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CIELO ESTRELLADO

CIELO ESTRELLADO

Cada vez que miro el cielo nocturno me estremezco ante la belleza que se presenta a mis ojos.

 La majestuosidad de la luna en cada una de sus fases ha inspirado versos magistrales de poetas geniales. Es hermosa,  sin embargo, a mi me ha atraído siempre, en forma especial, el misterioso lucir de las estrellas.

 ¿Qué puede ser más placentero y producir mayor relax que, tumbada de espaldas, lejos de la luz de las ciudades, mirar esa manta de puntitos tintineantes?

 Cuando vine a España me asombré de su cielo porque es diferente al que yo estaba acostumbrada a contemplar, y no solo porque son otras estrellas.

Yo encuentro en el cielo del hemisferio norte una profundidad mayor, como si la vista viera lo que no se ve, mucho más allá, pero en contrapartida disfruto de muchas menos estrellas que las que brillantes, guardaban mis recuerdos del cielo del Uruguay.

 Muchas noches en las que  busqué la Estrella Polar sin encontrarla, no hacía más que añorar la belleza incuestionable de la Cruz del Sur y deseé explicaciones, temiendo también que la única forma de aprender sobre astronomía fuera enfrascarme en pesados tratados sobre el tema.

 Hace poco, entre los cientos de libros que se dispersan y esconden en los sitios más insólitos de nuestra casa–que pretendemos sean de privilegio para ellos- , encontré  un tratado de “Astronomía Sencilla” escrito por Agustín Melero y firmado por él, en Almería, en el año 1979.

 Confieso que comencé a leerlo con cierta precaución. No era cosa de dejarme apabullar por terminología y frases incomprensibles para el común de los mortales (entre los que me cuento), sin embargo hubieron tres cosas que me alentaron a retirarlo del estante y dejarlo, como quién dice, a tiro de cañón.

Una: la dedicatoria especial y cariñosa a mi esposo y a “su transparente hombría de bien”, lo cual, puesto en boca (o pluma) del autor me dio pauta de que le conocía y quería como amigo.

Dos: El primer párrafo de Melero que parece dedicado a mi y a mis inquietudes: “Muchas personas al contemplar la noche estrellada, se sienten fascinadas por el gran espectáculo del Firmamento. Después de admirarlo, su espíritu se llena de inquietudes y desorientadas preguntas”.

Tres: la descripción que hace el escritor de Almería y que transcribo textualmente a continuación:

“Almería, poema del paisaje y del Sol”

“El golfo almeriense desde la Sierra de Gádor hasta Cabo de Gata estaba a nuestros pies.”

“La ciudad blanca y llana en el centro”

“El mar verde grosularía”

“Se percibían las más gráciles formas y los más ásperos contrastes.”

“En una atmósfera, pura y transparente”.

“Cerrando por la parte de tierra, la Sierra de Gádor con su agudo Pico Dos Hermanas, marca de pescadores desde el mar; La Sierra de Gata, final de cordillera, con su faro. Y al fondo la sierras árabes de Alhamilla y Filabres. La primera acusando las manchas de sus dentellados barrancos. La segunda, alta y segura. Blanca en el invierno, a veces. Siempre envuelta en su lejanía azul.”

“Aquí había todas las combinaciones de color que un corazón puede desear. ¡¡Y el sol!! Sería un milagro que hubiese un día que no tenga un poquito de Sol.”

“Se incendia el horizonte cuando agoniza por Sierra de Gádor
Y termina apagándose en medio de un campo de oro.
Y viene el cielo estrellado de la noche.
Y tiene una sugestión infinita.”

“¡Cómo entonces extrañarnos que se haya escogido los Filabres, para uno de los mayores observatorios del mundo!”

Creo que nadie puede pensar, como no lo pensé yo, que quién comienza un libro sobre astronomía con las letras embebidas de poesía como lo hizo Melero,  pueda llegar a ser un pelmazo. Y lo digo con todo el respeto que me merecen los científicos que queman sus pestañas escribiendo magníficos, pero incomprensibles, al menos para mí, tratados.

¡Cómo me hubiera gustado conocer personalmente a Agustín Melero y que hubiera sido él quién fuese señalándome las estrellas que forman El León, o a Perseo!, puedo afirmar que esa sí sería una clase magistral. ¡Lástima!

