EL FERVOR, LAS LÁGRIMAS Y LAS TAPAS DE NICOLÁS
ALAMARES: Nombre dado a los cordones, galones, y flecos de oro, plata estambre o algodón, cosidos en la caída del palio.
ALPARGATA: 1 Calzado de cáñamo, en forma de sandalia que se asegura con cintas a la garganta del pie. 2.- Calzado sencillo de lona. Lo utilizan los costaleros.
CABILDO: 1.- Junta de hermanos de ciertas cofradías, aunque sean legos. 2.- Capitulo que celebran ciertas religiones para elegir sus prelados y tratar de su gobierno.
CAMARERA: En las cofradías o hermandades religiosas, mujer que tiene a su cargo cuidar o vestir a una imagen.
CANDELERIA: Conjunto de velas o luces que lleva el paso de imagen.
CAPATAZ: Persona que guía un Paso por delante, que sirve de ojos de los Costaleros.
CAPIROTE: Cucurucho de cartón, cubierto de tela blanca o de otros colores que se colocan en la cabeza los Cofrades en las procesiones de cuaresma.
CARRERA OFICIAL: sitio por el que todas las procesiones deben desfilar. Donde se encuentran sillas y asientos que se alquilan al público.
CELOSÍA: Enrejado de listoncillos de madera o de hierro, que se pone en los pasos, para adornar y para que los costaleros respiren.
CHICOTÁ: Recibe este nombre a las largas caminatas sin pausa que dan los Costaleros.
CÍNGULO: Cordón o cinta de seda o lino, con una borla a cada extremo que sirve para ceñirse el penitente, el habito.
COFRADE: 1.Compañero, camarada, amigote. 2. Perteneciente a una cofradía o hermandad.
COFRADÍA: Congregación ó hermandad que forman algunos devotos con autorización competente para ejercitarse en obras de piedad.(Rendir culto a un santo, a la Virgen, etc) ó prestar determinados servicios relacionados con culto.
COSTALERO/A: Persona que lleva sobre sus hombros o bien a costal, recayendo en este caso el peso sobre sus cervicales, los pasos de las procesiones de Semana Santa.
CRESTERÍA: Adorno de labores caladas que adorna los pasos.
DERECHA ADELANTE: Voz de orden que da el capataz al costalero que va en la pata de paso en el lado derecho para girar o echarse hacia ese lado.
ESTACIÓN: Visita que se hace por devoción a las iglesias o altares, deteniéndose allí algún tiempo a orar delante del Santísimo Sacramento, principalmente en los días del Jueves y Viernes Santo.
FERVOR: Celo ardiente y afectuoso hacia las cosas de piedad y religión.
GUARDABRISAS: Fanal de cristal abierto por arriba y por debajo, dentro del cual se colocan las velas para que no se corran o apaguen con el aire.
HABITO: Vestido usado para mortificación del cuerpo, o como señal de humildad o devoción.
HERMANDAD: 1. Amistad íntima; unión de voluntades, cofradía.
IZQUIERDA ATRÁS: Voz de orden que se da al costalero por el capataz para girar o echarse a ese lado.
LLAMADOR: Aldaba de plata u otro metal, o madera decorativos que se coloca en los pasos para llamar a los costaleros.
MANTILLA: Prenda de seda, lana u otro tejido, con guarnición de tul o encaje o sin ella, que usan las mujeres para cubrirse la cabeza y que a veces cae sobre los hombros y parte de la espalda.
MAYORDOMO: Persona encargada en mandar cada sección de la hermandad en su desfile de penitencia.
MENOS PASOS: Orden de mando que reciben los costaleros que significa que estos acorten el paso.
NAZARENO: 1.- Imagen de Jesucristo vistiendo un ropón morado. 2.- Penitente que en las procesiones de Semana Santa va vestido con túnica, por lo común morada.
PALIO: Especie de dosel colocado sobre cuatro o más varas largas, que sirve en las procesiones para que el sacerdote que lleva en sus manos el Santísimo Sacramento, o una imagen, vaya cubierto de las injurias del tiempo y de otros accidentes.
