ALMERIA SE VISTE DE FERIA - Primeros días de la Fiesta
El 22 de agosto no fue para nada un viernes común en la ciudad. A los almerienses, acostumbrados al azul y a no preocuparse ni por paraguas ni por botas de lluvia, el cielo insólitamente gris, y las reiteradas alertas sobre la amenaza de la gota fría, sumados a alguna racha de viento de levante, que no es tan bravo como el de poniente que suele soplar en invierno, pero que es tan picajoso como aquel, les hacía fruncir el seño.
Y no era para menos, era viernes de inicio de Feria. Sin embargo la Virgen del Mar, en cuyo honor se celebra la gran fiesta de la ciudad, estuvo de su parte. Ni gota fría ni viento. Una noche en la que, hasta salieron las estrellas a bichar, de que se trataba esa avenida de luces que trataba de opacarlas.
¿Que, qué es la gota fría?
Perdonen, olvidé que no en todos sitios se tiene conocimiento de este fenómeno meteorológico que puede llegar a descargar hasta cien o más litros de agua por metro cuadrado en pocos minutos, provocando torrentes que avasallan a su paso todo lo que encuentran. No olvidan los almerienses el año, no muy lejano, en que varios autos con sus ocupantes y hasta un circo completo fueron, trágicamente arrastrados hacia el Mediterráneo.
Por supuesto que ese cañadón por el que bajó la riada hace ya años que fue encauzado y hoy corre por debajo de la rambla García Lorca, uno de los paseos más pintorescos y concurridos de la ciudad.
Desde la mañana pudimos observar un movimiento inusual. Al igual que sucedería durante los días siguientes, la afluencia de visitantes se hizo sentir y ya desde temprano podemos disfrutar de su presencia.
Quizás porque el clima invita a ello, quizás por una genética especial, los andaluces viven las fiestas como pocos y, desde que el termómetro empieza a dejar atrás los fríos invernales, las Ferias se suceden a lo largo y ancho de la Comunidad. En la misma provincia de Almería casi todos los pueblos, y son ciento tres, tienen sus festejos, generalmente en torno al día de celebración de su Santo Patrono.
Iniciamos un juego de adivinazas; por las matrículas de los autos queremos saber su procedencia. Es una lástima que la nueva nomenclatura de las matrículas las universalice en la UE porque…. “Mira… otro más GR, de Granda, y ya he contado siete con éste y aquel es el cuarto MA de Málaga que veo en pocos minutos y aquel azul de MU es de los vecinos murcianos”.
También pasan los SE de Sevilla, y alguna S de Santander que como las B de Barcelona y una VI de Bilbao, que no hemos cometido error al tipear ya que corresponde a la provincia de Vizcaya, se suman a la romería de turistas que llegan de todas partes, y hasta algún conductor nos pregunta en una mezcla de español y francés: “puede vous decir a moi ou est l’avenue Cabo de Gata” y, también mezclando ambos idiomas respondemos: “sigue la rue y double a la droite …..” Pienso si habrán entendido algo mientras trato de averiguar a donde se habrán ido mis cuatro años de Alliance Française en Carmelo.
No queda ninguna duda de que están comenzando diez días de Feria. Y no podemos olvidar que también están los parientes, esos que llegan del interior de la provincia o de más lejos. ¿Se acuerdan de Emy, la vecina del tercero? ¡Pobre!
Hace dos días era una persona alegre, proyectando noches de sevillanas. Hoy es un ama de casa atareada, recorriendo los pasillos del supermercado y cargando al tope su carro. Llegaron primos, tíos y cuñados desde Jaén y amigos desde el mismísimo Tenerife y aún siente la amenaza de un hermano, de subirse al ferry y llegar desde Melilla con su esposa y tres niños. Ahora son catorce para almorzar, merendar y cenar.
Y en lo de almorzar, merendar y cenar, que también hay que desayunar, debo poner atención porque con esto de la Feria, la mayoría de los comercios han bajado cortina y colocado el cartelito de cerrado hasta el 1º de setiembre, o, abren sus puertas sólo por la mañana y entre lo tarde que nos acostamos y la feria de día que nos apresura, más de una vez tendremos que recurrir a los congelados.
