran espectáculo del Firmamento. Después de admirarlo, su espíritu se llena de inquietudes y desorientadas preguntas”.

Tres: la descripción que hace el escritor de Almería y que transcribo textualmente a continuación:

“Almería, poema del paisaje y del Sol”

“El golfo almeriense desde la Sierra de Gádor hasta Cabo de Gata estaba a nuestros pies.”

“La ciudad blanca y llana en el centro”

“El mar verde grosularía”

“Se percibían las más gráciles formas y los más ásperos contrastes.”

“En una atmósfera, pura y transparente”.

“Cerrando por la parte de tierra, la Sierra de Gádor con su agudo Pico Dos Hermanas, marca de pescadores desde el mar; La Sierra de Gata, final de cordillera, con su faro. Y al fondo la sierras árabes de Alhamilla y Filabres. La primera acusando las manchas de sus dentellados barrancos. La segunda, alta y segura. Blanca en el invierno, a veces. Siempre envuelta en su lejanía azul.”

“Aquí había todas las combinaciones de color que un corazón puede desear. ¡¡Y el sol!! Sería un milagro que hubiese un día que no tenga un poquito de Sol.”

“Se incendia el horizonte cuando agoniza por Sierra de Gádor
Y termina apagándose en medio de un campo de oro.
Y viene el cielo estrellado de la noche.
Y tiene una sugestión infinita.”

“¡Cómo entonces extrañarnos que se haya escogido los Filabres, para uno de los mayores observatorios del mundo!”

Creo que nadie puede pensar, como no lo pensé yo, que quién comienza un libro sobre astronomía con las letras embebidas de poesía como lo hizo Melero,  pueda llegar a ser un pelmazo. Y lo digo con todo el respeto que me merecen los científicos que queman sus pestañas escribiendo magníficos, pero incomprensibles, al menos para mí, tratados.

¡Cómo me hubiera gustado conocer personalmente a Agustín Melero y que hubiera sido él quién fuese señalándome las estrellas que forman El León, o a Perseo!, puedo afirmar que esa sí sería una clase magistral. ¡Lástima!

Pero desde que lo conozco a través de su libro me gusta pensar que es parte de esas estrellas que tanto admiró, entonces digo: ¡Salud, Agustín!, Enrique y yo disfrutamos de tu sapiencia. Gracias por ello.

Y también nos recreamos con la amenidad de sus enseñanzas en las que  supo unir ciencia y leyenda con extraordinaria fluidez.

Yo, al fin encontré la Estrella Polar formando parte de la Osa Menor, pero seguí insistiendo en que brilla más la Cruz del Sur, sin embargo, no profundicé en la comparación, no tuve tiempo porque, jugando a dibujar El Dragón se me presentó un extraño Hércules y enseguida intenté ver a Géminis.

Yo sigo las líneas imaginarias que me deberían hacer ver ciervos, canes, serpientes pero lo cierto es que me cuesta imaginar un águila en un triángulo con dos patitas. Sin embargo allí están las estrellas que forman cada constelación y no es cosa de ponerme a estas alturas a discutir sobre  nombres.

La lectura de “Astronomía Sencilla” me atrapó al extremo de que, si alguno de ustedes quiere saber un poquito más de ese enjambre de bichitos de luz que todas las noches nos guiñan los ojos desde el espacio, lo recomiendo, tendrán que buscarlo en viejas ediciones, pero sepan que en este libro encontrarán mucho más que un planisferio explicado.

¿Sabían que en la constelación de la Osa Mayor hay una estrella que se llama Mizar-Alcor, que significa “buena vista” y que servía como prueba visual de los guerreros árabes.

O que el planeta Urano tiene un radio de 24.850 kms. y un volumen aproximado a 64 veces el de la Tierra, de la cual su distancia es de 1.440 millones de kilómetros. Quizás sí, porque estos datos son comunes a  cualquier buen tratado de astronomía pero…

¿No creen que es más difícil encontrar su definición mitológica?, resulta ser que  Urano es el Cielo, el infinito, que se casó con la Tierra, llamada Gea, fundando la primera dinastía; la diosa Gea está originada por el espacio ilimitado ó Caos.

No, seguramente en pocos libros sobre astronomía hubiera encontrado la definición mitológica de planetas, constelaciones, estrellas. Eso sí,  datos como que Urano fue descubierto por el astrónomo Herschel creo que estará escrito en todos, pero el porqué a esta persona se la llamaba el Cristóbal Colón del espacio… ¿…?

Ya me escapé de mis estrellas. Y quizás nadie me está leyendo a estas alturas. Espero que si me han abandonado a mi, estén al menos enfrascados en la búsqueda del libro de Melero. Pero yo quería comunicar porqué después de leer “Astronomía Sencilla” quise y admiré  más aún, si es posible, el cielo austral y aprendí sobre él tanto como para ya no tener dudas sobre los porqué que me asaltaban.

Yo, que he vivido bajo la Constelación de Orión estoy totalmente de acuerdo con Melero cuando la describe como una de las más bellas: “para mi su belleza es inigualable”, escribió al tiempo que explica que su cinturón está  formado por estrellas de segunda y tercera magnitud entre las que se encuentra una de las veintitrés más brillantes del universo. Una estrella de un precioso color azul, cuya luz demoró novecientos años en dejarse ver desde nuestro planeta.

¿Y sobre las Tres Marías?, “fascinante e insólita belleza” -dice Melero-.
 
Ahora comprendo porqué junto con la Cruz del Sur las he echado tanto de menos. Bueno, ahora sé que de las cuatro estrellas que forman este último grupo se pueden admirar, una de primera y otra de segunda magnitud, y he podido ubicarlo en los cielos de papel que dibujó Melero, justito entre las patas de El Centauro.
 
Creo que algún día, cuando vuelva a visitar el cielo del Uruguay voy a llevar este libro para buscar y admirar a Rigil Kent, la estrella más cercana a la tierra que, ahora sé,  está ubicada en el arco que forma el cuello de El Escorpión. Y me voy a deleitar con esa estrella que muchas veces, recuerdo, me asombró por su fulgor y que ahora he aprendido que se llama Sirio, y que es la más brillante del cielo.

Pero respecto a Sirio, Melero me contó en su libro sobre su salida heliaca, o sea a menos de una hora de la salida del Sol, que es el momento en que da principio el año egipcio y comienza la inundación del Nilo y, me dijo también (y perdonen que me haya apropiado de sus clases personalizándolas así), que en la Gran Pirámide se construyó un conducto por el que en ese momento y en determinada ubicación del firmamento, la luz de la estrella pasa y brilla sobre la cabeza del Faraón.

Yo solo quería decir que después de haber leído el libro, haberme asombrado y deleitado con el estudioso y el poeta, quise darle las gracias en una forma en la que, seguramente, donde esté, lo sabrá comprender: con un poema en el que pretendí captar la genialidad de su pluma y que no supe titular de otra manera que ASTRONOMIA SENCILLA.

 Graciela Vera

En Almería, el sur del norte a 4 noviembre 2002
(a dos años exactos de haber llegado a este cielo)

          ASTRONOMIA SENCILLA
                A Agustín Melero que me enseñó          
                     a contemplar y a amar el cielo
 

Con la tenacidad del observador
que con sus gemelos de teatro
pretende integrarse al libreto,
buscabas en la majestuosidad del tiempo
la grandeza del cosmos.

Como muestra de eterna poesía
que arrastra implacable
las profundas excitaciones
de dos cuerpos que chocan,
explosionan, se desintegran
en el abandono prematuro,
abriéndose a la ilusión
en una emisión de llamaradas,
captabas con fruición
la belleza del momento,
alimento de tu fantasía
obediente al rigor de la ciencia,

Tus amenas enseñanzas despiertan
la soledad de mis aficiones.
Contemplo un paisaje a la luz del sol,
el mundo se hace bello
por tus sapientes ojos ya ausentes,
asombrados ante las mas hermosas
de las constelaciones.

Son remolinos electrizados,
profundas excitaciones
ante los enjambres de pequeños cuerpos
que giran, saltan y ríen,
emergen de la nada,
domeñando la entropía que los generara,
ofreciendo las respuestas
a inquietantes y desorientadas preguntas.
Belleza de un firmamento estrellado
al que requiebras asombrado:
“¡Afortunados quienes al mirar al cielo
descubren a Dios!”


              Graciela Vera
                

ALMERIA SE VISTE DE FERIA - Primeros días de la Fiesta

ALMERIA SE VISTE DE FERIA - Primeros días de la Fiesta

 

El 22 de agosto no fue para nada un viernes común en la ciudad. A los almerienses, acostumbrados al azul y a no preocuparse ni por paraguas ni por botas de lluvia, el cielo insólitamente gris, y las reiteradas alertas sobre la amenaza de la gota fría, sumados a alguna racha de viento de levante, que no es tan bravo como el de poniente que suele soplar en invierno, pero que es tan picajoso como aquel, les hacía fruncir el seño.

Y no era para menos, era viernes de inicio de Feria. Sin embargo la Virgen del Mar, en cuyo honor se celebra la gran fiesta de la ciudad, estuvo de su parte. Ni gota fría ni viento. Una noche en la que, hasta salieron las estrellas a bichar, de que se trataba esa avenida de luces que trataba de opacarlas.

¿Que, qué es la gota fría?

Perdonen, olvidé que no en todos sitios se tiene conocimiento de este fenómeno meteorológico que puede llegar a descargar hasta cien o más litros de agua por metro cuadrado en pocos minutos, provocando torrentes que avasallan a su paso todo lo que encuentran. No olvidan los almerienses el año, no muy lejano, en que varios autos con sus ocupantes y hasta un circo completo fueron, trágicamente arrastrados hacia el Mediterráneo.

Por supuesto que ese cañadón por el que bajó la riada hace ya años que fue encauzado y hoy corre por debajo de la rambla García Lorca, uno de los paseos más pintorescos y concurridos de la ciudad.

Desde la mañana pudimos observar un movimiento inusual. Al igual que sucedería durante los días siguientes, la afluencia de visitantes se hizo sentir y ya desde temprano podemos disfrutar de su presencia.

Quizás porque el clima invita a ello, quizás por una genética especial, los andaluces viven las fiestas como pocos y, desde que el termómetro empieza a dejar atrás los fríos invernales, las Ferias se suceden a lo largo y ancho de la Comunidad. En la misma provincia de Almería casi todos los pueblos, y son ciento tres, tienen sus festejos, generalmente en torno al día de celebración de su Santo Patrono.

Iniciamos un juego de adivinazas; por las matrículas de los autos queremos saber su procedencia. Es una lástima que la nueva nomenclatura de las matrículas las universalice en la UE porque…. “Mira… otro más GR, de Granda, y ya he contado siete con éste y aquel es el cuarto MA de Málaga que veo en pocos minutos y aquel azul de MU es de los vecinos murcianos”.

También pasan los SE de Sevilla, y alguna S de Santander que como las B de Barcelona y una VI de Bilbao, que no hemos cometido error al tipear ya que corresponde a la provincia de Vizcaya, se suman a la romería de turistas que llegan de todas partes, y hasta algún conductor nos pregunta en una mezcla de español y francés: “puede vous decir a moi ou est l’avenue Cabo de Gata” y, también mezclando ambos idiomas respondemos: “sigue la rue y double a la droite …..” Pienso si habrán entendido algo mientras trato de averiguar a donde se habrán ido mis cuatro años de Alliance Française en Carmelo.