Pero desde que lo conozco a través de su libro me gusta pensar que es parte de esas estrellas que tanto admiró, entonces digo: ¡Salud, Agustín!, Enrique y yo disfrutamos de tu sapiencia. Gracias por ello.

Y también nos recreamos con la amenidad de sus enseñanzas en las que  supo unir ciencia y leyenda con extraordinaria fluidez.

Yo, al fin encontré la Estrella Polar formando parte de la Osa Menor, pero seguí insistiendo en que brilla más la Cruz del Sur, sin embargo, no profundicé en la comparación, no tuve tiempo porque, jugando a dibujar El Dragón se me presentó un extraño Hércules y enseguida intenté ver a Géminis.

Yo sigo las líneas imaginarias que me deberían hacer ver ciervos, canes, serpientes pero lo cierto es que me cuesta imaginar un águila en un triángulo con dos patitas. Sin embargo allí están las estrellas que forman cada constelación y no es cosa de ponerme a estas alturas a discutir sobre  nombres.

La lectura de “Astronomía Sencilla” me atrapó al extremo de que, si alguno de ustedes quiere saber un poquito más de ese enjambre de bichitos de luz que todas las noches nos guiñan los ojos desde el espacio, lo recomiendo, tendrán que buscarlo en viejas ediciones, pero sepan que en este libro encontrarán mucho más que un planisferio explicado.

¿Sabían que en la constelación de la Osa Mayor hay una estrella que se llama Mizar-Alcor, que significa “buena vista” y que servía como prueba visual de los guerreros árabes.

O que el planeta Urano tiene un radio de 24.850 kms. y un volumen aproximado a 64 veces el de la Tierra, de la cual su distancia es de 1.440 millones de kilómetros. Quizás sí, porque estos datos son comunes a  cualquier buen tratado de astronomía pero…

¿No creen que es más difícil encontrar su definición mitológica?, resulta ser que  Urano es el Cielo, el infinito, que se casó con la Tierra, llamada Gea, fundando la primera dinastía; la diosa Gea está originada por el espacio ilimitado ó Caos.

No, seguramente en pocos libros sobre astronomía hubiera encontrado la definición mitológica de planetas, constelaciones, estrellas. Eso sí,  datos como que Urano fue descubierto por el astrónomo Herschel creo que estará escrito en todos, pero el porqué a esta persona se la llamaba el Cristóbal Colón del espacio… ¿…?

Ya me escapé de mis estrellas. Y quizás nadie me está leyendo a estas alturas. Espero que si me han abandonado a mi, estén al menos enfrascados en la búsqueda del libro de Melero. Pero yo quería comunicar porqué después de leer “Astronomía Sencilla” quise y admiré  más aún, si es posible, el cielo austral y aprendí sobre él tanto como para ya no tener dudas sobre los porqué que me asaltaban.

Yo, que he vivido bajo la Constelación de Orión estoy totalmente de acuerdo con Melero cuando la describe como una de las más bellas: “para mi su belleza es inigualable”, escribió al tiempo que explica que su cinturón está  formado por estrellas de segunda y tercera magnitud entre las que se encuentra una de las veintitrés más brillantes del universo. Una estrella de un precioso color azul, cuya luz demoró novecientos años en dejarse ver desde nuestro planeta.

¿Y sobre las Tres Marías?, “fascinante e insólita belleza” -dice Melero-.
 
Ahora comprendo porqué junto con la Cruz del Sur las he echado tanto de menos. Bueno, ahora sé que de las cuatro estrellas que forman este último grupo se pueden admirar, una de primera y otra de segunda magnitud, y he podido ubicarlo en los cielos de papel que dibujó Melero, justito entre las patas de El Centauro.
 
Creo que algún día, cuando vuelva a visitar el cielo del Uruguay voy a llevar este libro para buscar y admirar a Rigil Kent, la estrella más cercana a la tierra que, ahora sé,  está ubicada en el arco que forma el cuello de El Escorpión. Y me voy a deleitar con esa estrella que muchas veces, recuerdo, me asombró por su fulgor y que ahora he aprendido que se llama Sirio, y que es la más brillante del cielo.