Por supuesto que también podemos revisar el saldo de nuestra tarjeta de crédito y si los números nos dan luz verde, lo que significa que nuestro cuenta no está en rojo, el almuerzo se convierte en el tapeo del mediodía, la cena en las ofertas de la feria de la noche y el desayuno en el chocolate con churros de las cinco de la mañana antes de emprender el regreso.
Con casi 30 grados, tendremos que idear como combatir el calor para disfrutar de la Feria del Mediodía. Sombrero, abanico y para comenzar la parranda un tinto de verano. También podremos recurrir a la cerveza bien fría, el vino de la Alpujarra o los rebujitos, todo esto acompañando y como excusa de las sabrosísimas tapas de la gastronomía almeriense.
Pero esto será a partir de mañana. Hoy fui a devolver unos DVDs a la biblioteca pública, que no solo libros presta, y olvidé cargar en la caja la última película que habíamos visto, una vieja de vaqueros, de las cientos que se han filmado en tierra almeriense. Sucede que ahora que descubrí que no todos pueblos del oeste estaban ubicados en los estudios californianos, me divierte descubrir en las persecuciones del malo los paisajes que ya se me están haciendo comunes.
Como había dejado el cd olvidado en el video, era viernes, los sábados, por ser verano la biblioteca permanece cerrada y vencía el plazo de devolución, la funcionaria, muy simpática me autorizó a devolverlo el lunes… pero de mañana porque de tarde cerramos.
Lógico, me dije. Es fiesta, 25 de agosto, fiesta en Uruguay …decláranse írritos, nulos, disueltos y de ningún valor para siempre…, si, la Declaratoria de la Independencia, …todos los actos de incorporación, reconocimientos, aclamaciones y juramentos arrancados a los pueblos de la Provincia Oriental… pero ¿porqué celebrarían los españoles esta fiesta uruguaya?, …por la violencia de la fuerza unida a la perfidia de los intrusos poderes de Portugal y el Brasil... Fueron unos segundos de despiste, los que la chica demoró en agregar… cerramos por la feria.
Y llegaron las ocho de la tarde, porque a esta altura del año, a esa hora el sol aún no se ha ocultado y falta buen rato para que llegue la noche, hora en que precedido por la cohetería de turno, desde el balcón del Ayuntamiento, José Fernández Torres leyó el Pregón de la Feria.
¿Qué quién es?
Nada menos que Tomatito, concertista de fama universal, genio de la guitarra que durante el acto, se emocionó tanto como, en similar situación, lo hiciera el año pasado otro hijo de Almería: David Bisbal.
Almería es una ciudad hermosa donde nunca falta el sol, comenzó diciendo, con palabras que le costaron arrancar, porque Tomatito no suele ser muy dado a hablar en público, pero el se defendió con lo que mejor hacer, y la guitarra en sus manos habló por él y el público que estaba en la Plaza Vieja pudo deleitarse con una falseta, melodía inédita, que Tomatito compuso sobre la base de las tarantas almerienses.
Acababa de quedar inaugurada la Feria del 2003.
La fiesta está en marcha y desde la Puerta Purchena se inicia la Cabalgata Anunciadora.
Miles de espectadores a lo largo del recorrido participan con su alegría. Los mayores dicen que van a llevar a los pequeños y los niños se esfuerzan por seguir el paso de los adultos.
Cabezudos, gigantes, bandas musicales, conjuntos participantes del XX Festival Folclórico de los Pueblos Ibéricos que acaba de finalizar. El color, el sonido, el pasodoble compartiendo espacio y aplausos con las danzas y trajes típicos de Malta, Yugoslavia, Chipre y México en la que sin dudas es la más internacional de las ferias andaluzas.