No queda ninguna duda de que están comenzando diez días de Feria. Y no podemos olvidar que también están los parientes, esos que llegan del interior de la provincia o de más lejos. ¿Se acuerdan de Emy, la vecina del tercero?  ¡Pobre!

Hace dos días era una persona alegre, proyectando noches de sevillanas. Hoy es un ama de casa atareada, recorriendo los pasillos del supermercado y cargando al tope su carro. Llegaron primos, tíos y cuñados desde Jaén y amigos desde el mismísimo Tenerife y aún siente la amenaza de un hermano, de subirse al ferry y llegar desde Melilla con su esposa y tres niños. Ahora son catorce para almorzar, merendar y cenar.

Y en lo de almorzar, merendar y cenar, que también hay que desayunar, debo poner atención porque con esto de la Feria, la mayoría de los comercios han bajado cortina y colocado el cartelito de cerrado hasta el 1º de setiembre, o, abren sus puertas sólo por la mañana y entre lo tarde que nos acostamos y la feria de día que nos apresura, más de una vez tendremos que recurrir a los congelados.

Por supuesto que también podemos revisar el saldo de nuestra tarjeta de crédito y si los números nos dan luz verde, lo que significa que nuestro cuenta no está en rojo, el almuerzo se convierte en el tapeo del mediodía, la cena en las ofertas de la feria de la noche y el desayuno en el chocolate con churros de las cinco de la mañana antes de emprender el regreso.

Con casi 30 grados, tendremos que idear como combatir el calor para disfrutar de la Feria del Mediodía. Sombrero, abanico y para comenzar la parranda un tinto de verano. También podremos recurrir a la cerveza bien fría, el vino de la Alpujarra o los rebujitos, todo esto acompañando y como excusa de las sabrosísimas tapas de la gastronomía almeriense.

Pero esto será a partir de mañana. Hoy fui a devolver unos DVDs a la biblioteca pública, que no solo libros presta, y olvidé cargar en la caja la última película que habíamos visto, una vieja de vaqueros, de las cientos que se han filmado en tierra almeriense. Sucede que ahora que descubrí que no todos pueblos del oeste estaban ubicados en los estudios californianos, me divierte descubrir en las persecuciones del malo los paisajes que ya se me están haciendo comunes.

Como había dejado el cd olvidado en el video, era viernes, los sábados, por ser verano la biblioteca permanece cerrada y vencía el plazo de devolución, la funcionaria, muy simpática me autorizó a devolverlo el lunes… pero de mañana porque de tarde cerramos.

Lógico, me dije. Es fiesta, 25 de agosto, fiesta en Uruguay …decláranse írritos, nulos, disueltos y de ningún valor para siempre…, si, la Declaratoria de la Independencia, …todos los actos de incorporación, reconocimientos, aclamaciones y juramentos arrancados a los pueblos de la Provincia Oriental…  pero ¿porqué celebrarían los españoles esta fiesta uruguaya?, …por la violencia de la fuerza unida a la perfidia de los intrusos poderes de Portugal y el Brasil... Fueron unos segundos de despiste,  los que la chica demoró en agregar… cerramos por la feria.

Y llegaron las ocho de la tarde, porque a esta altura del año, a esa hora el sol aún no se ha ocultado y falta buen rato para que llegue la noche, hora en que precedido por la cohetería de turno, desde el balcón del Ayuntamiento, José Fernández Torres leyó el Pregón de la Feria.

¿Qué quién es?

Nada menos que Tomatito, concertista de fama universal, genio de la guitarra que durante el acto, se emocionó tanto como, en similar situación, lo hiciera el año pasado otro hijo de Almería: David Bisbal.

Almería es una ciudad hermosa donde nunca falta el sol, comenzó diciendo, con palabras que le costaron arrancar, porque Tomatito no suele ser muy dado a hablar en público, pero el se defendió con lo que mejor hacer, y la guitarra en sus manos habló por él y el público que estaba en la Plaza Vieja pudo deleitarse con una falseta, melodía inédita, que Tomatito compuso sobre la base de las tarantas almerienses.

Acababa de quedar inaugurada la Feria del 2003.

La fiesta está en marcha y desde la Puerta Purchena se inicia la Cabalgata Anunciadora. 

Miles de espectadores a lo largo del recorrido participan con su alegría. Los mayores dicen que van a llevar a los pequeños y los niños se esfuerzan por seguir el paso de los adultos.

Cabezudos, gigantes, bandas musicales, conjuntos participantes del XX Festival Folclórico de los Pueblos Ibéricos que acaba de finalizar. El color, el sonido, el pasodoble compartiendo espacio y aplausos con las danzas y trajes típicos de Malta, Yugoslavia, Chipre y México en la que sin dudas es la más internacional de las ferias andaluzas.

Quince carrozas pintorescamente decoradas; dragones y dálmatas, pitufos y príncipes, barcos piratas y castillos encantados, Blanca Nieves y la Cenicienta; esta semana los niños serán protagonistas. Vestidos a la usanza andaluza disfrutan arrojando sobre la cabeza de los espectadores puñados de confetis y serpentinas.

El lunes, en el trayecto que recorrerá el desfile durante la Batalla de Flores, recorriendo  los barrios, los niños volverán a ocupar sus puestos, el ya casi mocito al que por su edad han dado el encargo de vigilar a los más pequeños, la andaluza que aún no sabe caminar pero que va sentada con una bolsa de papelitos sobre su falda de volados o la que ya más pizpireta disfruta con el movimiento de sus brazos imitando a las bailaoras.

Pero volvemos al momento en que el desfile inaugural llega al recinto ferial, que comienza justo donde se encuentra el Auditorio en donde se celebran las galas y conciertos de más renombre.

El Alcalde procede a encender la iluminación de la portada ferial. Este año se ha recreado un símbolo muy querido por los almerienses: la fachada de su ayuntamiento, que se ilumina con miles de bombillas.

El público, ávido de diversión invade el recinto y bajo los arcos de luces, comienzan diez días de fiesta, diversión, alegría y buena onda. Son muchos los almerienses pero también son muchos los visitantes y desde el interior de la provincia, miles los que se han acercado además de los turistas de otras provincias.

La Feria de Almería atrae y Almería acoge con los brazos abiertos como los de su Indalo y más que nunca se hace cierta el slogan de que nadie será extraño en su tierra. 

A pesar de que el recinto ferial está a escasos metros de la costa, los 24 grados de calor casi a media noche, resultan agradables. Comenzamos a recorrer la feria. Los chiringuitos y puestos de ventas se suceden. Ya no hay dudas sobre su internacionalidad, atendidos por marroquíes, hindúes, peruanos, saharawis, congoleños, colombianos, chinos, en ellos se venden los más variados e insólitos productos.

Se ofrece de todo, lo que en buen paladino significa que podemos comprar de todo. Caravanas y pulseras; carteras y billeteras; relojes y linternas; pantalones, faldas, remeras y vestidos; pañuelos, mantones, cinturones y ropa interior; licuadoras, radios y afeitadoras; se pintan camisetas, letreros con el nombre y hasta se hacen tatuajes.

Se pueden comprar artesanías africanas en madera o adornos en bronce; valijas para viaje y valijones, Cds de música, de los legales y también (shhhhh), de los piratas; gatos que se mueven constantemente y hasta maúllan, un caballo que gira permanentemente, un hombrecito gordo que levanta el pirulí si le tocan la cabeza, y hasta la chica que…. ¡bueno!

Las africanas tienen mucha clientela para peinar trencitas muy finas, tanto a chicas como a algún él.

Y como en toda fiesta que se precie, no puede faltar la oferta gastronómica. Se venden papas asadas, churros y bombas de chocolate, y a pesar de los 24 grados que continúan marcando los termómetros a las dos de la mañana, las pilas de turrones siguen menguando rápidamente.

Helados de varios gustos, bebidas de toda naturaleza, jamón y crepés, chorizos al pan y espuma de azúcar. Y como es costumbre en esta tierra, se saborean los turrones.

Podemos comprar bocadillos de lomo, gofres y maíz asado, probar un trozo de coco o decidirnos por la cocina turca, pero a cada paso encontraremos la oferta de turrones y si aún no los hemos probado, seguro que ya no resistimos más la tentación. 

También podemos hacernos tomar una fotografía con vestimenta del siglo pasado. No del último, del otro anterior al recién terminado. Imaginen como disfrutaremos cuando, enmarcado y colocado en el sitio de privilegio de nuestro living, algún pariente le busque parecidos, a esa lejana bisabuela de la que nada había sabido anteriormente.

Estamos en el Real de la Feria cuando desde la zona del parque de diversiones oímos gritar a Tarzán. Vamos a ver de que se trata y nos encontramos con los autitos chocadores, iguales a los del Parque Rodó donde tantos topetazos me supe dar, el gusano loco y la tradicional rueda gigante.

Las luces, la música y las risas de los niños nos llevan hacia las calesitas. Algunas clásicas: el caballito que sigue a un auto al que nunca alcaza, otras de diseños espaciales.

Y hablando de espacio nos acordamos que tenemos al planeta Marte tan cerca como no volverá a estar hasta dentro de casi trescientos años. Seguro que mañana nos acercaremos a la costa y mirando hacia el sur lo buscaremos pero desde aquí hay muchas luces para que podamos verlo.
 
Otro grito, ahora de terror, nos hace girar para alcanzar a ver un grupo de personas, que se despeña hasta el suelo desde la altura de unos treinta metros. Seguro que demorarán unos segundos en reponerse y recuperar el corazón que, no dudamos, aún viene bajando. Personalmente prefiero la montaña rusa pero sobre gustos y masoquismo no hay nada escrito.

Un marco de luces nos anuncia el final del recinto ferial. O también puede ser el inicio si llegamos desde este lado, pero como no quiero ponerme a filosofar sobre los caminos de llegada o de salida y todas las derivaciones que el tema puede suscitar, me detengo a mirar unos cuadros muy bien pintados que un artista sin suerte ha ubicado sobre la acera, con un cartel que dice: el arte anda por el suelo.

Pero la Feria, el espacio destinado a ella, no termina aquí; se extiende hacia el puente con puestos y chiringuitos, carros de helados y más turrones, un recorrido que dejaremos para mañana.

En las casetas todo es música y baile, difícil encontrar una mesa desocupada. En los pasillos y en cada espacio libre hay parejas bailando, chicas bailando, chicos llevando el compás con los pies ¿porqué serán tan tímidos?

Hay casetas para todos los gustos, algunas han sido pensadas especialmente para los jóvenes y para ello se ha imitado a las discotecas totalmente a obscuras… bueno, con muy poca luz; están las que ofrecen espectáculos de  strip masculino, muy visitadas por las ellas y las que invitan a bailar tangos.

Hay casetas institucionales, comerciales, gremiales y hasta políticas. Están las que organizan certámenes de sevillanas, las que tienen música de onda toda la noche y en las que las orquestas se suceden variando los ritmos e incluso hay alguna que es de acceso restringido a socios de alguna peña.

¿Y les hablé del chocolate con churros antes del regreso?

Ya es domingo, acabamos de regresar de la Feria de la Noche. Son las seis y cuarto; a las once hay un homenaje a Los Colorados, que nada tienen que ver con el partido del presidente Batlle, tan tradicional en Uruguay, ya les comentaré de que se trata; ahora intento dormir unas pocas horas, porque después del acto pensamos recorrer la Feria del Mediodía. ¡Que ya habrá tiempo de descansar cuando comience septiembre!