PASO: 1.- Cualquiera de los sucesos más notables de la pasión de Jesucristo. 2.- Imagen o grupo de imágenes que representan un suceso de la pasión de Cristo, y se saca en procesión por la Semana Santa.
PENITENTE: Persona que en las procesiones o rogativas públicas va vestida de túnica en señal de penitencia.
PROCESIÓN: Acto de ir ordenadamente de un lugar a otro muchas personas con algún fin público y solemne, por lo común religioso.
SAETA: Copla de cante flamenco, de motivo religioso, que una persona canta en determinadas solemnidades especialmente en las procesiones de Semana Santa.
SAYA: 1.- Falda, refajo, enagua. 2.- Vestidura talar antigua, especie de túnica, que usaban los hombres.
SEMANA SANTA: La semana grande, mayor o santa es la ultima de la cuaresma, desde el Domingo de Ramos hasta el de Resurrección. Es la semana en la que se revive la vida y muerte de Jesucristo.
TRONO: Lugar o sitio en que se coloca la efigie o santo cuando se le quiere orar con culto más solemne.
ENTRE LA FE Y LAS LÁGRIMAS
Hasta el miércoles, miles de turistas debieron conformarse con ver la famosa Semana Santa Andaluza en guías y libros. Las sillas vacías enmarcando calles anegadas eran los únicos testigos de que algo diferente podía haber sucedido en estos días de abril del 2003.
¡Y vaya si sucedieron cosas!. Pero lamentablemente desde el Domingo de Ramos al Miércoles Santo la mayoría de lo que aconteció, al menos en directa referencia a la Semana, estuvo enmarcado por lágrimas, impotencia y desazón.
Habitualmente el clima, y no el que nos jugó tan mala pasada en esta ocasión, sino el del ambiente general, es una magnífica mezcla de fe, penitencia, sonidos y colores y hasta el Domingo de Gloria las calles de ciudades, pueblos y villas, a lo largo y ancho de Andalucía, viven su particular Semana Mayor.
Diferente a la del resto del mundo. Diferente a la de otras comunidades españolas, diferentes, incluso de un sitio a otro dentro de la misma comunidad.
No pretendo historiar ni traer a colación detalles minuciosos que incluso aún escapan a mis neófitos y asombrados ojos; intentaré trasmitir las vivencias de esto tan especial que se siente aquí, tal cual yo las he captado.
Preguntarse qué es para los andaluces la Semana Santa es un interrogante que no tendría respuesta sin unirla a una forma de vida que no es de ahora; que ya diferenciaba al sur del resto, desde siglos pasados cuando España era aún una sucesión de reinos y ducados.
¿Espectáculo?, no podemos creer que para el joven que camina, algunas veces descalzo, seis, siete, doce horas ininterrumpidamente cargando el Trono sobre sus hombros; para las chicas portadoras que salieron a las cuatro de la tarde desde su barrio, al que regresarán pasada la media noche y que, aún antes de llegar a la mitad del recorrido llevan en su rostro reflejado un cansancio del que no harán caso ni será excusa para abandonar sus puestos, pueda esto considerarse un espectáculo.
¿Fé?, posiblemente, pero es esa Fe o Fervor tan especial que practican los andaluces que hay que estar inmerso en su mentalidad para comprenderlo. Una Fe que los lleva a vestir las túnicas de su congregación, cubrir los rostros con el capirote que solo deja al descubierto los ojos, cargar cruces y dejar de lado muchas cosas particulares para dedicarse de lleno a organizar, trabajar, ensayar, ordenar y participar.
Una Fe que no los inhibe de piropear, en una insolente inocencia, las imágenes de la Virgen cuando salen de sus habitáculos o de hacer de toda fiesta cristiana una gran fiesta popular donde lo religioso y lo pagano se incrustan en esa idiosincrasia tan propia de un pueblo que tiene su pasado profundamente enraizado en el morisco que, al marcar diferencias religiosas no hace más que profundizar sus raíces.
Un Fervor que no llega a los espavientos de las crucifixiones ni los azotes en público y que deja la Semana Santa de Andalucía enmarcada en un bellísimo cuadro pintado con cien pinceles en cien lienzos diferentes.