Pero respecto a Sirio, Melero me contó en su libro sobre su salida heliaca, o sea a menos de una hora de la salida del Sol, que es el momento en que da principio el año egipcio y comienza la inundación del Nilo y, me dijo también (y perdonen que me haya apropiado de sus clases personalizándolas así), que en la Gran Pirámide se construyó un conducto por el que en ese momento y en determinada ubicación del firmamento, la luz de la estrella pasa y brilla sobre la cabeza del Faraón.

Yo solo quería decir que después de haber leído el libro, haberme asombrado y deleitado con el estudioso y el poeta, quise darle las gracias en una forma en la que, seguramente, donde esté, lo sabrá comprender: con un poema en el que pretendí captar la genialidad de su pluma y que no supe titular de otra manera que ASTRONOMIA SENCILLA.

 Graciela Vera

En Almería, el sur del norte a 4 noviembre 2002
(a dos años exactos de haber llegado a este cielo)

          ASTRONOMIA SENCILLA
                A Agustín Melero que me enseñó          
                     a contemplar y a amar el cielo
 

Con la tenacidad del observador
que con sus gemelos de teatro
pretende integrarse al libreto,
buscabas en la majestuosidad del tiempo
la grandeza del cosmos.

Como muestra de eterna poesía
que arrastra implacable
las profundas excitaciones
de dos cuerpos que chocan,
explosionan, se desintegran
en el abandono prematuro,
abriéndose a la ilusión
en una emisión de llamaradas,
captabas con fruición
la belleza del momento,
alimento de tu fantasía
obediente al rigor de la ciencia,

Tus amenas enseñanzas despiertan
la soledad de mis aficiones.
Contemplo un paisaje a la luz del sol,
el mundo se hace bello
por tus sapientes ojos ya ausentes,
asombrados ante las mas hermosas
de las constelaciones.

Son remolinos electrizados,
profundas excitaciones
ante los enjambres de pequeños cuerpos
que giran, saltan y ríen,
emergen de la nada,
domeñando la entropía que los generara,
ofreciendo las respuestas
a inquietantes y desorientadas preguntas.
Belleza de un firmamento estrellado
al que requiebras asombrado:
“¡Afortunados quienes al mirar al cielo
descubren a Dios!”


              Graciela Vera
                

5 comentarios

Graciela -

Hace muchísimo que no entro aquí... me gustaría esa copia. gracias

Juan Jose Montaño Melero -

Hola Graciela,
Tengo un excelente libro escrito por mi abuelo que se titula "Montañismo Almeriense" y relata sus viajes de alpinismo en los alrededores de Almeria. Excelente para cualquier persona que tiene a Almeria y a Agustin Melero en su corazon. Si no lo has leido podria ver la forma de sacarte una copia y mandartela. Un abrazo.

La autora de este escrito -

Para mi es un enorme honor que dos nietos de Agustín Melero hayan leído mi modesto escrito y hayan dejado plasmado aquí su enorme amor por su abuelo.
Me gustaría conocerlos, quizás algún día, por esta Almería que yo hace pocos años recorro pero que él paseó y quiso toda la vida.
Gracias chicos, Graciela Vera

Miluca Melero -

Agustin Melero tambien es mi abuelo. Ademas de ser un hombre de gran inteligencia, lo que caracterizaba era su gran corazón, su nobleza, su inocencia y sus inagotables ganas de aprender. No solo conocia el cielo como nadie,si no que tambien fue un gran matemático, un gran ajedrecista y un gran atleta. Un ejemplo en las vidas de todos los que tuvimos la suerte de tenerlo cerca. Siempre estas en nuestros corazones. Un beso, querido Papatin.

Juan Jose Montaño Melero -

Agustin Melero, es mi abuelo. Es una de las personas mas fascinantes que he conocido. Nadie me ha contado mejores anectodas que el, siempre tenía una platica inteligente y facil de entender. Aun cuando yo tenia 7 años me platicaba de matematicas, las estrellas, el alpinismo el mar etc y yo comprendia lo que decia con facilidad. Encontre esta pagina al hacer una busqueda de el en google. Estoy muy orgulloso de mi abuelo.