¿Pensaba yo que podría dormir?, Petardos, golpes, bandas… miro el reloj y apenas marca las ocho, ¿serán de la mañana o ya de la tarde?... un cohete más cercano me hace sentar… el ruido es infernal…

Ya despierta… o dormida aún, no lo puedo saber, me doy cuenta de que se trata de la Diana Floreada conque todos los días se despierta a un barrio distinto.  Hoy nos tocó a nosotros y no me queda otra que seguir la fiesta con buen humor, asomarme al balcón para disfrutar del paso de los cabezudos y gigantes que siguen a la banda y agradecer que solo sea un día por barrio, durante la feria, porque por más buen espectáculo que ofrezcan, yo hubiera preferido dormir.

¿Pero acaso hay tiempo para dormir en estos diez días? Los espectáculos se suceden, concursos, exposiciones, certámenes, conciertos, visitas guiadas, deportes, y las tradicionales corridas de toros.

La próxima semana les contaré sobre la Feria del Mediodía, algo más sobre la de la Noche, de  las corridas de toros, el cierre de fiesta y la procesión en honor a la Virgen del Mar.

Graciela Vera

Almería, en el sur del norte a 27 septiembre 2003

EL CASTILLO DE SAN FELIPE DE LOS ESCULLOS

EL CASTILLO DE SAN FELIPE DE LOS ESCULLOS

UNA MAÑANA DE HACE CASI TRESCIENTOS AÑOS  

El sol apenas se anuncia con un suave resplandor.  

Los escollos impiden al barco acercarse a tiro de fusil del baluarte que protege las costas en las que se suceden acantilados y ensenadas de suave arena.   
          

Desde el castillo de San Felipe se da la voz de alarma. En el mástil mayor se ve flamear la bandera negra de la piratería.

Acaba de amanecer y las mujeres y algunos pocos niños, familiares de los soldados que defienden el castillo, van mutando los rasgos del sueño por los del terror que se refleja en sus rostros mientras, apresurados dejan sus hogares para protegerse detrás de los gruesos muros de piedra.

Saben que cuando regresen al humilde poblado no hallarán allí más que cenizas. Están demasiado acostumbrados a la muerte y conocen de sobra la refinada crueldad con que matan los piratas.

Un soldado ha salido del fuerte y en una altura enciende una inmensa hoguera. Su resplandor no deja lugar a dudas a los bandidos. Los de tierra están prevenidos y avisan de su llegada.

Hay una cadena de torres desde las que se vigila la costa y en el Torreón de Lobos han avistado ya la hoguera encendida en San Fernando y a la vez encienden presurosos los maderos previamente amontonados para hacer la señal a los hombres que defienden el Torreón de Mesa Roldán y la Torre de Cala Higuera.

En esta conexión visual participan Vela Blanca, De la Testa, el castillo de San Miguel en el mismísimo Cabo de Gata y, en la costa que se extiende hacia Almería, desde Torre García avistan el fuego y pasan el aviso para que los que están en la Torre del Perdigal, como último eslabón, lo hagan llegar a la guarnición de La Alcazaba.  

¡Vienen los piratas!

Poca defensa pueden ofrecer, librados a su suerte, los tres o cuatro hombres de cada bastión.  

En el castillo de San Felipe de los Escullos todo es movimiento. De los seis soldados de caballería cinco están ya montados, escuchan al Cabo que no deja de dar órdenes. Su cometido es detener a los bandidos en la misma playa más las posibilidades de tener éxito son muy pocas.   

El sexto soldado de la guarnición está en cama aquejado de fiebre pero a pesar de su debilidad lo vemos tratando de levantarse para vestirse y apoyar a sus compañeros. Por esta vez será otro de los escasos defensores que quedarán en el baluarte.  

El encargado del almacén ya ha apilado la pólvora para los cuatro cañones de bronce y ha subido a uno de los torreones para ocupar su puesto. En la batería los artilleros están de pie junto a las piezas de 24 libras que defienden el castillo. Desde la boca de dos de ellas escapa un espiral de humo, pero el barco está aún demasiado lejos y las cargas se perdieron en las aguas de la bahía.  

La población civil se ha refugiado en la capilla y el Capellán inició el rezo del rosario, las mujeres ruegan por sus hombres y por ellas mismas. Los piratas acostumbran hacer prisioneros por los que piden rescate pero ellos, sin familias acaudaladas que puedan hacerse cargo seguramente serían vendidos como esclavos.

No todos están atentos a las Ave María. La mujer de uno de los doce soldados de infantería que ya están formados para encaminarse al encuentro de los invasores siente el presentimiento de que su marido no volverá y quiere despedirse de él.
 

El sargento del pequeño destacamento, quizás porque sabe que el número de piratas los supera en mucho, quizas porque en Carboneras hay otra mujer esperándolo, detiene al Cabo que pretende impedir que la pareja se diga adios.  

El hombre intenta tranquilizarla. Es un soldado y como tal cumplirá con su deber, por el Rey, por el reino de España  y por el crío de ojos asustados que se prende a la falda de su madre sin comprender que es lo que sucede.  

Una orden les vuelve a la realidad. La Compañía comienza a caminar, atraviesa la puerta y deja atrás la relativa seguridad del baluarte.  

El puente levadizo se levanta y el foso separa al castillo de las tierras circundantes No han quedado muchos defensores en el interior, apenas un puñado de hombres que se cuentan con los dedos de una mano, un sacerdote viejo y una docena de mujeres y niños que rezan por que los refuerzos que suponen vendrán desde Nijar, puedan llegar a tiempo.  

La nave de los piratas esquiva los escollos hacia la derecha. Ya están lo suficientemente cerca como para que desde la costa se escuchen sus gritos de ira. Todos saben que no se conformarán con saquear y hacer prisioneros: tienen sed de sangre.

A diferencia de los demás piratas del Mediterráneo, estos que atacan las costas de España son seres resentidos, gente que ha sido expulsada de sus tierras.  

Los piratas argelinos o de Túnez no buscan las batallas. Saben que cuanta menos sangre hagan menos sangre les harán a ellos y por eso, dejamos para las películas esos ataques encarnizados para abordar y capturar barcos.  

Eso sucedía en el Caribe pero negocio de los piratas mediterráneos es otro, es hacer prisioneros y pedir rescate o venderlos como esclavos.  

Sin embargo estos piratas, los de más aquí, los que llegan a las costas españolas de Almería y Granada provienen de Marruecos, especialmente de Tánger y Tetuán. Tienen sangre española pero son expulsados o hijos de expulsados y sienten odio.

Para ellos el botín es sólo un motivo más. Son sanguinarios y quieren venganza. Aún se recuerda cuando desde la costa subieron hasta Turrillas y mataron a casi todos los cristianos de un lado al otro del pueblo. Sabían perfectamente a que casas tenían que ir, sabían quién vivía en cada sitio y cuando regresaron pasando por Tabernas, llevaban con ellos a trescientos moros cristianos.  

El sol ya está alto. Por el lado de La Isleta se escuchan disparos de mosquetes y el rumor de la lucha cuerpo a cuerpo. Los piratas son muchos más. En la playa los cuerpos sin vida de tres cristianos con el uniforme de caballería descansan en paz. Dos de los soldados son víctimas de una atroz venganza pero no morirán. No hay paz para ellos. Sus vidas valen dinero.

Los soldados retroceden, el castillo se levanta a sus espaldas como única esperanza. Con los caballos en su poder los invasores parecen invencibles y cortan toda posibilidad de salvación pero no hay rendición. No hay diferencia en las sangres que se mezclan en el último aliento. La de los cristianos es tan roja como la de los infieles.   

En la capilla una mujer siente que un acero invisible le atraviesa el corazón y con voz desmayada reza. ‘ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte’. El niño duerme en sus brazos.  



UNA TARDE DE OCTUBRE DEL AÑO 2003

Doscientos cincuenta años y cuarenta y tres millones de pesetas después José Manuel López Marto de la Consejería de Medioambiente de la Junta de Andalucía nos abre los portones del Castillo de San Felipe de los Escullos.
          

Junto con los de Guardias Viejas, San Felipe, San Ramón en Rodalquilar y el de Garrucha el de San Felipe de los Escullos es uno de los cuatro castillos de construcción casi idéntica.  

Es un castillo cuartel, un asentamiento militar cuya finalidad era la defensiva. En él convivían soldados de las tres armas.

Fue construído en la primera mitad del siglo XVIII. Se encuentra incluido dentro de una línea de vigilancia costera fundamental para la época y para el reino de España.

Prácticamente en ruinas fue reconstruído en el año 1991, cuatro después de que la zona del Cabo de Gata fuera declarada Parque Natural protegido.  

Podemos observar con cierta fidelidad la distribución de las habitaciones; las del Comandante, la de los soldados, las caballerizas, la capilla, el almacén, el sitio que ocupaban las letrinas, que tenían caños que las conectaban a un pozo en las afueras del baluarte,  todas dan a un patio cuadrado que comunica con las baterías.

El calabozo se encuentra junto a la puerta de entrada, diferente a la actual, ya que había un foso y seguramente un puente levadizo que la cerraba. En las paredes se ven los agujeros para las cadenas y los anclajes de los tornos y enseguida estaba lo que se llama una barbacana o sea un muro que servía para evitar ataques directos contra la puerta ya que para entrar había que acercarse por un lado.  

José López Marto nos cuenta la historia del lugar con lo que nos permitió recrear la leyenda.  

Y en un domingo de octubre del 2003, su historia también se remonta en los siglos y nos habla de años de situaciones muy inestables, cuando bandidos y piratas asolaban estas tierras del sur y la gente no se atrevía a crear pueblos ni a cultivar.  

¿Cómo se vigilan estas tierras?, ¿cómo se protege esta gran extensión de costa que además tiene tantas montañas?

Hace la pregunta y nos da la respuesta.

En Níjar hay una Compañía pero está a 30 kilómetros, seguramente mientras se recibe el aviso y cuando los soldados llegaran aquí los piratas habrían tenido tiempo para entrar, saquear y salir.  

El rey Felipe V comienza a fortificar la costa. Es un momento muy especial porque por entonces sus ejércitos atacan y ocupan militarmente Orán, en el norte de África. España necesita tener el paso libre y para poder pasar por el mediterráneo necesita que en Almería haya fuertes importantes.  

El de mayor importancia será el de San José, donde hoy se ubica el pueblo de igual nombre. Junto al actual faro de Cabo de Gata estaba el fuerte de San Francisco, que era el que vigilaba la bahía y defendía la entrada de Almería.  

Acá se daban situaciones particulares que debían ser erradicadas con la continua vigilancia, por eso la importancia y necesidad de estas fortificaciones.  

Conocida como ‘la Lastra de Cabo de Gata’ una enorme piedra que se encuentra a unos quinientos metros de la playa y a cuatro de profundidad provocaba, irremediablemente el naufragio de todo barco que se acercaba a la costa por esa zona.

Antiguamente se encendían hogueras para avisar de ella pero los piratas tomaron esa idea para confundir a los navegantes que, engañados, conducían sus barcos directo hacia la piedra, chocaban y para evitar naufragar se acercaban a la playa donde eran atacados y saqueados.  

Tenemos después del de San José y del de San Francisco como tercer fuerte en importancia el de San Felipe de los Escullos.  