Cada desfile procesional se transforma en una ceremonia cuya fastuosidad da lugar al asombro. Las largas túnica de los penitentes, el esfuerzo de costaleros y portadores, el olor del incienso alargándose en las calles y, en cada pueblo una Semana particular, tan suya que no podemos, por más que lo intentamos, unificar el espectáculo.
A los turistas les gusta, la buscan, la disfrutan, pero no siempre la entienden. Yo diría que pocas veces la entienden. Es que los andaluces no hacen su Semana Santa como una teatralización de penitencias, por el contrario, la viven, la sienten en cada hora previa a la salida de cada congregación, en los meses de preparación, en la organización y respeto a las jerarquías.
Pero la Semana Santa, que es de turismo para amplios sectores de la economía ha sido este año una semana de lágrimas.
Y no han sido lágrimas de religiosa emoción como son las habituales ante el paso de la Virgen, de su Hijo y el misterio de la Pasión; ni de asombrada emoción como las que se vierten ante la belleza y realismo de las obras de arte que representan a una mujer y un hombre sufrientes; ni siquiera de calculada emoción por el valor de las imágenes que tienen en algunos casos dos y tres siglos de historia.
Esta vez las lágrimas fueron de impotencia.
Lágrimas de dolor, pero no de dolor religioso sinó de ese dolor mezcla de bronca y resignación ante lo inevitable: el capricho del tiempo.
En ciudades y pueblos de Andalucía, entre el domingo y el martes, fueron muy pocas las Hermandades que pudieron salir a la calle y cumplir las Estaciones de Penitencia programadas. La lluvia obligó a que algunas procesiones retornaran sobre sus pasos a pocos metros de iniciadas, otras simplemente quedaron dentro de las iglesias.
Y fueron muchas esas lágrimas porque fueron muchas las procesiones suspendidas este año y no pocos los penitentes que frustrada su ilusión debieron recurrir a las infusiones de tila para soportar el trance. Los rostros descompuestos dejaban visibles los sentimientos, no había motivos para ocultar las lágrimas que, públicamente mostraban su desazón. En Sevilla la Congregación de La Fe fue la primera hermandad que este año recién el miércoles pudo procesionar sin alterar el horario previsto.
Pero no toda Andalucía vivió igual el inicio de la Semana Santa. En el Levante, en Almería, ninguna de sus Hermandades quedó sin salir. La ciudad ‘donde el sol pasa el invierno’ generalmente sabe muy poco de lluvias y chubascos y esta particularidad estuvo presente también en esta oportunidad.
Pero hay también otras lágrimas presentes esta semana. Son lágrimas que no terminan de caer, que han quedado prendidas en las mejillas de los rostros de las distintas figuras de la Virgen. Parecen lágrimas reales, asombra la maestría conque aquí ha sido tallado el dolor.
DE LA COSTUMBRE DE TAPEAR
El maitre de un conocido restaurante de Sevilla hacía notar que para el sector de la gastronomía, la semana había sido por demás fructífera. No es común tal movimiento de comensales porque con buen tiempo los turistas y feligreses se dedican a seguir los recorridos y visitar las iglesias a la que llegan las Hermandades, y para no perderse nada suelen comer su ración, muchas veces al paso.
Por supuesto que no siempre llueve igual para todos y lo que para algunos fue motivo de desazón para otros fue un bien recibido beneficio económico. Y como en las largas jornadas se hace necesario reponer fuerzas, restaurantes y bares se vieron atiborrados de parroquianos que, refugiándose de las inclemencias del tiempo, dieron rienda suelta a otra de los atractivos de la región: su gastronomía y sus tapas.
Lo pueden también decir los bares de Almería, que ya dijimos, fue la única ciudad andaluza donde no llovió y no fue necesario suspender ninguno de los Pasos programados. Los bares, como todos los años, entre procesión y procesión se ven abarrotados de parroquianos y las tapas parecen saltar desde las planchas convertidas en sabrosísimas gambas, chipirones o sardinas.