Quince carrozas pintorescamente decoradas; dragones y dálmatas, pitufos y príncipes, barcos piratas y castillos encantados, Blanca Nieves y la Cenicienta; esta semana los niños serán protagonistas. Vestidos a la usanza andaluza disfrutan arrojando sobre la cabeza de los espectadores puñados de confetis y serpentinas.
El lunes, en el trayecto que recorrerá el desfile durante la Batalla de Flores, recorriendo los barrios, los niños volverán a ocupar sus puestos, el ya casi mocito al que por su edad han dado el encargo de vigilar a los más pequeños, la andaluza que aún no sabe caminar pero que va sentada con una bolsa de papelitos sobre su falda de volados o la que ya más pizpireta disfruta con el movimiento de sus brazos imitando a las bailaoras.
Pero volvemos al momento en que el desfile inaugural llega al recinto ferial, que comienza justo donde se encuentra el Auditorio en donde se celebran las galas y conciertos de más renombre.
El Alcalde procede a encender la iluminación de la portada ferial. Este año se ha recreado un símbolo muy querido por los almerienses: la fachada de su ayuntamiento, que se ilumina con miles de bombillas.
El público, ávido de diversión invade el recinto y bajo los arcos de luces, comienzan diez días de fiesta, diversión, alegría y buena onda. Son muchos los almerienses pero también son muchos los visitantes y desde el interior de la provincia, miles los que se han acercado además de los turistas de otras provincias.
La Feria de Almería atrae y Almería acoge con los brazos abiertos como los de su Indalo y más que nunca se hace cierta el slogan de que nadie será extraño en su tierra.
A pesar de que el recinto ferial está a escasos metros de la costa, los 24 grados de calor casi a media noche, resultan agradables. Comenzamos a recorrer la feria. Los chiringuitos y puestos de ventas se suceden. Ya no hay dudas sobre su internacionalidad, atendidos por marroquíes, hindúes, peruanos, saharawis, congoleños, colombianos, chinos, en ellos se venden los más variados e insólitos productos.
Se ofrece de todo, lo que en buen paladino significa que podemos comprar de todo. Caravanas y pulseras; carteras y billeteras; relojes y linternas; pantalones, faldas, remeras y vestidos; pañuelos, mantones, cinturones y ropa interior; licuadoras, radios y afeitadoras; se pintan camisetas, letreros con el nombre y hasta se hacen tatuajes.
Se pueden comprar artesanías africanas en madera o adornos en bronce; valijas para viaje y valijones, Cds de música, de los legales y también (shhhhh), de los piratas; gatos que se mueven constantemente y hasta maúllan, un caballo que gira permanentemente, un hombrecito gordo que levanta el pirulí si le tocan la cabeza, y hasta la chica que…. ¡bueno!
Las africanas tienen mucha clientela para peinar trencitas muy finas, tanto a chicas como a algún él.
Y como en toda fiesta que se precie, no puede faltar la oferta gastronómica. Se venden papas asadas, churros y bombas de chocolate, y a pesar de los 24 grados que continúan marcando los termómetros a las dos de la mañana, las pilas de turrones siguen menguando rápidamente.
Helados de varios gustos, bebidas de toda naturaleza, jamón y crepés, chorizos al pan y espuma de azúcar. Y como es costumbre en esta tierra, se saborean los turrones.
Podemos comprar bocadillos de lomo, gofres y maíz asado, probar un trozo de coco o decidirnos por la cocina turca, pero a cada paso encontraremos la oferta de turrones y si aún no los hemos probado, seguro que ya no resistimos más la tentación.
También podemos hacernos tomar una fotografía con vestimenta del siglo pasado. No del último, del otro anterior al recién terminado. Imaginen como disfrutaremos cuando, enmarcado y colocado en el sitio de privilegio de nuestro living, algún pariente le busque parecidos, a esa lejana bisabuela de la que nada había sabido anteriormente.
Estamos en el Real de la Feria cuando desde la zona del parque de diversiones oímos gritar a Tarzán. Vamos a ver de que se trata y nos encontramos con los autitos chocadores, iguales a los del Parque Rodó donde tantos topetazos me supe dar, el gusano loco y la tradicional rueda gigante.