¿Y porqué el nombre de ‘los Escullos’?

Una historia geológica que se remonta a más de 4.000 años. Las dunas que se sumergen, el agua que actúa endureciendo la arena hasta hacerla una piedra, un nuevo movimiento de la corteza terrestre que hace asomar esas dunas ahora convertidas en acantilados y durante siglos el trabajo incesante de la misma agua y del viento desgastándola y al desgastarse rompiéndose en bloques que forman una sucesión de escollos que resultan en una defensa natural porque ninguna embarcación podría acercarse al fuerte por mar.  

Pero no solo las naves mayores se ven imposibilitadas. A menos de un palmo de la superficie ya encontramos piedra. Ni una chalupa, menos los pesados botes de la época podrían llegar a la costa por aquí.  

No podían hacerlo directamente pero sí podían desembarcar en las playas que se abren tanto a derecha como a izquierda de la zona de escollos.  

Lo cierto es que el San Felipe está ubicado en un sitio relevante para defender una bahía donde podían refugiarse muchos barcos, junto a un pozo de agua. Estamos en una edificación muy importante en su época

Pero su construcción, aunque necesaria, no resultó fácil. El primer proyecto fue concebido durante el reinado de Felipe V pero recién en el reinado de Carlos III pudo concretarse.  

El reino ha gastado demasiado dinero para conquistar Orán, en sus arcas no queda el suficiente para construir más fortificaciones, y la protección de la costa las reclama.  

 ¿Un monarca sabio?, ¿un negocio real?

Se ofrecen ‘patentes de Capitán’ a la gente que quiera construir el castillo. Y fueron los Gómez Corbalán, una familia pudiente de Almería quienes tomaron la posta. Bernabé Gómez Corbalán propuso construir la batería a sus expensas y recibió por tal favor dos patentes de capitán de caballería, una para sí y la otra para su hermano Felipe que incluso llegaría a ser General.

Estaba latente la pretensión de que se creara un pueblo aprovechando los pozos de agua que había junto al mismo castillo y en la Isleta del Moro, pero solamente las familias de los soldados se asentaron en el lugar en casas de barro y de caña. 

Los años pasaron. Los piratas desaparecieron. Llegó la invasión napoleónica, se luchó por la independencia y, fue en esa época que los fuertes costeros fueron destruidos sin que haya quedado muy claro si los ingleses los volaron para que no fueran ocupados por los franceses o fueron los franceses quienes lo hicieron para evitar que los ingleses se apoderaran de ellos.  

Lo cierto es que no hay constancia de que en los ciento y pocos años que el castillo sirvió como bastión militar hubiera participado como testigo de algún combate importante lo cual no quita la importancia del mismo para proteger una muy amplia zona de costa.  

 

 

Graciela Vera
Almería, en el sur del norte, octubre 20 de 2003

    


ALMERIA SE VISTE DE FERIA - Final de Fiesta

ALMERIA SE VISTE DE FERIA - Final de Fiesta

Eran las once de la noche del último domingo de agosto cuando, arropada por el aplauso de su pueblo, la Virgen del Mar volvía a su casa después de recorrer durante casi tres horas, las calles almerienses.

Es una virgen distinta a las madonas a las que los maestros de la imaginería nos han acostumbrado.

Una talla pequeñita, morena, posiblemente un mascarón de proa perdido por alguna nave, que el mar arrojó a las costas de Torre García hace quinientos años, y que fuera entronizada como Patrona de Almería.

Es el día grande de la Feria. El que culmina la recta final de la fiesta que ha durado diez días. Fue un día marcado de insólitos, como durante la mañana en la que se levantó una niebla que por algunos minutos hizo temer el éxito de la celebración pero, ya a mediodía, hora de la ofrenda de flores a la Virgen, había desaparecido dando paso a un cielo como el que aquí estamos acostumbrados a ver.

Feligreses de todos los rincones, de todas condiciones sociales, étnicas y culturales y representantes del gobierno municipal y asociaciones acercaron sus ofrendas. Como es tradicional la expectativa estaba centrada en la llegada de la representación de la Legión, pero el asombro siguió y llenó de alegría los rostros, cuando un helicóptero de la policía nacional dejó caer una lluvia de pétalos.

Como en toda España, Almería rinde especial culto a la Virgen. Piropeada, homenajeada, aplaudido el esfuerzo de los portadores, acompañada por sus camareras que la precedían luciendo sus peinetas y mantillas, hizo que su paso emocionara a más de un desprevenido que no intentó disimular un brillo especial en los ojos.

Era la una de la mañana, ya del lunes 1º de septiembre cuando a lo largo del más de un kilómetro de extensión del Paseo Marítimo, bordeando una playa abarrotada de público, como el mismo paseo y los alrededores, avanzada el retumbe de las tracas que anunciaban, cuando aún en los ojos estaba presente el juego de luces del castillo de fuegos artificiales del sábado, que la próxima Feria de Almería tendrá lugar en los últimos días de agosto del 2004.

Pero la Feria del 2003 aún no había terminado. Las tres, las cuatro, las cinco de la mañana y mientras algunos feriantes levantaban sus puestos para ir hacia la próxima fiesta, en las casetas, el público insistía en bailar, la noria gigante acaparaba las risas y hacía recordar los años de juventud a algún abuelo que disfrutaba del derecho a sentirse otra vez adolescente, las tómbolas rifaban los últimos muñecos de peluche y los churros con chocolate eran la vedette de una noche en la que los termómetros habían descendido algunos grados.

Solo las luces del día lograrán apagar las luces de la magnífica portada que este año, copiando la fachada del Ayuntamiento, dejaron boquiabiertos a la mayoría.

Y, sin lugar a dudas, ésta será para mí, una feria inolvidable. Un día iré a Uruguay, llegaré a Carrasco, tomaré un taxi para Montevideo, le daré una dirección y al llegar bajaré corriendo para conocer a Nicolás Javier, que llegó en pleno invierno del Cono Sur, durante la tórrida Feria de Almería y que junto a Federico y Marcelo, forma parte del trío más dulce que una abuela puede abrazar.

Pero ahora estoy en España, en el Paseo de Almería contemplando los puestos en los que medio centenar de alfareros venidos de distintos puntos del país, exponen y venden sus creaciones; una visita obligada que forma parte de la Feria del Mediodía.

Una feria que gana adeptos año a año y que ya compite de igual a igual con la Feria de la Noche. Diferentes, cada una ofrece lo suyo, pero la alegría es la misma.

Como la alegría de los más pequeños cuando se acerca “la gargantúa”, ese gigante que deja caer sobre ellos una lluvia de caramelos, o su risa nerviosa cuando pasean, en concursos donde lo que importa es disfrutar, a su mascota preferida.

Vela, fútbol, tenis, piragüismo, balonmano, tiro, pesca, deportes especiales, boxeo, cabalgatas y sigamos pensando y disfrutando, hay de todo para todos los gustos. Exposiciones fotográficas, de pinturas, de artesanías; concursos, recitales, y sobre todo, muy especialmente, participación popular.

Los trajes típicos compiten en color y elegancia, como el de la niña, andaluza desde la cuna; los ritmos y los idiomas internacionalizan el festejo, que se viste de mantillas en los tendidos del coso taurino.

A las seis y media de cada tarde, no quedan localidades libres en la que es una de las Plazas de Toros más hermosa de Andalucía y dónde es tradición la más suculenta merienda cuando la faena llega al ecuador.

Se acabó agosto, se acabó la feria; bienvenida la preparación de la próxima.

 

Graciela Vera

Almería, en el sur del norte, 1 septiembre 2003

17 DE ENERO, EL DÍA QUE ALMERÍA NO MURIÓ

17 DE ENERO, EL DÍA QUE ALMERÍA NO MURIÓ

CUATRO BOMBAS NUCLEARES SIN EXPLOSIONAR
SON CUATRO MILAGROS

¿Qué es un día especial?

Seguramente cada uno de nosotros responderá de forma distinta.

Un día especial puede ser el día en que nuestro equipo favorito se clasificó campeón de un torneo de especial renombre o, el día en que nuestro hijo dejó sentir su primer sonido gutural en este mundo, o quizás sea el día en que nos sentimos más enamorados que el propio Romeo.

Si le preguntáramos a los almerienses cuál ha sido su día especial harán memoria para recordar, triunfos, amores, incluso alguno señalará uno de esos días que todos queremos olvidar como su día especial. Una de las capacidades de la mente humana es olvidar y quizás por ello muchos hayan olvidado que el 17 de enero es el cumpleaños de cada uno ellos.

El 6 de agosto de 1945 los Estados Unidos de América zanjaban en forma definitiva y drástica las diferencias que mantenían con Japón y forzaban una paz teñida de sangre para terminar con una guerra que había durado seis años.

Veinte días antes, el 16 de junio, en el desierto de Alamogordo, en Nueva México, uno de los estados de los EEUU, tuvo lugar la primera explosión nuclear de la historia.

Desde ese día la humanidad no volvió a sentirse segura.

Desde ese día, nombres como Hiroshima, Enola Gay y Little Boy pasaron a ser sinónimo del terror colectivo.



En la década de los sesenta los Estados Unidos tenían entre manos dos guerras menores ¿Hay acaso guerras menores?, que estaban en uno de sus puntos más álgidos: Viet Nam con su carga de vergüenzas y miserias y la no declarada y quizás por eso, “fría”, con la Unión Soviética y China.

Entre marzo de 1958 y julio de 1976 Estados Unidos almacenó armas nucleares en suelo español. España fue uno de los 27 países que le permitió introducir esa clase de armamento en sus territorios.

Era una noticia poco conocida, quizás porque no era conveniente que se supiera que en las bases americanas en suelo español había almacenadas 200 bombas atómicas. Los recuerdos de Hiroshima y Nagasaki estaban demasiado frescos como para que la información pudiera circular libremente sin crear rechazo y quizás obligar a la revisión de los acuerdos internacionales.

Después de todo ¿qué son 200 bombas atómicas cuando el total de armas nucleares que los yanquis tenían distribuidas en esos 27 país superaba las 12.000?

En Hiroshima el impacto de la bomba había matado en forma instantánea a 200.000 personas y destruido 60.000 edificios ¿Cuántas muertes pueden ocasionar 12.000 artefactos de la misma naturaleza?, ¿Cuánta destrucción habría detrás de la explosión de tan solo doscientos?



El 17 de enero de 1966 el viento soplaba fuerte en el levante de la provincia de Almería, en el sureste de España. Era época de invierno y las playas estaban desiertas, salvo la presencia esporádica de algún pescador del lugar. Un avión B 52 de la fuerza aérea de los EEUU cumplía otra de las diarias misiones de vigilancia de una “invisible” cortina de acero.

En su panza el gigante transportaba cuatro bombas de hidrógeno de 1,5 megatones y de siete metros de largo. Llevaba ya doce horas sobrevolando el mar Mediterráneo y sus tanques necesitaban reaprovisionarse de combustible.

Un avión nodriza, un K 135 despegó de la base aérea que los Estados Unidos tienen en Morón de la Frontera en Andalucía con más de 110.000 litros de combustible. La cita con el B 52 estaba fijada para las diez de la mañana sobre la costa española.

Hasta aquí todo había sido una continuidad de trámites rutinarios. La colisión no estaba prevista ni pasaba por la mente de ninguno de los tripulantes.