En los locales y terrazas no hay mesas libres y la barra está repleta. Es que por más religiosa que sea la fiesta, el espíritu andaluz no evita la confraternización y el momento de algarabía. Algunos de los parroquianos han recorrido extensos trayectos acompañando las Hernandades y necesitan reponer fuerzas. Otros son forasteros que vinieron a ver los desfiles y no quieren volver a sus localidades de origen si probar las tapas de la localidad donde se encuentran y los otros son los habitués de siempre que, ya conocedores no leen la carta y directamente piden una de aguja, una tortilla de patatas o alguien olvida la Cuaresma y se deleita con una tapa de orejas de cerdo, jamón o una ‘fritá’ de sangre.
LA ESPECTACULARIDAD
Por allá viene ‘La Macarena’, parece traer un paso suave, meciéndose bajo el palio bordado. ¡Bonita! ¡Bonita! ¡Bonita!
En Almería, en Málaga, en Cádiz, en Sevilla, en Córdoba, en cada rincón de Andalucía salen a la calle las imágenes de la Virgen, de increíble belleza ¿Cuántas Macarenas fueron llevadas este año entre una candelería de oro y plata?
Las Camareras han vestido con sus mejores galas las imágenes, las perfumaron y ahora las siguen, con grandes peinetones y mantillas, vestidas de negro, elegantes con sus cruces colgando al cuello, su clavel al pelo y sus zapatos de tacones con los que caminan horas, kilómetros. Las mujeres sabemos que esto también es un sacrificio.
El olor al incienso, los niños pequeños que acompañan llevando botellas de agua para los costaleros y la voz de los capataces: ’a’lante… de frente… va bien... un poquito más… izquierda… atrás… ahora derecha… vamo de frente…’
La salida desde muchos templos es la primera prueba, el primer escollo que deben vencer los costaleros. Algunos portales son tan bajos y estrechos que éstos, en un esfuerzo imposible de describir deben sacar los Tronos agachados… ‘izquierda…adelante… de frente…”; en otros casos hay escalones y en la ceguera producto de su posición bajo el palio dificultan su labor ’menos pasos… p’adelante… despacito… así, así…’
La tarea del capataz no es fácil. Debe cuidar que cada paso de cada uno de los hombres que están bajo sus órdenes, sea exacto, preciso, guiado para doblar esquinas, pasar por calles tan estrechas que no dejan espacio a los lados, bajar cuestas o subirlas. Un tropiezo puede provocar una catástrofe. Bajar o levantar el trono es una prueba de coraje, el capataz lo sabe y alienta a los hombres. Como espectáculo es esperado y aplaudido por el público. Suena el golpe seco del llamador… ‘Vamo a hacer una levantá en la que nos vamos hacia el cielo… vamos… todos prontos… ahí valientes…’
Los tambores atronan. La música que toca la banda generalmente está en el contexto de las marchas fúnebres o música sacra pero siempre, sobresaliendo, está el golpe de los tambores que son los que marcan el paso de los cofrades.
Los pasos de portadores o costaleros siguen ritmos precisos. En un momento las imágenes se hamacan, toman impulso y parecen retroceder y avanzar, al siguiente el mismo movimiento impuesto a los tronos hacen que el movimiento de los vestidos simule perfectamente el de una persona caminando.
Pero no todas las procesiones están inmersas en el sonido de los tambores. En las del Silencio, nombre que se repite en muchas partes, el sonido de los pies de los costaleros arrastrando contra el suelo es lo único que se oye y parece elevarse más fuerte a cada paso. En la actualidad la mayoría de los cofrades cambió las alpargatas por las zapatillas deportivas pero el chirriar es el mismo, los pies asomando debajo de los faldones del Trono son de por sí otro espectáculo.
Como un espectáculo es el paso por las calles de Málaga de una Dolorosa de dulce y sereno rostro, con su manto de nueve metros de largo por cinco de ancho, exquisitamente bordado en oro que doscientos cuarenta portadores con paso marinero ‘hacen caminar’ con suave cadencia.
Como espectacular es la escenificación de La Pasión de Cristo que realizan 130 vecinos de Carratraca. Grandes y chicos, todos se identifican con los personajes y cumplen su papel como expertos actores y en la vieja plaza de toros surge una Palestina de hace 1967 años.