Las luces, la música y las risas de los niños nos llevan hacia las calesitas. Algunas clásicas: el caballito que sigue a un auto al que nunca alcaza, otras de diseños espaciales.
Y hablando de espacio nos acordamos que tenemos al planeta Marte tan cerca como no volverá a estar hasta dentro de casi trescientos años. Seguro que mañana nos acercaremos a la costa y mirando hacia el sur lo buscaremos pero desde aquí hay muchas luces para que podamos verlo.
Otro grito, ahora de terror, nos hace girar para alcanzar a ver un grupo de personas, que se despeña hasta el suelo desde la altura de unos treinta metros. Seguro que demorarán unos segundos en reponerse y recuperar el corazón que, no dudamos, aún viene bajando. Personalmente prefiero la montaña rusa pero sobre gustos y masoquismo no hay nada escrito.
Un marco de luces nos anuncia el final del recinto ferial. O también puede ser el inicio si llegamos desde este lado, pero como no quiero ponerme a filosofar sobre los caminos de llegada o de salida y todas las derivaciones que el tema puede suscitar, me detengo a mirar unos cuadros muy bien pintados que un artista sin suerte ha ubicado sobre la acera, con un cartel que dice: el arte anda por el suelo.
Pero la Feria, el espacio destinado a ella, no termina aquí; se extiende hacia el puente con puestos y chiringuitos, carros de helados y más turrones, un recorrido que dejaremos para mañana.
En las casetas todo es música y baile, difícil encontrar una mesa desocupada. En los pasillos y en cada espacio libre hay parejas bailando, chicas bailando, chicos llevando el compás con los pies ¿porqué serán tan tímidos?
Hay casetas para todos los gustos, algunas han sido pensadas especialmente para los jóvenes y para ello se ha imitado a las discotecas totalmente a obscuras… bueno, con muy poca luz; están las que ofrecen espectáculos de strip masculino, muy visitadas por las ellas y las que invitan a bailar tangos.
Hay casetas institucionales, comerciales, gremiales y hasta políticas. Están las que organizan certámenes de sevillanas, las que tienen música de onda toda la noche y en las que las orquestas se suceden variando los ritmos e incluso hay alguna que es de acceso restringido a socios de alguna peña.
¿Y les hablé del chocolate con churros antes del regreso?
Ya es domingo, acabamos de regresar de la Feria de la Noche. Son las seis y cuarto; a las once hay un homenaje a Los Colorados, que nada tienen que ver con el partido del presidente Batlle, tan tradicional en Uruguay, ya les comentaré de que se trata; ahora intento dormir unas pocas horas, porque después del acto pensamos recorrer la Feria del Mediodía. ¡Que ya habrá tiempo de descansar cuando comience septiembre!
¿Pensaba yo que podría dormir?, Petardos, golpes, bandas… miro el reloj y apenas marca las ocho, ¿serán de la mañana o ya de la tarde?... un cohete más cercano me hace sentar… el ruido es infernal…
Ya despierta… o dormida aún, no lo puedo saber, me doy cuenta de que se trata de la Diana Floreada conque todos los días se despierta a un barrio distinto. Hoy nos tocó a nosotros y no me queda otra que seguir la fiesta con buen humor, asomarme al balcón para disfrutar del paso de los cabezudos y gigantes que siguen a la banda y agradecer que solo sea un día por barrio, durante la feria, porque por más buen espectáculo que ofrezcan, yo hubiera preferido dormir.
¿Pero acaso hay tiempo para dormir en estos diez días? Los espectáculos se suceden, concursos, exposiciones, certámenes, conciertos, visitas guiadas, deportes, y las tradicionales corridas de toros.
La próxima semana les contaré sobre la Feria del Mediodía, algo más sobre la de la Noche, de las corridas de toros, el cierre de fiesta y la procesión en honor a la Virgen del Mar.
Graciela Vera
Almería, en el sur del norte a 27 septiembre 2003
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