Por otra parte desde tierra no eran pocos los lugareños que ya tan acostumbrados a ver repostar los aviones en pleno vuelo y sobre sus cabezas, a esa hora buscaban lo que hasta entonces habían tomado como un espectáculo normal y hasta curioso.

Ese día la curiosidad se convirtió en asombro y enseguida dio paso al temor: los dos gigantes acababan de chocar en el aire. El B 52 se había dado contra la panza de la nodriza y los testigos aseguran que vieron saltar siete hombres en paracaídas.

El B 52 solo tenía tres ocupantes pero no había error en el cálculo, los paracaídas llevaban hacia tierra siete formas ovaladas. Tres sentían dolor. Las otras cuatro eran objetos insensibles pero terriblemente peligrosos.

La explosión y caída del B 52 fue lo que alertó a los vecinos de Palomares, y lugares tan distantes como Vera, Garrucha, Águila (prov. de Murcia), Cantoria u Olula del Río, donde mi marido, desde el balcón de su casa, fue testigo presencial del accidente.

Muchos almerienses, al igual que él, pensaron que los aviones pertenecían a algún espectáculo de exhibición aérea, más que en la fecha en varias localidades de la zona se celebraban las fiestas en honor de San Antón.

El 17 de enero de 1966 cuatro bombas atómicas cayeron sobre el poblado de Palomares, junto a Villaricos, en la desembocadura del río Almanzora. Ninguna de ellas explosionó porque no estaban “cebadas”, no obstante el peligro de que los detonadores de TNT hubieran estallado como consecuencia de la caída abriendo las carcasas, dejando escapar plutonio y uranio radioactivos estaba latente.

Inmediatamente de conocido el accidente los consejeros militares estadounidenses en España informaron a las autoridades del país y un buen número de altos cargos políticos llegaron al lugar del siniestro. Al mismo tiempo desde Estados Unidos, sin ninguna demora, partía rumbo a España un equipo militar de emergencia que tendría a su cargo calibrar la situación, solucionar lo solucionable y evacuar los restos del accidente, supuestamente hacia los Estados Unidos.

En un primer momento la prensa no tuvo acceso a la verdadera información. No podemos decir que se haya tergiversado nada. Lo que se dijo había sucedido: un avión militar de la Fuerza Aérea estadounidense había sufrido un accidente sin víctimas civiles.

Lo que se trató de ocultar fue el peligro que en ese momento corría la desprevenida y confiada población de Palomares. Solo cuando los cordones de seguridad y el despliegue de efectivos fue notorio, los periodistas comenzaron a atar cabos, investigando para hacer conocer al mundo la noticia.

Pero a los 2.500 habitantes de Palomares no se les informó de nada. Se dice que se pretendía evitar generalizar el pánico que comenzaron a sentir cuando se les prohibió salir de sus casas y vieron los aviones pasando a baja altura sobre los campos cultivados. Cultivos que se les prohibió cosechar.

Y sin lugar a dudas hubiera habido pánico si se hubiera informado que las tres bombas que habían caído cerca del poblado se habían abierto y por las fisuras escapaba uranio y plutonio. El viento ayudaba a esparcir aquel invisible veneno.

La primera bomba abrió un cráter en un campo cercano. La segunda se encontró en la zona montañosa a unos cinco kilómetros y la tercera fue hallada por un lugareño junto a su vivienda en las afueras del pueblo. El artefacto, como los otros dos, estaba astillado y éste despedía humo y algo de polvillo radioactivo.

Ese día Francisco Simó Orts (desde entonces conocido como “Paco el de la Bomba”) estaba pescando en su barca, cuando vio un objeto metálico que dos paracaídas sostenían en un descenso más bien lento, y que caía a pocos metros de su embarcación.

Una vez en tierra Paco comentó a algunos amigos lo extraño del suceso y con éstos decidió dar aviso a la policía local pero ésta poco sabía de la que se había dado en llamar “Operación Flecha Rota”. La cuarta bomba, que en esos momentos era buscada casi con desespero estaba en el mar pero el misterio con que los americanos venían manejando el asunto les bloqueaba el acceso a la información.

Lo cierto es que a unas seis millas de la costa el artefacto movilizó a 20 barcos, 2.000 marineros y 120 hombres rana, un batiscafo y dos submarinos miniatura. Hallarla era una necesidad de primer orden porque de no hacerlo los dispositivos metálicos podían llegar a oxidarse y producirse la contaminación del Mediterráneo.

Dos meses de búsqueda y tres semanas para su recuperación la hicieron quizás, de las cuatro, la más famosa. Al menos la que mayor cobertura periodística recibió.

En tierra se recogieron los restos del avión siniestrado. Cada centímetro de terreno fue “peinado”cuidadosamente.

Durante meses un campamento de marines americanos se instaló en las afueras del pueblo.

La tierra contaminada fue retirada, embolsada y trasladada ¿a dónde?

Para tranquilizar a los habitantes del lugar el entonces Ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarren bajó a la playa y, a pesar de la época del año, se bañó en las aguas del mediterráneas como prueba de que no existía peligro de radioactividad.

Había sido evitada una catástrofe de consecuencias imprevisibles. Palomares y Almería toda volvían a la normalidad.

Treinta y siete años después del accidente de Palomares muchos almerienses han olvidado que hoy, 17 de enero es su cumpleaños, al menos su segundo cumpleaños.

¿Qué hubiera ocurrido si las bombas hubieran estallado, si el material radioactivo hubiera escapado en mayores cantidades, si Paco no hubiera estado pescando aquel día en aquel lugar?

¿Creemos en los milagros? El 17 de enero de 1966 Palomares vivió su propio milagro.

 

Graciela Vera

Almería, en el sur del norte, enero de 2003


EL FERVOR, LAS LÁGRIMAS Y LAS TAPAS DE NICOLÁS

EL FERVOR, LAS LÁGRIMAS Y LAS TAPAS DE NICOLÁS
ALAMARES: Nombre dado a los cordones, galones, y flecos de oro, plata estambre o algodón, cosidos en la caída del palio.

ALPARGATA: 1 Calzado de cáñamo, en forma de sandalia que se asegura con cintas a la garganta del pie. 2.- Calzado sencillo de lona. Lo utilizan los costaleros.

CABILDO: 1.- Junta de hermanos de ciertas cofradías, aunque sean legos. 2.- Capitulo que celebran ciertas religiones para elegir sus prelados y tratar de su gobierno.

CAMARERA: En las cofradías o hermandades religiosas, mujer que tiene a su cargo cuidar o vestir a una imagen.

CANDELERIA: Conjunto de velas o luces que lleva el paso de imagen.

CAPATAZ: Persona que guía un Paso por delante, que sirve de ojos de los Costaleros.

CAPIROTE: Cucurucho de cartón, cubierto de tela blanca o de otros colores que se colocan en la cabeza los Cofrades en las procesiones de cuaresma.

CARRERA OFICIAL: sitio por el que todas las procesiones deben desfilar. Donde se encuentran sillas y asientos que se alquilan al público.

CELOSÍA: Enrejado de listoncillos de madera o de hierro, que se pone en los pasos, para adornar y para que los costaleros respiren.

CHICOTÁ: Recibe este nombre a las largas caminatas sin pausa que dan los Costaleros.

CÍNGULO: Cordón o cinta de seda o lino, con una borla a cada extremo que sirve para ceñirse el penitente, el habito.

COFRADE: 1.Compañero, camarada, amigote. 2. Perteneciente a una cofradía o hermandad.

COFRADÍA: Congregación ó hermandad que forman algunos devotos con autorización competente para ejercitarse en obras de piedad.(Rendir culto a un santo, a la Virgen, etc) ó prestar determinados servicios relacionados con culto.

COSTALERO/A: Persona que lleva sobre sus hombros o bien a costal, recayendo en este caso el peso sobre sus cervicales, los pasos de las procesiones de Semana Santa.

CRESTERÍA: Adorno de labores caladas que adorna los pasos.

DERECHA ADELANTE: Voz de orden que da el capataz al costalero que va en la pata de paso en el lado derecho para girar o echarse hacia ese lado.

ESTACIÓN: Visita que se hace por devoción a las iglesias o altares, deteniéndose allí algún tiempo a orar delante del Santísimo Sacramento, principalmente en los días del Jueves y Viernes Santo.

FERVOR: Celo ardiente y afectuoso hacia las cosas de piedad y religión.

GUARDABRISAS: Fanal de cristal abierto por arriba y por debajo, dentro del cual se colocan las velas para que no se corran o apaguen con el aire.

HABITO: Vestido usado para mortificación del cuerpo, o como señal de humildad o devoción.

HERMANDAD: 1. Amistad íntima; unión de voluntades, cofradía.

IZQUIERDA ATRÁS: Voz de orden que se da al costalero por el capataz para girar o echarse a ese lado.

LLAMADOR: Aldaba de plata u otro metal, o madera decorativos que se coloca en los pasos para llamar a los costaleros.

MANTILLA: Prenda de seda, lana u otro tejido, con guarnición de tul o encaje o sin ella, que usan las mujeres para cubrirse la cabeza y que a veces cae sobre los hombros y parte de la espalda.

MAYORDOMO: Persona encargada en mandar cada sección de la hermandad en su desfile de penitencia.

MENOS PASOS: Orden de mando que reciben los costaleros que significa que estos acorten el paso.

NAZARENO: 1.- Imagen de Jesucristo vistiendo un ropón morado. 2.- Penitente que en las procesiones de Semana Santa va vestido con túnica, por lo común morada.

PALIO: Especie de dosel colocado sobre cuatro o más varas largas, que sirve en las procesiones para que el sacerdote que lleva en sus manos el Santísimo Sacramento, o una imagen, vaya cubierto de las injurias del tiempo y de otros accidentes.

PASO: 1.- Cualquiera de los sucesos más notables de la pasión de Jesucristo. 2.- Imagen o grupo de imágenes que representan un suceso de la pasión de Cristo, y se saca en procesión por la Semana Santa.

PENITENTE: Persona que en las procesiones o rogativas públicas va vestida de túnica en señal de penitencia.

PROCESIÓN: Acto de ir ordenadamente de un lugar a otro muchas personas con algún fin público y solemne, por lo común religioso.

SAETA: Copla de cante flamenco, de motivo religioso, que una persona canta en determinadas solemnidades especialmente en las procesiones de Semana Santa.

SAYA: 1.- Falda, refajo, enagua. 2.- Vestidura talar antigua, especie de túnica, que usaban los hombres.

SEMANA SANTA: La semana grande, mayor o santa es la ultima de la cuaresma, desde el Domingo de Ramos hasta el de Resurrección. Es la semana en la que se revive la vida y muerte de Jesucristo.

TRONO: Lugar o sitio en que se coloca la efigie o santo cuando se le quiere orar con culto más solemne.


ENTRE LA FE Y LAS LÁGRIMAS

Hasta el miércoles, miles de turistas debieron conformarse con ver la famosa Semana Santa Andaluza en guías y libros. Las sillas vacías enmarcando calles anegadas eran los únicos testigos de que algo diferente podía haber sucedido en estos días de abril del 2003.

¡Y vaya si sucedieron cosas!. Pero lamentablemente desde el Domingo de Ramos al Miércoles Santo la mayoría de lo que aconteció, al menos en directa referencia a la Semana, estuvo enmarcado por lágrimas, impotencia y desazón.