UN MUSEO QUE PASEA SUS TESOROS POR LAS CALLES
Y para los creyentes la fe hace que surjan otras lágrimas, las que son mezcla de emoción y fervor religioso, las que vierten los católicos, insignificantes ante el misterio de la Muerte y Resurrección y que sienten la grandeza que emana de ese, su patrimonio.
Un inmenso museo que entre alamares y guardabrisas saca a pasear sus tesoros.
Y esto tan complicado y tan sencillo a la vez, es Andalucía durante la Semana Santa.
Los artistas, maestros imagineros nos han regalado obras fastuosas, rostros tan naturales, tan ‘humanos’ que dejamos de pensar en ellos como un grupo escultórico inanimado para recrear escenas que escapan de los libros de historia cristiana. Algunas imágenes son nuevas, de dos, tres, diez, veinte años… pero otras llevan cientos de años en su haber y en lugares como Granada este año la lluvia impidió la salida de una escultura de 1718.
Mejor suerte hubo con el Cristo de la Sangre, de Málaga, imagen de 1513 que fue portado en andas por 120 Hermanos o el paso de 1740 que lleva a Nuestro Padre Jesús Nazareno en Huercal Overa.
No podemos destacar sobre otro, ni un trono ni una imagen. La belleza es un común. Los primeros, en maderas nobles o metálicos cubiertos de oro y plata, compiten en el tallado y las imágenes del más puro barroco. Así hemos admirado la belleza del que lleva a Nuestra Sra. de la Amargura, también en Huercal Overa, una Virgen de rostro casi infantil y facciones serenas tallada en 1967, o el trono barroco tallado en roble del Padre Jesús de la Salud y la Pasión de Almería que es de tal belleza y perfección que invita a la contemplación. Y podríamos seguir enumerando uno tras otro, y no mentiríamos al decir que cada uno es el más bonito.
Y el museo sigue abierto toda la semana y los tres días que el tiempo lo obligó a encerrar sus tesoros seguramente serán resarcidos el año próximo.
En Ayamonte la Congregación de Jesús de la Pasión fue la única que pudo realizar una estación de penitencia completa el Domingo de Ramos. Por todo esto los turistas ya están programando el viaje del 2004, porque siempre ha sido imposible ver la Semana Santa andaluza en solo siete días.
Las procesiones se suceden. Andalucía se viste de fiesta y de dolor. Mezcla cantos y rezos. Llora y ríe como siempre lo ha hecho, porque Andalucía es esta mezcla de religioso y profano, de grandeza y humildad, de exhuberancia y mendicidad.
En más de una ocasión estas obras de arte han debido ser cubiertas por plásticos para tratar de salvaguardarlas pero no es garantía de seguridad para ese riquísimo patrimonio y entonces es cuando vuelven a aparecer las lágrimas, cuando el Cabildo decide no salir y cuesta a los cofrades, especialmente a los más jóvenes, no realizar las estaciones y vemos a los penitentes consolarse unos a otros y a los costaleros que se niegan a volver a sus casas sin realizar el sacrificio.
SIEMPRE EL FERVOR
Desde hace algunos años han comenzado a trabajar en algunas ciudades, clínicas especializadas para atender a costaleros y portadores. El esfuerzo es tal que, a pesar de los meses de práctica previa, de los protectores para el cuello y los hombros y de las fajas de dos metros de largo con los que se envuelven a la altura de los riñones, los efectos pueden, y son, en muchos casos, nefastos. ‘Mucho corazón lo que hay aquí adentro’, dijo un costalero en el segundo en que bajaba la tela que los aislaba del resto del mundo y razón no le faltaba.
Los médicos y masajistas tienen una clientela que los visita antes y después de procesionar. Antes para prepararse, prevenir quitándose de encima algún dolor muscular que puede impedir cargar el peso que destinan a sus espaldas, después para dar solución a algunas complicaciones que pueden surgir por mala postura, por haber cargado el peso sin una protección adecuada, o simplemente porque no es fácil llevar sobre sí una tonelada. Por esta razón la preparación de los costaleros requiere varios meses de ensayos.