Habitualmente el clima, y no el que nos jugó tan mala pasada en esta ocasión, sino el del ambiente general, es una magnífica mezcla de fe, penitencia, sonidos y colores y hasta el Domingo de Gloria las calles de ciudades, pueblos y villas, a lo largo y ancho de Andalucía, viven su particular Semana Mayor.

Diferente a la del resto del mundo. Diferente a la de otras comunidades españolas, diferentes, incluso de un sitio a otro dentro de la misma comunidad.

No pretendo historiar ni traer a colación detalles minuciosos que incluso aún escapan a mis neófitos y asombrados ojos; intentaré trasmitir las vivencias de esto tan especial que se siente aquí, tal cual yo las he captado.

Preguntarse qué es para los andaluces la Semana Santa es un interrogante que no tendría respuesta sin unirla a una forma de vida que no es de ahora; que ya diferenciaba al sur del resto, desde siglos pasados cuando España era aún una sucesión de reinos y ducados.

¿Espectáculo?, no podemos creer que para el joven que camina, algunas veces descalzo, seis, siete, doce horas ininterrumpidamente cargando el Trono sobre sus hombros; para las chicas portadoras que salieron a las cuatro de la tarde desde su barrio, al que regresarán pasada la media noche y que, aún antes de llegar a la mitad del recorrido llevan en su rostro reflejado un cansancio del que no harán caso ni será excusa para abandonar sus puestos, pueda esto considerarse un espectáculo.

¿Fé?, posiblemente, pero es esa Fe o Fervor tan especial que practican los andaluces que hay que estar inmerso en su mentalidad para comprenderlo. Una Fe que los lleva a vestir las túnicas de su congregación, cubrir los rostros con el capirote que solo deja al descubierto los ojos, cargar cruces y dejar de lado muchas cosas particulares para dedicarse de lleno a organizar, trabajar, ensayar, ordenar y participar.

Una Fe que no los inhibe de piropear, en una insolente inocencia, las imágenes de la Virgen cuando salen de sus habitáculos o de hacer de toda fiesta cristiana una gran fiesta popular donde lo religioso y lo pagano se incrustan en esa idiosincrasia tan propia de un pueblo que tiene su pasado profundamente enraizado en el morisco que, al marcar diferencias religiosas no hace más que profundizar sus raíces.

Un Fervor que no llega a los espavientos de las crucifixiones ni los azotes en público y que deja la Semana Santa de Andalucía enmarcada en un bellísimo cuadro pintado con cien pinceles en cien lienzos diferentes.

Cada desfile procesional se transforma en una ceremonia cuya fastuosidad da lugar al asombro. Las largas túnica de los penitentes, el esfuerzo de costaleros y portadores, el olor del incienso alargándose en las calles y, en cada pueblo una Semana particular, tan suya que no podemos, por más que lo intentamos, unificar el espectáculo.

A los turistas les gusta, la buscan, la disfrutan, pero no siempre la entienden. Yo diría que pocas veces la entienden. Es que los andaluces no hacen su Semana Santa como una teatralización de penitencias, por el contrario, la viven, la sienten en cada hora previa a la salida de cada congregación, en los meses de preparación, en la organización y respeto a las jerarquías.

Pero la Semana Santa, que es de turismo para amplios sectores de la economía ha sido este año una semana de lágrimas.

Y no han sido lágrimas de religiosa emoción como son las habituales ante el paso de la Virgen, de su Hijo y el misterio de la Pasión; ni de asombrada emoción como las que se vierten ante la belleza y realismo de las obras de arte que representan a una mujer y un hombre sufrientes; ni siquiera de calculada emoción por el valor de las imágenes que tienen en algunos casos dos y tres siglos de historia.

Esta vez las lágrimas fueron de impotencia.

Lágrimas de dolor, pero no de dolor religioso sinó de ese dolor mezcla de bronca y resignación ante lo inevitable: el capricho del tiempo.

En ciudades y pueblos de Andalucía, entre el domingo y el martes, fueron muy pocas las Hermandades que pudieron salir a la calle y cumplir las Estaciones de Penitencia programadas. La lluvia obligó a que algunas procesiones retornaran sobre sus pasos a pocos metros de iniciadas, otras simplemente quedaron dentro de las iglesias.

Y fueron muchas esas lágrimas porque fueron muchas las procesiones suspendidas este año y no pocos los penitentes que frustrada su ilusión debieron recurrir a las infusiones de tila para soportar el trance. Los rostros descompuestos dejaban visibles los sentimientos, no había motivos para ocultar las lágrimas que, públicamente mostraban su desazón. En Sevilla la Congregación de La Fe fue la primera hermandad que este año recién el miércoles pudo procesionar sin alterar el horario previsto.

Pero no toda Andalucía vivió igual el inicio de la Semana Santa. En el Levante, en Almería, ninguna de sus Hermandades quedó sin salir. La ciudad ‘donde el sol pasa el invierno’ generalmente sabe muy poco de lluvias y chubascos y esta particularidad estuvo presente también en esta oportunidad.

Pero hay también otras lágrimas presentes esta semana. Son lágrimas que no terminan de caer, que han quedado prendidas en las mejillas de los rostros de las distintas figuras de la Virgen. Parecen lágrimas reales, asombra la maestría conque aquí ha sido tallado el dolor.

DE LA COSTUMBRE DE TAPEAR

El maitre de un conocido restaurante de Sevilla hacía notar que para el sector de la gastronomía, la semana había sido por demás fructífera. No es común tal movimiento de comensales porque con buen tiempo los turistas y feligreses se dedican a seguir los recorridos y visitar las iglesias a la que llegan las Hermandades, y para no perderse nada suelen comer su ración, muchas veces al paso.

Por supuesto que no siempre llueve igual para todos y lo que para algunos fue motivo de desazón para otros fue un bien recibido beneficio económico. Y como en las largas jornadas se hace necesario reponer fuerzas, restaurantes y bares se vieron atiborrados de parroquianos que, refugiándose de las inclemencias del tiempo, dieron rienda suelta a otra de los atractivos de la región: su gastronomía y sus tapas.

Lo pueden también decir los bares de Almería, que ya dijimos, fue la única ciudad andaluza donde no llovió y no fue necesario suspender ninguno de los Pasos programados. Los bares, como todos los años, entre procesión y procesión se ven abarrotados de parroquianos y las tapas parecen saltar desde las planchas convertidas en sabrosísimas gambas, chipirones o sardinas.

En los locales y terrazas no hay mesas libres y la barra está repleta. Es que por más religiosa que sea la fiesta, el espíritu andaluz no evita la confraternización y el momento de algarabía. Algunos de los parroquianos han recorrido extensos trayectos acompañando las Hernandades y necesitan reponer fuerzas. Otros son forasteros que vinieron a ver los desfiles y no quieren volver a sus localidades de origen si probar las tapas de la localidad donde se encuentran y los otros son los habitués de siempre que, ya conocedores no leen la carta y directamente piden una de aguja, una tortilla de patatas o alguien olvida la Cuaresma y se deleita con una tapa de orejas de cerdo, jamón o una ‘fritá’ de sangre.

LA ESPECTACULARIDAD

Por allá viene ‘La Macarena’, parece traer un paso suave, meciéndose bajo el palio bordado. ¡Bonita! ¡Bonita! ¡Bonita!

En Almería, en Málaga, en Cádiz, en Sevilla, en Córdoba, en cada rincón de Andalucía salen a la calle las imágenes de la Virgen, de increíble belleza ¿Cuántas Macarenas fueron llevadas este año entre una candelería de oro y plata?

Las Camareras han vestido con sus mejores galas las imágenes, las perfumaron y ahora las siguen, con grandes peinetones y mantillas, vestidas de negro, elegantes con sus cruces colgando al cuello, su clavel al pelo y sus zapatos de tacones con los que caminan horas, kilómetros. Las mujeres sabemos que esto también es un sacrificio.

El olor al incienso, los niños pequeños que acompañan llevando botellas de agua para los costaleros y la voz de los capataces: ’a’lante… de frente… va bien... un poquito más… izquierda… atrás… ahora derecha… vamo de frente…’

La salida desde muchos templos es la primera prueba, el primer escollo que deben vencer los costaleros. Algunos portales son tan bajos y estrechos que éstos, en un esfuerzo imposible de describir deben sacar los Tronos agachados… ‘izquierda…adelante… de frente…”; en otros casos hay escalones y en la ceguera producto de su posición bajo el palio dificultan su labor ’menos pasos… p’adelante… despacito… así, así…’

La tarea del capataz no es fácil. Debe cuidar que cada paso de cada uno de los hombres que están bajo sus órdenes, sea exacto, preciso, guiado para doblar esquinas, pasar por calles tan estrechas que no dejan espacio a los lados, bajar cuestas o subirlas. Un tropiezo puede provocar una catástrofe. Bajar o levantar el trono es una prueba de coraje, el capataz lo sabe y alienta a los hombres. Como espectáculo es esperado y aplaudido por el público. Suena el golpe seco del llamador… ‘Vamo a hacer una levantá en la que nos vamos hacia el cielo… vamos… todos prontos… ahí valientes…’

Los tambores atronan. La música que toca la banda generalmente está en el contexto de las marchas fúnebres o música sacra pero siempre, sobresaliendo, está el golpe de los tambores que son los que marcan el paso de los cofrades.

Los pasos de portadores o costaleros siguen ritmos precisos. En un momento las imágenes se hamacan, toman impulso y parecen retroceder y avanzar, al siguiente el mismo movimiento impuesto a los tronos hacen que el movimiento de los vestidos simule perfectamente el de una persona caminando.

Pero no todas las procesiones están inmersas en el sonido de los tambores. En las del Silencio, nombre que se repite en muchas partes, el sonido de los pies de los costaleros arrastrando contra el suelo es lo único que se oye y parece elevarse más fuerte a cada paso. En la actualidad la mayoría de los cofrades cambió las alpargatas por las zapatillas deportivas pero el chirriar es el mismo, los pies asomando debajo de los faldones del Trono son de por sí otro espectáculo.

Como un espectáculo es el paso por las calles de Málaga de una Dolorosa de dulce y sereno rostro, con su manto de nueve metros de largo por cinco de ancho, exquisitamente bordado en oro que doscientos cuarenta portadores con paso marinero ‘hacen caminar’ con suave cadencia.

Como espectacular es la escenificación de La Pasión de Cristo que realizan 130 vecinos de Carratraca. Grandes y chicos, todos se identifican con los personajes y cumplen su papel como expertos actores y en la vieja plaza de toros surge una Palestina de hace 1967 años.

UN MUSEO QUE PASEA SUS TESOROS POR LAS CALLES

Y para los creyentes la fe hace que surjan otras lágrimas, las que son mezcla de emoción y fervor religioso, las que vierten los católicos, insignificantes ante el misterio de la Muerte y Resurrección y que sienten la grandeza que emana de ese, su patrimonio.

Un inmenso museo que entre alamares y guardabrisas saca a pasear sus tesoros.

Y esto tan complicado y tan sencillo a la vez, es Andalucía durante la Semana Santa.

Los artistas, maestros imagineros nos han regalado obras fastuosas, rostros tan naturales, tan ‘humanos’ que dejamos de pensar en ellos como un grupo escultórico inanimado para recrear escenas que escapan de los libros de historia cristiana. Algunas imágenes son nuevas, de dos, tres, diez, veinte años… pero otras llevan cientos de años en su haber y en lugares como Granada este año la lluvia impidió la salida de una escultura de 1718.

Mejor suerte hubo con el Cristo de la Sangre, de Málaga, imagen de 1513 que fue portado en andas por 120 Hermanos o el paso de 1740 que lleva a Nuestro Padre Jesús Nazareno en Huercal Overa.

No podemos destacar sobre otro, ni un trono ni una imagen. La belleza es un común. Los primeros, en maderas nobles o metálicos cubiertos de oro y plata, compiten en el tallado y las imágenes del más puro barroco. Así hemos admirado la belleza del que lleva a Nuestra Sra. de la Amargura, también en Huercal Overa, una Virgen de rostro casi infantil y facciones serenas tallada en 1967, o el trono barroco tallado en roble del Padre Jesús de la Salud y la Pasión de Almería que es de tal belleza y perfección que invita a la contemplación. Y podríamos seguir enumerando uno tras otro, y no mentiríamos al decir que cada uno es el más bonito.

Y el museo sigue abierto toda la semana y los tres días que el tiempo lo obligó a encerrar sus tesoros seguramente serán resarcidos el año próximo.

En Ayamonte la Congregación de Jesús de la Pasión fue la única que pudo realizar una estación de penitencia completa el Domingo de Ramos. Por todo esto los turistas ya están programando el viaje del 2004, porque siempre ha sido imposible ver la Semana Santa andaluza en solo siete días.

Las procesiones se suceden. Andalucía se viste de fiesta y de dolor. Mezcla cantos y rezos. Llora y ríe como siempre lo ha hecho, porque Andalucía es esta mezcla de religioso y profano, de grandeza y humildad, de exhuberancia y mendicidad.

En más de una ocasión estas obras de arte han debido ser cubiertas por plásticos para tratar de salvaguardarlas pero no es garantía de seguridad para ese riquísimo patrimonio y entonces es cuando vuelven a aparecer las lágrimas, cuando el Cabildo decide no salir y cuesta a los cofrades, especialmente a los más jóvenes, no realizar las estaciones y vemos a los penitentes consolarse unos a otros y a los costaleros que se niegan a volver a sus casas sin realizar el sacrificio.

SIEMPRE EL FERVOR

Desde hace algunos años han comenzado a trabajar en algunas ciudades, clínicas especializadas para atender a costaleros y portadores. El esfuerzo es tal que, a pesar de los meses de práctica previa, de los protectores para el cuello y los hombros y de las fajas de dos metros de largo con los que se envuelven a la altura de los riñones, los efectos pueden, y son, en muchos casos, nefastos. ‘Mucho corazón lo que hay aquí adentro’, dijo un costalero en el segundo en que bajaba la tela que los aislaba del resto del mundo y razón no le faltaba.

Los médicos y masajistas tienen una clientela que los visita antes y después de procesionar. Antes para prepararse, prevenir quitándose de encima algún dolor muscular que puede impedir cargar el peso que destinan a sus espaldas, después para dar solución a algunas complicaciones que pueden surgir por mala postura, por haber cargado el peso sin una protección adecuada, o simplemente porque no es fácil llevar sobre sí una tonelada. Por esta razón la preparación de los costaleros requiere varios meses de ensayos.

Los pies descalzos sufren los rigores de asfalto y piedras, los penitentes caminando totalmente cubiertos, respirando su propio aliento, en general todos están sometidos a un gran esfuerzo que solo el fervor religioso hace llevadero.

En Córdoba el martes procesionó La Hermandad de la Agonía. Sale de un barrio, casi en el campo. Ocho kilómetros y medio para llegar a la Carrera Oficial luego de atravesar tres polígonos industriales y varios barrios de la ciudad portando un trono de una tonelada de peso durante doce horas de recorrido.

Los costaleros de la Hermandad del Cristo de los Gitanos de Granada deben sacar a gatas las imágenes porque la puerta es demasiado pequeña. En cuclillas o de rodillas el trabajo que realizan es extenuante. Varios penitentes de la hermandad del Gran Poder Negro, avanzaban descalzos, con gruesas cadenas a los tobillos.

SOBRE MUJERES Y PRESOS

Por los corredores de la cárcel de Picassent el Cristo de la Buena Muerte fue llevado a hombros por los mismos reclusos. Los penitentes que entraron a la cárcel compartieron con los presos la emoción de una reclusa cantando una emotiva saeta tras los barrotes.

No tienen libertad pero ninguno de ellos quedó sin asomarse a las rejas de sus celdas para ver el paso del Cristo y seguro que los que ayudaron a transportarlo deben haber sentido algo muy especial y que desde el lado de afuera no siempre se comprende. Y en Málaga ‘Jesús el rico’ liberó, como es tradición un preso. Este año el amnistiado es un agricultor que cumplía una pena de tres años por agresión.

Y también en Málaga, en la Hermandad del Cristo de la Buena Muerte una cofrade, integrante de toda la vida de la hermandad, y nunca más exacta la afirmación ya que su padre la anotó al nacer, pidió portar en forma oficial el trono. Se sabía que en secreto alguna mujer lo había hecho pero nunca en forma pública

Esta solicitud desconcertó un poco a una cofradía algo tradicionalista donde siempre fueron hombres quienes se consideraron con derecho a portar la sagrada imagen. Adela Utrera, abogada, pensó que era momento de cambiar algunas tradiciones pero 150 hermanos alegaron ‘razones de moralidad’ y el caso se llevó, pocas horas antes de la salida, a votación secreta. Adela por 268 votos a favor y 161 en contra pudo cumplir su sueño y posiblemente haya sentado precedente para que se inicie una nueva era en la que en Málaga los tronos portados solo por hombres pasen a la historia.

En otras localidades el camino ya está abierto. Mujeres muy jóvenes de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia portaban el trono principal abriendo la procesión de su cofradía en Almería. Un trayecto extenso de casi ocho horas de duración que evidencia que las mujeres pueden y de hecho lo hacen, levantar las imágenes al cielo.

LAS TAPAS DIFERENTES DE LO DE NICOLÁS

Acababa de procesionar por la calle Altamira la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y la Paciencia cuando decidimos que esa noche nos apetecía un sabor diferente y cuando se quiere innovar nada mejor que ir a casa de Nicolás.

El Mesón es un sitio más bien pequeño pero con una calidez que realmente obliga a volver. A mi entender, la afabilidad de Nicolás y ese tono familiar a mis oídos de José, un marplatense, joven y con ganas de abrirse un camino, como muchos otros argentinos que han llegado a España, a más de la seria especialidad de Juan en la plancha, ya son de por sí motivo más que suficiente para que no nos desesperáramos cuando llegamos y vimos que no había lugar ni para acercarse a la barra.

Pero ellos conocen nuestros gustos… normales, o sea con mucha pimienta para mi, un poquito más suaves para Enrique y las tapas a elección del dueño del local que siempre acierta, como con los nombres tan particulares que les ha puesto a sus creaciones culinarias o, mejor dicho, a los sabores tan especiales con que ha enriquecido el listado de tapas almerienses.

‘Visitante’, ‘Efecto 2000’, ‘Eurotapa’, son algunos de los curiosos nombres de estas creaciones. Como el de ‘Pantera Rosa’ que según la carta es carne de Pantera Rosa con tomate, algo de lo que nos fiamos porque el ‘Derecho a Discrepar’ no es otra cosa que carne de Búfalo en Adobo Picante con Mayonesa, la ‘Tormenta del Desierto’ carne adobada con pólvora del Golfo Pérsico y tomate; el ‘Tornado’ se compone de un huevo de Macael con polvos de mármol, picante y pan tostado y el ‘México 86’ es un lomo al ron con tequila, pimienta y tomate y seguiríamos así…

Las tapas de Nicolás son famosas porque a un huevo de gallina alegre con salsa Catalina le ha llamado ‘La Peseta’; ‘Un Conde Lequio’ es una longaniza de Bayárcal con salsa de tomate picante; vean que todo es picante aquí, hasta el ‘Viagra 98’ que se compone de lomo afrodisíaco con salsa picante o el ‘Padre Apeles’ que no es otra cosa que lomo de Bolonia en salsa americana con mayonesa y pimienta y si queremos algo más suave pedimos un ‘Gran Hermano’: una empanadilla a la plancha con atún y lechuga o una ‘olla gitana’

Y así seguiríamos pero yo pienso que a las tapas de Nicolás hay que probarlas porque si no, al pedir en El Mesón una ‘Muerte Súbita’ alguien podría no captar que lo que queremos es saborear un chorizo de Padules con Picante de Secano.

DE BANDAS, SAETAS Y MAS FERVOR

Y después de tanto llanto el sol volvió a reinar en los cielos y las procesiones a llenar de sonidos las calles. El miércoles fueron muy pocas las que sufrieron los efectos del tiempo y ya jueves y viernes todos los programas se han cumplido sin inconveniente.

Las saetas fueron protagonistas en todos los pueblos. Siempre me ha sorprendido y emocionado ese canto que parece escapar del alma misma del intérprete. Un canto tan propio que es como si él o la cantora estuviera cantando solo para sí mismo.

Las saetas son una mezcla de profundo sentimiento religioso en una expresión inconfundible de dolor.

Para muchos otro espectáculo en esta semana tan especial. Como también puede ser considerado el paso de las bandas. Con cada procesión, salvo las del silencio, desfilan en perfecta formación una o dos bandas. Todas tienen un encanto muy particular pero hay algunas que por razones especiales destacan como la banda de la Brigada Alfonso XIII de La Legión, que en Cuevas de Almanzora con su paso marcial, el juego de presentación de armas, y sus uniformes que tienen aquello de místico de la vieja Legión Extranjera que de chicos solíamos ver en el cine de aventuras dio un color distinto a las estaciones de penitencia pero este año La Legión estuvo también en Málaga acompañando la Semana Santa y después de muchos años participó del recorrido su mascota oficial: la famosa cabra de los legionarios.

Y las procesiones siguen saliendo en todas las villas, como la que en la tarde del Viernes Santo por las calles de la Villa de la Alcantarilla procesionan seis Cofradías llevando nueve Pasos. Dos de éstos portados por mujeres.

Abren la procesión cofrades escenificando soldados romanos que marcialmente pasan llevando una muestra de color a la que a continuación será una procesión de luto: Jesús acaba de morir.

El primer Trono lleva una escenificación de las Hijas de Jerusalén, pesa mil trescientos kilos y es portado por 75 mujeres. A continuación llega ‘El Calvario? con 1800 kilos de peso, llevado por 90 hombres, ‘El descendimiento también es portado por hombres, 65 que cargan los mil setecientos kilos de peso y tras éste ‘La Santísima Virgen María de las Angustias’ deja descansar sus novecientos kilos de peso sobre 65 hermanas portadoras. Y así hasta completar los nueve grupos escultóricos.

Falta aún la alegría del anuncio de la Resurrección, los penitentes siguen mirando hacia el cielo y rogando por un soleado Domingo de Pascua y nosotros lamentamos que ese día Nicolás descanse.

Graciela Vera

Almería, en el sur del norte, Abril 19 de 2001

UN DOMINGO EN LA CORTE DE ABDERRAMAN III

UN DOMINGO EN LA CORTE DE ABDERRAMAN III

La invitación era tentadora: conocer la fortaleza que el primer califa de Al-Andalus -Abd Al-Rahman III, conocido en la historia por su nombre ya españolizado Abderraman III , mandó construir en el año 955 cuando concedió la categoría de madina a la población que hoy conocemos como Almería.