Los pies descalzos sufren los rigores de asfalto y piedras, los penitentes caminando totalmente cubiertos, respirando su propio aliento, en general todos están sometidos a un gran esfuerzo que solo el fervor religioso hace llevadero.
En Córdoba el martes procesionó La Hermandad de la Agonía. Sale de un barrio, casi en el campo. Ocho kilómetros y medio para llegar a la Carrera Oficial luego de atravesar tres polígonos industriales y varios barrios de la ciudad portando un trono de una tonelada de peso durante doce horas de recorrido.
Los costaleros de la Hermandad del Cristo de los Gitanos de Granada deben sacar a gatas las imágenes porque la puerta es demasiado pequeña. En cuclillas o de rodillas el trabajo que realizan es extenuante. Varios penitentes de la hermandad del Gran Poder Negro, avanzaban descalzos, con gruesas cadenas a los tobillos.
SOBRE MUJERES Y PRESOS
Por los corredores de la cárcel de Picassent el Cristo de la Buena Muerte fue llevado a hombros por los mismos reclusos. Los penitentes que entraron a la cárcel compartieron con los presos la emoción de una reclusa cantando una emotiva saeta tras los barrotes.
No tienen libertad pero ninguno de ellos quedó sin asomarse a las rejas de sus celdas para ver el paso del Cristo y seguro que los que ayudaron a transportarlo deben haber sentido algo muy especial y que desde el lado de afuera no siempre se comprende. Y en Málaga ‘Jesús el rico’ liberó, como es tradición un preso. Este año el amnistiado es un agricultor que cumplía una pena de tres años por agresión.
Y también en Málaga, en la Hermandad del Cristo de la Buena Muerte una cofrade, integrante de toda la vida de la hermandad, y nunca más exacta la afirmación ya que su padre la anotó al nacer, pidió portar en forma oficial el trono. Se sabía que en secreto alguna mujer lo había hecho pero nunca en forma pública
Esta solicitud desconcertó un poco a una cofradía algo tradicionalista donde siempre fueron hombres quienes se consideraron con derecho a portar la sagrada imagen. Adela Utrera, abogada, pensó que era momento de cambiar algunas tradiciones pero 150 hermanos alegaron ‘razones de moralidad’ y el caso se llevó, pocas horas antes de la salida, a votación secreta. Adela por 268 votos a favor y 161 en contra pudo cumplir su sueño y posiblemente haya sentado precedente para que se inicie una nueva era en la que en Málaga los tronos portados solo por hombres pasen a la historia.
En otras localidades el camino ya está abierto. Mujeres muy jóvenes de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Paciencia portaban el trono principal abriendo la procesión de su cofradía en Almería. Un trayecto extenso de casi ocho horas de duración que evidencia que las mujeres pueden y de hecho lo hacen, levantar las imágenes al cielo.
LAS TAPAS DIFERENTES DE LO DE NICOLÁS
Acababa de procesionar por la calle Altamira la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y la Paciencia cuando decidimos que esa noche nos apetecía un sabor diferente y cuando se quiere innovar nada mejor que ir a casa de Nicolás.
El Mesón es un sitio más bien pequeño pero con una calidez que realmente obliga a volver. A mi entender, la afabilidad de Nicolás y ese tono familiar a mis oídos de José, un marplatense, joven y con ganas de abrirse un camino, como muchos otros argentinos que han llegado a España, a más de la seria especialidad de Juan en la plancha, ya son de por sí motivo más que suficiente para que no nos desesperáramos cuando llegamos y vimos que no había lugar ni para acercarse a la barra.
Pero ellos conocen nuestros gustos… normales, o sea con mucha pimienta para mi, un poquito más suaves para Enrique y las tapas a elección del dueño del local que siempre acierta, como con los nombres tan particulares que les ha puesto a sus creaciones culinarias o, mejor dicho, a los sabores tan especiales con que ha enriquecido el listado de tapas almerienses.