La historia nos dice que La Alcazaba no fue la primera construcción defensiva ubicada en este lugar; es más, ésta se edificó sobre las ruinas de una fortaleza anterior, con tal acierto que bajo su protección Almería se convirtió en el puerto marítimo más importante de Al-Andalus, cuartel general de la flota omeya y de su almirantazgo donde la misma protección recibida permitía la construcción de grandes navíos de guerra sin sufrir el escarnio de los piratas que azotaban las costas mediterráneas.

Nos dispusimos a iniciar el paseo desde la Plaza Vieja, junto al Monumento a los “Coloraos”, que, frente mismo al Ayuntamiento de la ciudad nos recuerda la gesta histórica de unos hombres liberales los cuales, identificados por sus casacas rojas, fueron fusilados en agosto de 1824 cuando desembarcaran en las playas almerienses para proclamar la libertad contra el mandato de Fernando VII, en defensa de la Constitución de Cádiz del año 1812, conocida como la Pepa por haberse proclamado el día de San José.

Pero esta es la Almería cristiana, reconquistada por Isabel y Fernando, los Reyes Católicos, consolidada el 26 de diciembre de 1489 cuando los soberanos le hicieran entrega del Pendón de sus Armas Reales y yo, creo escuchar aún en estas callejas que se empapan de tanta historia, el primer grito de: “Almería, por los reyes católicos”

Por los arcos porticados de la fachada principal del ayuntamiento pasamos al barrio de la Musalla, no sin antes inquirir, sin éxito, la altura de una esbelta palmera, digna de mejor atención y, ¿porqué no? mención en la presentación turística de la ciudad.

Siguiendo el recorrido ascendente de tortuosas calles nos vamos acercando a las escalinatas que nos llevarán al primero de los recintos amurallados. Estamos en la primitiva medina. Los guías que nos acompañan nos explican que La Alcazaba posee 1430 metros de perímetro amurallado, resultando ser la fortificación musulmana más grande que se conserva en España.

La fortaleza, reconstruída en buena parte, se ubica en un cerro aislado que domina la bahía; consta de tres recintos, los dos primeros de la época musulmana y el tercero construído luego de su conquista por las huestes de Isabel y Fernando.

Me impactó algo que leí, escrito por al-Udri (1003-1085) uno de los innumerables poetas del Califato de Córdoba: "No se asciende a su alcazaba si no es con fatiga, ni se trepa hasta ella si no es con pena; es sólida en su aspereza, extraordinaria en su inaccesibilidad".

Siento que la historia me atrapa y me retrae en los siglos; quizás sea leyenda, quizás realidad… grita una mujer reclamando a su hijo… de las humildes viviendas que parecen resbalarse por el barranco las gentes huyen rumbo a la fortaleza. Deberán entrar antes de que cierren las gigantescas puertas para quedar protegidos de los piratas cuyas naves asoman en el horizonte.

En el primer recinto se van acomodando las familias. Allí están también las huestes que defenderán a la joven medina, deseada por su ubicación que la hace privilegiada, por la riqueza que sale de los telares que trabaja su pueblo y de los que emanan metros y metros de brocados y sedas codiciadas en todos los reinos; por el movimiento del puerto, el más importante del Mediterráneo y por la misma fortaleza que la hace casi inexpugnable.

La mujer toma de la mano al pequeño y lo arrastra hacia los altos muros que se abren en un arco, en una esperanza de salvación. Aferrándose a los pedruscos, por escalones mal construídos, que no se parecen a éstos que hoy subimos cómodamente, la madre alcanza la doble entrada. Casi al límite de sus fuerzas se dirige hacia uno de los aljibes que proporciona agua a los ahora sitiados.

El grupo que me acompaña cruza bajo un arco en forma de herradura, una torre casi albarrana; son tres puertas que atravesamos para llegar a lo que hoy día son hermosos jardines de estilo musulmán.

El tiempo no ha sido benigno y solo rescata de ese pasado, el aljibe junto al que la mujer descansa luego de saciar su sed. Un hombre viejo aguanta una lágrima; está acostumbrado a perder sus pertenencias cuando el pueblo es atacado. Muchas hordas piratas se cebaron en estas costas, ricas en minerales y en mano de obra.

Quizás éstos que se acercan sean de origen berebere, mercenarios de religión musulmana, pero no de raza árabe, provenientes del norte de África. El hombre viejo recuerda que en una de sus incursiones se llevaron a su mujer, a su hijo y a su nuera. Mira el cielo, está oscureciendo… busca un sitio para pasar la noche.

Nosotros, los que vivimos este día de sol, admiramos las rosas rojas, rosadas y blancas que adornan los jardines, oímos el agua correr por el centro de las escalinatas nuevas que nos ayudan a ascender hacia la “Torre de la Vela”, muro de construcción cristiana, donde se encuentra la ‘Campana de la Vela’ que por el año 1.765 el rey Carlos III hizo colocar para fines tan importantes como dar la voz de alarma en caso de peligro, anunciar cuando salían o volvían los barcos de la mar o señalar los turnos de regadío de los agricultores.

La terrible noche que viven aquellos habitantes de hace casi mil años se transforma ante nuestros ojos en una hermosísima vista de la ciudad moderna hacia el sur o, si nos vamos al otro extremo, el paisaje del Barranco de la Hoya por donde serpentea la muralla de Jairán, nombre del rey moro que inició su construcción a principios del siglo XI, la que fue finalizada por su sucesor en la época de los reinos de Taifas. (la muralla se extiende hasta el Cerro de San Cristóbal)

El grupo se perdió detrás de los altos muros, ha pasado al segundo recinto. Yo me quedo un rato más en éste.

Sentada en lo alto observo hacia la parte más baja las mantas bajo las que se cubren mujeres y niños, que comienzan a moverse, despiertos éstos por los primeros rayos de sol. Los hombres del Califa y los del poblado han permanecido alertas, atareados en la preparación de la defensa.

En enormes calderos calientan hasta el hervor aceite y agua que derramarán sobre quienes intenten escalar la fortaleza. Grandes piedras y montones de flechas son sus armas defensivas.

En la costa, más allá de unas tierras labradas y unos rebaños de ovejas veo también movimiento. Los piratas han desembarcado y se deslizan entre las casas saqueándolas, incendiando y matando.

El humo no me deja ver más allá… sacudo la cabeza y vuelvo a este tranquilo domingo de sol. Sigo viendo humo, pero ahora es el que arrojan las chimeneas de los barcos que unen diariamente Almería con las ciudades de Melilla y Nador, en la costa africana. En algún sitio las campanas de una iglesia llaman a misa.

Quiero cambiar de escenario. Al atravesar el arco que me lleva al segundo recinto sacudo de mi mente las escenas de barbarie; cambio de siglo y me encuentro en un área palaciega, suntuosa, llena de vida y arte.

Baños públicos y privados, casas, cuadras, hornos, aljibes y como disfrutando y protegiendo todo aquello un suntuoso palacio con sus accesos fortificados y un patio central con fuentes donde salta, corre, desborda, el más preciado tesoro de los musulmanes: el agua.

Es un exquisito palacio mandado construir por el rey Al Mutasim en el siglo XI y donde se reúnen poetas, escritores, médicos, científicos y filósofos, flor y nata de las artes y las ciencias de la época.

Bellas mujeres danzan junto a las fuentes y el Califa que disfruta de la música, el clima y la prosperidad alcanzada en las tierras conquistadas a partir del año 711, se recuesta a un ventanal para mirar más allá del horizonte. En pocos minutos llamarán a oración.

La voz de los guías me vuelve a la realidad. Nos dicen que por aquella época Almería era la tercera ciudad más poblada de la Península después de Córdoba y Toledo; una ciudad industrial donde funcionaban más de 800 telares y desde el puerto se comercializaba con un importante número de países. Sin lugar a dudas, la España musulmana fue una España rica y próspera.

Este recinto es el que habitaban los reyes, sus servidores y los soldados. Aquí se levantaba una pequeña medina. Hoy solo vemos ruinas en lo que fuera el suntuoso palacio, recatadas las fuentes, los aljibes califales, y reconstruídas algunas viviendas.

Las ruinas nos entristecen. Destruída por terremotos y abandonada por la desidia de los gobernantes, La Alcazaba solo permite recrearse en su belleza a quienes disfrutan del don de la imaginación.

Donde estaba la mezquita, los Reyes Católicos hicieron construir una ermita en la que se venera a San Juan Evangelista. Su estilo mudéjar no nos deja dudas sobre su origen.

Queda poco para ver, se conservan restos del ‘Mirador de la Odalisca’ que nos invita a soñar con la leyenda.

Cuentan las paredes que aún se conservan en pie, y los vientos que llevan su lamento hacia la eternidad, que por esta ventana intentaba huir un cristiano, ayudado por la esclava preferida del rey Al-Mutasím que se había enamorado de él. Sorprendido por la guardia real, el joven prefirió dejarse caer al vacío a ser nuevamente esclavizado. Pocos días después, y de pura pena, la bella odalisca también moriría, recostada sobre el alfeizar de la ventana, la única que aún se conserva en nuestros días, como inmortalizando la tragedia de aquel amor.

Quiero volver a la época real, dejo que se difuminen las chirimías y los suntuosos tapices que cubren los muros, y cuando creo estar nuevamente en el siglo XXI, salta a nuestro paso un mozo, ayudante de las cocinas. Dice que va a comprar al mercado algunos productos que su madre, cocinera de palacio, le ha encargado y, subido sobre los muros derruídos nos pide que cuidemos de no caer en una gran fuente que está delante de nosotros.

Miramos la tierra reseca, sonreímos pero uno por uno, esquivamos aquella supuesta obra arquitectónica.

Por un momento creo que estoy aún viviendo de la historia pero el joven se acerca y estira sus manos para enseñarnos cuatro monedas de la época. Es de carne y hueso, forma parte del espectáculo, y yo me pregunto ¿hay espectáculo realmente en tantos siglos vencidos a nuestros pies?

El grupo está ya en el tercer recinto, el que se construyó por orden real después de la derrota de los moros. Está separado del segundo por un foso; Es como pequeño castillo dentro de una fortaleza musulmana, con su patio de armas, su polvorín, su torre de los homenajes. Es el que mejor se conserva y aunque algo deteriorada vemos una puerta decorada con el escudo de los Reyes Católicos.

Es el recinto más alto y quizás por ello, del que podemos observar las más bellas vistas de la ciudad y sus alrededores: la muralla, el barrio de La Chanca, el puerto, la ciudad que al estirarse va cambiando sus calles angostas por avenidas y jardines amplios.

Este recinto, que debería ser el que me une al presente cristiano que vivo no me detiene; hay cierta frialdad en las piedras conque se construyera, falta quizás el amor por las flores, por la poesía, por el agua, por la belleza como belleza.

Quizás sea la intransigencia que destruyó aquel reino próspero lo que se palpa en él. Aquí, no encuentro sueños ni veo trovadores cantando a su dama; quizás en otra visita encuentre aquí caballeros y soldados contándome leyendas ocultas en torreones y puentes levadizos.

Al retirarme cruzo nuevamente por el Palacio Real y creo ver correr junto a sus muros mujeres de rostros ocultos, hombres leyendo, amigos platicando, una cultura cuya importancia nos legó parte de lo que hoy somos.

 

 

Graciela Vera

Almería, en el sur del norte, octubre de 2003