‘Visitante’, ‘Efecto 2000’, ‘Eurotapa’, son algunos de los curiosos nombres de estas creaciones. Como el de ‘Pantera Rosa’ que según la carta es carne de Pantera Rosa con tomate, algo de lo que nos fiamos porque el ‘Derecho a Discrepar’ no es otra cosa que carne de Búfalo en Adobo Picante con Mayonesa, la ‘Tormenta del Desierto’ carne adobada con pólvora del Golfo Pérsico y tomate; el ‘Tornado’ se compone de un huevo de Macael con polvos de mármol, picante y pan tostado y el ‘México 86’ es un lomo al ron con tequila, pimienta y tomate y seguiríamos así…
Las tapas de Nicolás son famosas porque a un huevo de gallina alegre con salsa Catalina le ha llamado ‘La Peseta’; ‘Un Conde Lequio’ es una longaniza de Bayárcal con salsa de tomate picante; vean que todo es picante aquí, hasta el ‘Viagra 98’ que se compone de lomo afrodisíaco con salsa picante o el ‘Padre Apeles’ que no es otra cosa que lomo de Bolonia en salsa americana con mayonesa y pimienta y si queremos algo más suave pedimos un ‘Gran Hermano’: una empanadilla a la plancha con atún y lechuga o una ‘olla gitana’
Y así seguiríamos pero yo pienso que a las tapas de Nicolás hay que probarlas porque si no, al pedir en El Mesón una ‘Muerte Súbita’ alguien podría no captar que lo que queremos es saborear un chorizo de Padules con Picante de Secano.
DE BANDAS, SAETAS Y MAS FERVOR
Y después de tanto llanto el sol volvió a reinar en los cielos y las procesiones a llenar de sonidos las calles. El miércoles fueron muy pocas las que sufrieron los efectos del tiempo y ya jueves y viernes todos los programas se han cumplido sin inconveniente.
Las saetas fueron protagonistas en todos los pueblos. Siempre me ha sorprendido y emocionado ese canto que parece escapar del alma misma del intérprete. Un canto tan propio que es como si él o la cantora estuviera cantando solo para sí mismo.
Las saetas son una mezcla de profundo sentimiento religioso en una expresión inconfundible de dolor.
Para muchos otro espectáculo en esta semana tan especial. Como también puede ser considerado el paso de las bandas. Con cada procesión, salvo las del silencio, desfilan en perfecta formación una o dos bandas. Todas tienen un encanto muy particular pero hay algunas que por razones especiales destacan como la banda de la Brigada Alfonso XIII de La Legión, que en Cuevas de Almanzora con su paso marcial, el juego de presentación de armas, y sus uniformes que tienen aquello de místico de la vieja Legión Extranjera que de chicos solíamos ver en el cine de aventuras dio un color distinto a las estaciones de penitencia pero este año La Legión estuvo también en Málaga acompañando la Semana Santa y después de muchos años participó del recorrido su mascota oficial: la famosa cabra de los legionarios.
Y las procesiones siguen saliendo en todas las villas, como la que en la tarde del Viernes Santo por las calles de la Villa de la Alcantarilla procesionan seis Cofradías llevando nueve Pasos. Dos de éstos portados por mujeres.
Abren la procesión cofrades escenificando soldados romanos que marcialmente pasan llevando una muestra de color a la que a continuación será una procesión de luto: Jesús acaba de morir.
El primer Trono lleva una escenificación de las Hijas de Jerusalén, pesa mil trescientos kilos y es portado por 75 mujeres. A continuación llega ‘El Calvario? con 1800 kilos de peso, llevado por 90 hombres, ‘El descendimiento también es portado por hombres, 65 que cargan los mil setecientos kilos de peso y tras éste ‘La Santísima Virgen María de las Angustias’ deja descansar sus novecientos kilos de peso sobre 65 hermanas portadoras. Y así hasta completar los nueve grupos escultóricos.
Falta aún la alegría del anuncio de la Resurrección, los penitentes siguen mirando hacia el cielo y rogando por un soleado Domingo de Pascua y nosotros lamentamos que ese día Nicolás descanse.
Graciela Vera
Almería, en el sur del norte, Abril 19 de 2001
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